Y ahí estaba, a solo dos paso de mi, lucia más delgado desde la última vez, se veía radiante, y yo solo me quedé observándolo desde lejos, jugaba nervioso con el filo de su camisa a cuadros, ahí estaba el, el chico que en cuestión de segundos se volvió mi mundo, pero ese es el pasado ahora, supongo que estaba destinado a ser así.
Según yo existen dos tipos de romances en esta vida: el juvenil y el adulto.
El juvenil es un amor más sincero, un romance que te envuelve, en un lecho de risas y felicidad.
El adulto es un amor más serio, más maduro, aprendes a amar a la otra persona por su alma y no su belleza física, aprendes a reconocer los diferente aspectos de la otra persona, cada lunar, cada peca, cada cicatriz, se ven perfectas en él.
En mi caso fu la segunda, lo ame tanto que tuve que dejarlo ir, a veces no todas las historias de amor tienen un final feliz y yo tuve que entenderlo.