«Especial 84k • Tercera parte»

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"No puedo hacer nada aparte de amarte"
–Run

✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶

Al final del día, no importaba lo difícil que fuera recuperar aquel abrigo y aquella cajita, porqué lo que contenía era más valioso que miles de diamantes. Jungkook había pasado mucho tiempo buscando aquel detalle que expresará lo mucho que quería a su TaeTae.

Sí, muchos podían pensar que él no era lo suficientemente romántico, pues su atuendo oscuro, su esquiva actitud con los recién conocidos y en especial, su mal carácter, daban la impresión de qué Jungkook era un muchacho bastante problemático.

Pero... en realidad, él ya no presentaba aquella actitud. Tae lo había cambiado, sus besos bruscos habían superado el sabor dulce de las piruletas y el veneno disfrazado de paz que contenían los cigarrillos.

Es por eso que estaba oculto con sus amigos mientras observaban la reja de la entrada a la estación, aquella que estaba cerrada por el momento. A un lado, tenía la pequeña oficina de dos pisos que usaban los conductores para cambiarse, comer y firmar su asistencia.

Al otro lado de la reja se encontraban los trenes en las vías repletas de piedritas. Sus enormes vagones cerrados y el abrigo azul reposado sobre uno de los asientos como un prisionero de tan enorme máquina. El objetivo de aquella misión imposible que llevarían a cabo como adolescentes a pesar de sus treinta años.

—Ahí está la oficina— Señaló Seokjin mientras todos trataban de observar el lugar sin ser demasiado evidentes.

—Y allá está él guardia— Susurró Hoseok, señalando él tipo vestido con uniforme azul y cinturón negro, el cual sostenía una funda para su arma.

—¿Cómo lo distraemos?— Jimin apretó los labios y rascó su nuca.

—También tenemos que entrar a la oficina, pero la puerta está demasiado expuesta.— Seokjin suspiró —Tendremos que involucrar a un profesional.

—¿Quién?— Preguntó Jungkook, terminando de morder la galleta de su helado, pues había pedido una porción extra a pesar de los regaños de sus amigos

Seokjin marcó el número —Esto es tan vergonzoso— Acercó el teléfono a su oreja y enrojeció. Cuatro tonos después una voz varonil lo saludó con afecto.

—¿Seokjinnie?— Preguntó Hyusook cuándo contestó el teléfono —¡Me alegra que llamarás! ¿Cuándo traeras a mi nieto?

Seokjin bufó —Solo te importa mi hijo.

Hyusook río con un tono ronco y cálido— ¿Estás celoso?

—Te perdonaré tú desinterés por tú amado hijo si me ayudas. — Río con nerviosismo — Papá... Necesito algo urgentemente.

—¿Estás en problemas?— Hyusook suspiró —Dime que no estás a punto de hacer algo ilegal.

—Define ilegal.

—Kim Seokjin— Regañó Hyusook—¿Dónde estás?

—No tengo tiempo para explicártelo todo, lo siento, necesito que me respondas algo. Cuándo escapaste con mamá huyeron en un tren ¿Cierto?— Preguntó Seokjin.

Había empezado a decirle mamá a la esposa de Hyusook, después de todo para él eran como su verdadera familia y su padre se sentía muy contento al saber que veía a su esposa como una mamá, a pesar de no haberla conocido

Hyusook suspiró — Sí, tú madre y yo nos metimos a la estación y nos ocultamos en uno de los vagones de carga. ¿Porqué?

—Estoy a punto de hacer algo parecido pero no sé cómo meterme a la oficina y sacar la llave.

Besos Bruscos - [Namjin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora