Eunji colgó el teléfono con una sádica sonrisa. Sus fríos ojos azules se dirigieron a la niña que tenía en el regazo. Tenía el pelo rubio platino recogido en dos trenzas y unos ojos marrones muy profundos,demasiado para su reducida edad.
– Papá.–dijo la niña, dándole golpes suaves en una de las manos.
– Muy bien,Lana. ¡Gregor! –llamó
– ¿Sí,khozyain? –la niña hinchó los mofletes al verse ignorada–Y khozyainushka.
– Trae a tu hermano. Falta poco para que emitan el mensaje de Zero.
– ¿Me llevo a la niña?
– No, Svetlana lo oirá conmigo. Suspendió el examen que le hice, pero sigue siendo mi hija.
Cuando la puerta volvió a cerrarse, Svetlana volvió a llamar la atención de su padre dándole palmaditas en la mano, girando la cabeza para mirarle, pero no a los ojos, sino a la cicatriz que tenía algo por debajo de éstos.
– Oso. –dijo,señalando a la puerta
Esa única palabra hizo sonreír al mafioso. De haber tenido otra personalidad,se hubiese reído a carcajadas.
– Sí, Lana.Los Kryuchkov son osos, pero están domesticados.
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Cuando el matón entró con Lyov, su hermano gemelo, la niña estaba sentada sobre la mesa, jugando con algunos instrumentos de metal que le había dejado su padre.
– Tengo que ver esto para recordarme a mí mismo por qué accedí a que Zero estuviese aquí. –Eunji sonrió, sirviéndose de una botella– Ese imitador suyo me va a ir de perlas para ello.
– Agua. –se adelanto la niña a los dos gorilas, señalando el vaso que tenía el mafioso en la mano
– Te equivocas, Lana. Pero si quieres... –le dio el vaso y dejó que bebiese. La pequeña hizo una mueca al primer sorbo y Eunji se rió suavemente, volviendo a cogerlo– Es vodka, Svetlana. No le digas a tu madre que te lo he dejado probar. –el mafioso miró de nuevo a sus dos hombres– Pensaba que vosotros también necesitaríais refrescar la memoria.
Miró un reloj,encendió la televisión y volvió a coger a la niña en brazos.
– ... después de los brutales asesinatos llevados a cabo en dicha ciudad por el psicópata conocido como Zero, recibimos un paquete con su firma...
– Idiota. Nadie ve una cadena pequeña como esta.
– Ha enviado el mensaje a todas las cadenas de todos los países en los que ha asesinado a alguien. –dijo Eunji– Exigía que lo emitieran en momentos de máxima audiencia. Si no lo hacen... esta venganza suya se convertirá en una masacre.
– Lo rastrearán.
– No subestimes a Zero, Gregor. –Lyov esbozó una sonrisa– Es muy hábil. Seguramente habrá conseguido que parezca que el paquete se ha mandado desde varios puntos al mismo tiempo.
– ... vamos con el mensaje del asesino en serie. –esas palabras del locutor pusieron fin a la charla y se hizo el silencio absoluto en toda la sala.
La pantalla se volvió negra, con un gran 0 rojo en el centro. Tras unos segundos de silencio, una voz totalmente distorsionada empezó a hablar.
– Yo soy Zero. Soy ladrón, matón a sueldo y asesino por dinero, pero casi siempre por gusto. Disfruto matando, causando dolor físico y psicológico a mis víctimas y atormentando a sus familiares. Soy el monstruo que vive en vuestro armario, bajo la cama, en el espejo. Soy el fantasma que todos teméis y al que nadie puede combatir. No tengo rostro: puedo ser vuestro vecino, vuestro amigo, vuestro hermano o vuestro hijo y todos y cada uno de vosotros sois mis víctimas potenciales. –hubo una pausa– Me bautizaron con mi firma: el cero rojo que veis en la pantalla, escrito con sangre en la escena del crimen y con un cuchillo en la piel de mis víctimas.
– Estaba colocado al grabar esto. –murmuró Eunji, como mero dato informativo, aprovechando otra pausa
– No suele ser tan alegórico. –añadió Lyov
– Soy el autor de cientos de asesinatos y la policía de todo el mundo se pelea por capturarme, pero olvidan que soy un fantasma que cambia deforma para adaptarse a todos vuestros miedos y adopto el aspecto de esa persona en la que todos confiáis. Mi cuchillo no discrimina a nadie por su edad, raza, religión, posición económica, orientación sexual o trabajo. He matado a ancianos, adultos, jóvenes, adolescentes, niños y bebés...
Zero empezó a enumerar, con nombre, apellidos, localidad y país, a todas sus víctimas mortales. Eunji miró el reloj cuando empezó y cuando lo dejó. Había estado más de dos horas diciendo nombres.
– Esas han sido todas mis víctimas hasta la fecha. Sin embargo, los recientes asesinatos de Greden no han sido obra mía. Policías encargados del caso: buscad un hombre, no un fantasma... aunque lo encontraréis muerto. Esto es una advertencia para el falso Zero: no voy a tolerar que un burdo asesinato pasional se firme con mi nombre. Despídete de tu familia, de tus amigos, de tus compañeros de trabajo, de tus amantes, de tus hijos, de tus vecinos, de tu perro... despídete dela vida. Te encontraré y cuando lo haga desearás que tu madre nunca te hubiese dado a luz. Te mataré durante tres semanas. Si intentas entregarte para que la policía te proteja, será un mes. Si te suicidas, tus seres queridos sufrirán tu destino. Tu muerte servirá de ejemplo y precedente a futuros farsantes que se hagan pasar por mí: el cero es mi firma. Intentad falsificarla y el resto de vuestra vida se convertirá en un infierno. Hasta pronto.
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Sólo hay un 0
Short StoryHay un número que estremece, molesta y desespera a gran parte de los policías de todo el mundo: el 0. Por supuesto, el cero en sí mismo no es más que un número... pero todo cambió cuando un psicópata empezó a utilizarlo como firma. Por esa caracter...