Girasol.

Cerasus

Sakura mira a Sasuke debajo de sus pestañas rosas: está intentando verse bonita y dulce, quiere que el hombre a quien siempre ha amado la vea de la misma forma en que ella lo ve. Así que, suavemente, y con toda la delicadeza que puede reunir, posa su mano izquierda sobre el bíceps derecho de Sasuke, que la mira sin ningún tipo de emoción en sus ojos oscuros.

Sakura no tiene idea de cómo seguir, sin embargo, Sasuke levanta su mano (la única que le queda) y da un pequeño golpe sobre su frente. Asombrada, ella reacciona poniendo sus dedos en la zona afectada y sonrojándose fuertemente.

— Lo lamento. Por todo — Murmura suavemente, y a Sakura se le derrite el corazón al verlo sonreírle de esa forma tan suya; las comisuras apenas levantándose— Eres mi amiga.

Sakura suspira mientras su sonrisa parpadea trémulamente en sus labios hasta desaparecer junto a toda la confianza y el valor. Quiere decirle que no quiere ser solo su amiga, también quiere que entienda que sus sentimientos, esos que siempre han estado allí, aún están fuertemente arraigados. Se muerde nerviosamente los labios y está a punto de llamar su nombre, cuando, sin más, Sasuke se gira, despidiéndose con un ademán de su mano.

— ¡Te esperaré! — Grita, y Sasuke se detiene un instante, dándole una mirada indescifrable.

— No tienes que...

— ¡Lo haré! ¡Definitivamente lo haré!

Sasuke sigue su camino, y no mira ni una vez más hacia atrás, incluso aunque Sakura le dice que le quiere.

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No hay eco de pasos, y aunque tampoco hay indicio alguno de Chakra, Sasuke sabe que lo están siguiendo, así que gira detrás de un tronco y desaparece. La persona parece buscarlo, entonces él reaparece detrás suyo: un kunai contra su yugular.

— ¿Qué demonios crees que haces? ¡Bastardo infeliz! — Chilla la otra persona  mientras le coge la muñeca bruscamente y aparta el borde filoso de su cuello.

Sasuke frunce el ceño y chasquea la lengua. Tan escandaloso como siempre.

— Eso digo yo. ¿Qué estás haciendo, Naruto?

Sasuke guarda el kunai y da un paso atrás, mismo paso que el otro chico avanza, metiéndose directamente en su espacio personal. Sasuke chasquea los dientes, pero no hay nada qué hacer. Naruto siempre será Naruto.

— ¿Qué crees que hago? — Dice, y aprieta la correa de la mochila de viaje que cuelga en su espalda. Sasuke rueda los ojos y rodea al rubio para seguir su camino.

— No vas. — Sentencia con firmeza pese a sentir como el chico lo sigue a sus espaldas.

— ¿A no? —Lo escucha renegar, tan tozudo—Ya veremos.

Sasuke se detiene, cortando el camino de Naruto con un brazo interpuesto entre él y la corteza de un árbol. Están cerca y se miran fijamente: Sasuke sabe que no puede intimidarlo, nunca lo logró antes, menos podrá hacerlo ahora. Y mientras mira los ojos cargados de resolución y terquedad, se da cuenta de que no hay una maldita manera de hacer retroceder a este idiota cabeza hueca, a menos que él mismo lo desee: Sasuke suspira y Naruto sonríe. Sabe que ha ganado.

Gira y sigue su camino.

— Haz lo que quieras. —Gruñe y vuelve a caminar.

— Eso planeaba.

Réplica alegremente, alcanzándolo fácilmente y empezando a parlotear lo que resta del camino. Sasuke rueda los ojos, pero nunca trata de callarlo.

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