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La inquietud de mi parte era tan terrible. Lyon, así se llamaba el chico que me había devuelto a casa luego de hablar con el grupo de Lucy. Era confiable y agradable pero aunque quisiera pensar en qué tan bueno era esa persona, mis pensamientos se desviaban a ese hombre de cabellera oscura. Por qué me la tuvo que presentar, y si salía con alguien, por qué no solo lo mantenía en secreto

Amargura es lo que sentía pero expresarlo de manera física no era lo correcto, solo podía contenerme. Era hora de hacer lo difícil, reprimir estos dolorosos sentimientos por Gray

-¿Hija? -La mujer idéntica a mí entraba en la habitación

-Estoy bien, solo quiero dormir. Por favor -Sabía que esa voz no sonaba como usualmente hablaba. Mi madre era consciente de que podía sentir algo por alguien en la Universidad pero a lo que le temía era que esa persona me lastimara

-No te oyes bien -Sus cálidas manos se unieron con la delicada espalda

-Madre ¿Puedo dejar de ir a la Universidad? -Si, era a lo que le temía. Me había vuelto a enamorar de la persona equivocada pero no podía dejar mis metas de lado por un corazón roto, aunque aveces solo podía dejar de ir y ya, evitarlo

-Sabes Juvia. No creo que sea buena idea tener que poner a tus sentimientos delante de tus propios sueños, no es malo que alguien te guste pero si esa persona no es la correcta, es mejor solo seguir adelante. Superarlo, sonará fácil pero solo tú tienes la ultima palabra pequeña -Sus delicadas manos subían y bajaban detrás de mí, me iba apoyando y alentando a seguir

-Es doloroso -Lo era, y más cuando ya tenía algo de esperanza

-Lo sé, alguna vez me pasó lo mismo pero encontré a tu padre. Ese hombre era tan insistente que le dí una oportunidad y al final me enamoré perdidamente de él. Él no merece tus lágrimas -Lo sabía, estaba consciente de eso

Levantando el frío cuerpo de la cama, limpié con cuidado las gotas que habían hecho a la almohada un payaso aterrador. Las manos de mi acompañante iban al rostro, ayudándome a verla

-Sonríe para tu madre -Acepté la orden y fui directo a sus brazos. Podía decir que contaba con mi madre

Era otro desamorío, un corazón roto podía sanar. Solo podía ponerme de pie una vez más, ya no persiguiendo a Gray, solo siendo yo misma podía tal vez ganar su corazón, pero esto último se veía más y más lejos de cumplir

***

-¡Juvia! -Otra semana de labores comenzaba

-Lucy, buenos días -No sabía si me encontraba demacrada ya que no podía darle la cara a un espejo en toda la casa

-Yo, no sabía lo de Gray. Lo si-

-No puedes disculparte por algo que no sabías Lucy, creo que ya lo suponía. Que él estuviese solo era algo duro de creer -No sonaba como yo misma, a decir verdad, habría respondido de mala manera, o criticado a la novia

-¿Estás bien? -No, no lo estaba

-Si, vamos a clases, necesito estar muy concentrada -Solo para poder distraer la mente o me pondría a pensar en esa pareja de nuevo

Y como era de esperarse, las clases comenzaban de manera tan aburrida que solo podía soportar las ganas de dormir estampando la cara contra la mesilla. La única manera de distraerme era viendo las paredes, el techo u otro lugar que no fuese el pizarrón

-Señorita Juvia ¿Se encuentra bien?

-Si, disculpe -Bajé la cabeza y volví a perderme

El receso, antes lo esperaba con ansias pero ahora no le veía el sentido a salir del salón de clases, odiaba esta sensación de querer solo hacerme la inexistente

Límites En El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora