- no estamos haciendo nada... Que demonios te pasa? -
Pregunto entre las sombras una figura humana de un hombre dejando solo a la vista unos orbes rojos como la sangre .
- tranquilízate... Solo necesitamos esperar, nuestro querido conejo nos arruino los planes ahora ahí que cazarlo -
Respondió una mujer pelimorada viendo hacia una vitrina de cristal en dónde estaban algunos accesorios dorados y en medio como objetivo principal una máscara de serpientes doradas.
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El rosal de rosas blancas se sacudía conforme el viento soplaba, la suave brisa acudía a la joven de cabellos ______ haciendo que la tranquilidad la abrazara aunque no fue la única, tiempo después sintió como unos brazos la sujetaban brindándole un hermoso calor.
- estás bien? -
La chica asintió ante la voz tan conocía que la hacía sonreír, sonreír desde su despertar.
- segura? Estás... Bien? No quieres descansar -
La chica negó ante las preguntas del conde, desde que abrió los ojos otra vez el chico se preocupaba de más por ella .
- mamaaaa!!! -
Y como todo paso, por la puerta de la entrada de la habitación entro rápidamente un niño de cabello dorado y ojos negros.
- ah... Estevan, que pasa? -
Pregunto un conde de ojos azulados mirándolo cuando llegó con ellos al balcón.
- la tía Elizabeth me quiere vestir con un vestido! -
Los dos no se sorprendieron, elizabeth casi siempre quería vestir al pequeño niño de colores chillones o con vestidos de muñeca algo muy exagerado para el pobre niño.
- Estevansitooo -
La voz chillona de Elizabeth encestó en los oídos de los dos condes y el pequeño niño se fue corriendo para ocultarse con Ciel.
- papá... -
Mamá y papá, los dos se acostumbraron a los sobrenombres que les puso el niño desde que la duquesa despertó, fácilmente se podría decir que se encariñaron con el niño aunque solo fueran unos años mayores que el.
- ya ya ... Mira porque no en vez de que jueguen a los vestidos le dices si se preparan algunos postres? -
Dijo la duquesa viendo al niño hacerle ojos de cachorro a su prometido.
- si yo se lo digo no va a querer -
Volvió a decir de una forma chillona haciendo el corazón de la protagonista derretirse.
- bien... Yo ya acabe de mi desayunó porque no te acompaño y yo se lo digo? -
Dijo Ciel levantándose para que el niño de menor estatura agarrara su mano, el chico le hizo un movimiento de cabeza a su prometida para luego salir de la habitación dejándole sola en el balcón.
