Amigos y ¿más problemas?

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Todo en este lugar era hermoso, aunque fuera casi que, abandonado. Estaba sola y hacía frío; también era muy silencioso. Era el lugar perfecto para mí, pero ¿qué pasa si aún sigo igual?

-Hija! -

De inmediato voltee hacia dónde venía ese llamado, era la voz de mi padre, pero no era nadie... ¿De nuevo escuchando cosas? ya las había dejado atrás y de nuevo volvieron.

Desde que mis padres y yo nos vinimos para corea a vivir, unas voces me mantenían despierta por las noches y aterrada por los días. Esas voces eran idénticas a las de mis padres y no eran simples susurros si no que se escuchaban bastante claras. Mientras dormía siempre soñaba algo espeluznante, algo que esperaba nunca pasara. Mi sueño se basaba en un accidente donde estábamos implicados: mi padre, mi madre y yo. Era un accidente muy fuerte, pero al momento del impacto siempre me despertaba y seguía escuchando esas voces que me decían: Hija, tranquilízate. Era lo único que esas voces me decían así que tuve que tomar tratamiento.

Después de algo de tiempo ya no volví a escuchar nada más pero hoy regresaron.

-Hija!

-Papá! - Volteé hacia donde provenía la vos, pero descubrí que no era nadie, mi respiración se volvió agitada y mis ganas de llorar habían regresado como también ese dolor en el pecho. Extrañaba mucho a mis papás y poco a poco pude ir superando su muerte, pero ahora que las voces aparecieron hacen que llegue a mi límite de aparentar que soy fuerte.

De inmediato me levanté mientras recogía mis cosas, no quería escuchar más voces, no quería recordar a mis papás, ¡quería estar en paz!, salí corriendo de ese lugar el cual pensé que sería la mejor opción de cuando me sintiera mal. Corrí y corrí, huyendo de uno de los problemas más fuertes que tenía. ¿Que aún no superaba la muerte de mis padres? "Eso es imposible", ¿Por lo menos aprenderé a vivir llevando la muerte de mis padres sobre mis hombros? "Es imposible".

-CÁLLATE! - Grité ya que me tenían harta esas voces que nunca me dejaban algo bueno -VAS HACERLO DE NUEVO!?...NO YA TUVIERON SUFICIENTE! - ¿A quién le gritaba?, no había nadie alrededor. Solo estaba yo, sola en las escaleras para llegar a la parte más alta del edificio. Necesitaría llevar tratamiento para esto de nuevo, necesitaría tomar esos medicamentos que me ayudaban en una cosa, pero me empeoraban en otra, ¡no quería eso otra vez...NO QUERÍA QUE ME VOLVIERAN A TRATAR COMO UNA LOCA!

-no quiero...NO QUIERO! - ¡Seguí rápidamente bajando las escaleras mientras repetía una y otra vez - ¡NO QUIERO...NO QUIERO! - Mientras más bajaba las escaleras más personas se topaban en mi camino, pero mi tono de voz nunca cambió - ¡NO QUIERO! - Aún mientras seguía gritando llegué a el primer piso donde la mayoría de estudiantes se encontraban, mis intenciones eran llegar a mi auto para después poder irme a mi casa, así que solo seguí recto hacia la salida. Mi mirada era baja, solo podía ver mis pies como avanzaban entre la gente; a veces chocaba de frente con una que otra persona y lo único que decía era - ¡NO QUIERO! -.

Estaba a punto de llegar a la puerta, solo me faltaban unos cuantos pasos más pero justo antes de que pudiera salir alguien se puso en frente mío impidiendo de que pueda seguir caminado ya que me tomó de los hombros y dijo.

-Karine, Karine estás bien? -

-no quiero... ¡NO QUIERO! - Moví mis manos bruscamente para quitar las que estaban encima mío, alcé la mirada para ver de quien se trataba y era Dylan.

-Karine te puedo ayudar en alg...- Lo interrumpí, ya que caí sobre sus brazos.

-Dylan...ayúdame- Dije en un muy suave susurro -no quiero...AYÚDAME-

"Karine tranquila"..."Ayúdame..."

-CÁLLATE! - Con desesperación seguía llorando, cada vez más y más mientras me encontraba envuelta en los brazos de Dylan.

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