"Quédate..."

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Cas cerró la puerta a su espalda, dejando a Dean solo en la habitación mientras cientos de pensamientos recorrían su mente. Recordaba perfectamente todo cuanto había pasado en los últimos meses, su muerte a manos de Metatron, la marca retorciendo lentamente su alma hasta traerle de vuelta convertido en un monstruo de ojos negros... El abandonar a Sam y marcharse con Crowley, dejando que tanto su hermano como Cas creyeran que estaba muerto, y todo lo que había ocurrido desde entonces: las muertes, la sangre de inocentes resbalando por sus manos, su relación con el Rey del infierno, la cual sabía que iba a traerle problemas... y aún peor que todo aquello, la forma en la que había tratado a las dos personas que más quería en este mundo. Sam se había roto el brazo intentando encontrarle y tenía cara de no haber dormido bien en meses. Y por otro lado Cas... sabía que su gracia se estaba agotando y lo que necesitaba era cuidar de si mismo, no pasarse el día intentando localizarle...

Dean detuvo el torrente de pensamientos. Llevaba siendo humano poco mas de dos horas, y no iba a dejar que el odio hacia si mismo apareciera aún. Tenía la oportunidad de cambiar algo una vez por todas y el miedo no se lo impediría esta vez. Era el momento, no podía volver a dejarle marchar, al menos no sin decirle lo que sentía. Empezó a andar antes de que su mente consciente le gritara que no lo hiciera, algo en el fondo de su alma le decía que no podía esperar mas tiempo. Corrió a través del pasillo hacia la puerta principal, rezando para que no fuera demasiado tarde y el ángel aún siguiera ahí.

-¿Cas? -susurró entrando en la biblioteca. Éste estaba de espaldas a él, colocando algunos libros encima de una de las mesas, intentando ordenar un poco el desastre que la pelea había causado.

-¿Qué pasa? -preguntó dándose la vuelta, extrañado por el tono desesperado de su amigo.

-Pensé que te habías ido ya... -murmuró Dean acercándose a él ya mas tranquilo.

-Iba a hacerlo, pero vi esto -contesto señalando con la mano el montón de libros- y creí que a Sam la vendría bien un poco de ayuda -sonrió tímidamente al decir esto último y el cazador no pudo evitar pensar lo adorable que parecía.

-No sabes cuanto me alegra que se te ocurriera eso... -dijo Dean sonriendo también mientras se acercaba a él sin apartar la mirada, leyendo su alma a través de sus ojos azules, diciendo en unos instantes aquello para lo que no encontraba palabras, antes de romper la conexión cerrando los ojos y juntando sus labios, empujando al ángel contra sí y estrechándole entre sus brazos.

Cas se quedó paralizado unos instantes, pero enseguida contestó al beso, enredando una mano en su pelo corto y otra alrededor de su cintura, sintiendo el calor del cuerpo de Dean contra el suyo y dejando salir los sentimientos que tantos años llevaba ocultando.

Después de lo que podrían haber sido horas se separaron, ambos con los ojos todavía cerrados, saboreando durante al menos unos instantes más el sentimiento que el beso había provocado.

-Por favor, quédate... -susurró el cazador rompiendo el silencio con un tono de súplica mezclada con la desesperación y el dolor que siempre intentaba no mostrar. Aun con los ojos cerrados Cas sabía que Dean estaba tratando de no llorar, ya que por primera vez en mucho tiempo estaba siendo sincero y aceptando aquello que sentía- Al menos por esta vez... por favor Cas, no me dejes... -rogó siendo incapaz de contener las lágrimas.

Cas volvió a besarle, esta vez con más fuerza, empujándole contra la mesa y sentándole en esta, suprimiendo así la diferencia de altura, antes de colocarse entre sus piernas, eliminado cualquier espacio entre ellos. Dean se dejó llevar, siguiendo el ritmo del ángel, pasando un brazo alrededor de su cuello y moviendo el otro por su espalda.

-Llevo años esperando que me pidas eso... -contestó Cas al separarse, enterrando la cara en su cuello, respirando su olor y besando delicadamente la base de su mandíbula. Dean apoyó la mejilla en su pelo, cerrando los ojos y saboreando el momento. No pudo evitar sonreír, lo había hecho, había aceptado una parte de sí (a la que nunca había querido reconocer por miedo a ser rechazado) y confesado lo que sentía por Cas, encontrando que no eran chistes de su hermando ni de los demonios o los ángeles, si no que era verdad que el otro sentía lo mismo.

Ambos estaban tan ocupados oyendo los latidos del corazón del otro, mientras intentaban asimilar lo que había ocurrido, que ninguno escuchó cómo se abría la puerta del bunker y Sam entraba por ella cargando un par de bolsas.

-¡Guau chicos! -dijo éste al terminar de bajar las escaleras y dejaba las bolsas encima de la mesa- ¿Es un abrazo platónico o por fin el armario os ha echado a patadas? -preguntó riéndose.

-Anda cállate. -contestó Dean sonriendo sin moverse y pudo sentir como el cuerpo del ángel temblaba ligeramente al reírse.

Sam les devolvió la sonrisa, contento de que al menos algo bueno hubiera salido de toda aquella situación.

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2015 ⏰

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