Mors

40 10 2
                                    

Desde ese punto de vista, podía alcanzar a ver el mar tapado mayormente por altos edificios. En esos momentos podría haber pensado "contaminación visual", pero ni siquiera estaba pensando, ni viendo realmente.

Estaba sentado, sin mirar y sin pensar, solamente sentado mientras sentía cómo el tiempo no se detenía a esperar a que saliera de su lapso. Realmente no lo iba a hacer.

Entraba mucha luz, no lo sabía por verla entrar por su ventana, lo sabía porque sus ojos dolían y escocían... ¿el parpadeo no era involuntario? ¿el parpadeo no evita que se sequen los ojos y escuezan?

Oh... Todo había sido oscuro durante un fugaz segundo... Otra vez... Sí, sí parpadeaba..

Entonces, ¿por qué sentía que sus ojos escocían? ¿por qué lloraba si había estado parpadeando?

Una, dos, tres, cuatro... Dios, las lágrimas sólo caían una detrás de otra, empapando sus mejillas frías por el viento que se colaba... ¿por qué entraba viento?
Sin saberlo se había levantado y se había acercado a la ventana, había mirado a través de ella, la había abierto y había sacado la cabeza por el hueco.

Invierno.

Ayer, a duras penas, las calles se empezaban a llenar de tonos marrones, rojos, amarillos y naranjas; ayer, a duras penas, había tachado el día del calendario por última vez; ayer, a duras penas, había empezado a vivir sólo; al igual que ayer, que a duras penas, había llegado sólo a clases por primera vez...¿No era ayer que había aprendido a escribir?¿No era ayer que había tenido sueños? Entonces, ¿por qué era invierno? ¿por qué iba a acabar su primer año en aquel departamento?

No lo sabía, y tampoco lo quería saber porqué, ¿qué le importaba a él? No le tendría que importar, él no debía estar ahí, todo a su alrededor se había encargado de recordárselo a cada instante, a cada escasa oportunidad que veían, a cada mínimo error que cometía.

Todos esos "por qué" tenían respuesta, pero él no lo había entendido y la respuesta no esperaría a que lo entendiera.
Porque sí, porque el tiempo no espera, porque el tiempo no para, porque el tiempo sigue corriendo mientras tu caminas, y si no sabes aprovecharlo, todo acabará siendo una tarde de invierno, en la que lloras sin saber el por qué, sabiendo que no es culpa del tiempo, sino tuya por no sacarle provecho, por no haberlo escurrido hasta la última gota, hasta el último segundo.

***

Era un espacio abierto, oscuro y frío. Un espacio vulnerable, pero tenía la certeza de que él era el único que ocupaba aquel lugar.

No sentía el suelo, pero tampoco se sentía flotar. Se encontraba mal, la cabeza le daba vueltas, no veía cómo el mundo giraba porque lo único que lograba atisbar era oscuridad, negrura. Estaba solo, mareado, pero alejado de todo y de todos.

No sentía miedo, sabía que aquel lugar nuevo y vacío era él. Le desagradaba la idea de que todo lo que hubiera dentro de su persona fuera negro y frío. Sabía que hacía tiempo que todo su interior había oscurecido. Se había roto. Algo en él no funcionaba bien. Algo fallaba. Había un error. Él sabía cuál era el error. Su persona, su existencia era el error. Sabía que si pudiera retroceder el tiempo le habría pedido a su madre que no lo concibiera, que se ahorrara todo aquel dolor. Pero no tenía esa capacidad. No podía retroceder. Eso también lo sabía desde hacía mucho tiempo. Sólo había decidido vivir así, en la oscuridad, estaba bien. Creía que si se apartaba de la existencia podría evitarle dolor a los que le rodeaban.

Así que aquella mañana, aquel domingo, salió de paseo.

Le dijo a su madre que la quería y que se iba a dar una vuelta, cuando ella le preguntó a qué hora volvería, sus ojos se nublaron "no lo sé mamá" dijo. El camino se lo sabía de memoria. No le hacía falta pensar a dónde se dirigía.

Mors [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora