La llamada.

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"5:00 am" Mire el reloj desconcertada "me quede dormida con el uniforme" pense. Era hora de levantarme e ordenar todo este iba a ser un largo dia, prepare café y fui a ducharme, luego salí, prepare un sandwich y lo guarde en la lonchera. Tomé una taza de café y me fui al trabajo.

-Lleque demasiado temprano.- No habia ningun jefe o alterno, solo estabamos las secretarias y asistentes, comence el papeleo y me olvide de las personas. Pasaron las horas detras de mi escritorio "Estoy tan aburrida, deberia salir a caminar a la hora de almuerzo a ver si consigo desestresarme" pensaba mientras terminaba. -Buen dia Celeste.- Escuche detras de mi, cuando me di vuelta me encontre con unos ojos color miel y una sutil sonrisa. -Buenos dias Ángel.- y volvi a concentrarme en lo mio, pero alguna razon solo queria volver a mirar sus ojos...

Llego la hora de almorzar y me adelante sin esperar a nadie, queria estar sola un buen rato. Camine unas mirando vitrinas y pensando "¿Porque Dios? ¿Porque si tengo lo que deberia hacerme feliz me siento vacia? Tengo un trabajo estable, un marido que me ama, una casa y una buena carrera ¿Que mas necesito?" Estaba torturandome con esas preguntas hacia unas semanas antes, mi vida era tan perfecta y yo no estaba feliz, estaba deprimida, sintiendome sola y triste. Llegue a un parque, lleno de risas y niños corriendo por todos lados, me sente en un banco a admirar la vista y de repente recorde "-Buen dia Celeste-" esos ojos tan dulces "¿Que hacia Ángel tan temprano allí? Su hora de entrada según recuerdo era en la tarde. Celeste eso que te importa, mejor come algo y vuelve a la oficina." Sono mi celular y me sobresalte. -Buenas tardes ¿Quien habla?- dije ya que no reconoci el numero marcado. -Buenas tardes reina ¿Como esta la mujer mas hermosa del planeta? No! No me digas, radiante como siempre ¿Verdad?- Mi coranzon comenzo a acelerarce y palidecí. -¡Ramses! ¡Oh Cielo como te extraño!- Sollocé. -Mi reina ¿Estas bien? Yo tambien te extraño mucho y quiero verte, pero tengo malas noticias- Dijo con la voz un poco ronca y pense "Oh! Perfecto! Lo que me faltaba" -Estoy, hemm... Bien, si. ¿Que paso amor?- Dije intentando parecer calmada. -No podre ir a casa este fin de semana.- (Suspiró) -Tengo otras cosas que terminar, entraron nuevos cadetes y algunos de los oficiales estan de permiso, perdoname amor no ire si no hasta dentro de tres semanas. Perdón, te amo mucho amor.- Dijo y me senti mas fria que nunca. -Esta bien Ramses, es tu trabajo. Tambien te amo mucho, solo trata de llamar mas seguido por favor yo tambien necesito saber de ti al igual que tu coronel.- "¡Demonios! ¿¡que dije!?" Pense frustrada y las lagrimas ya corrian por mi rostro. -Perdón cielo, es que, yo queria salir contigo este fin, pero sera cuando salgas ¿Si?- Dije intentando contener el llanto. -Mi reina te prometo que en lo que salga iremos a donde tu quieras y apagare el telefono ¿Esta bien?,- Dijo sonando mas tranquilo. -Esta bien respondi, te amo. Cuidate.- Me respondio igual y colgo.

Regrese al trabajo sin almorzar, me sente en mi escritorio y como no habia llegado nadie comencé a llorar en silencio. -¿Te paso algo?- Eschuche detras de mi y sin mirar quien era respondi: -Estoy bien, solo un poco cansada. Gracias.- Seque mis lagirmas y volteé a ver quien era y pues, bueno para mi sorpresa un Ángel estaba detras de mi con cara de preocupacion, lo que me hizo sonreir y así él sonrió tambien. -Lamento meterme donde no me llaman Celeste pero ¿Estas segura que te sientes bien?- Dijo levantando una ceja. -Si Ángel, no tienes de que preocuparte. Y... ¿Que te parece el lugar?- Dije intentando cambiar el tema, no sabia de donde habia salido. -Bien, es muy acojedor y grande. Las personas son excelentes además hay mujeres muy bonitas, pero tú... Tú eres clase aparte.- Me sonroje al oir sus palabras y el sonrio. -Gracias, eres muy amable.- Dije como si no creyera lo que habia dicho. -Es en serio Celeste ¿Por que eres tan hermosa?- Dijo con cara de admiracion como si estuviera mirando algo magico y yo con cara de "Me estas jodiendo ¿No?" -Jaja! Eres muy galante Ángel, bueno no se  porque.- (Sonrei) -Pero quiero que sepas que no soy una muchacha y estoy casada.- Abrio sus ojos a modo de sorpresa, al parecer Javier no le habia dicho que yo estaba casada. -Esta bien, Señora Celeste. Disculpe si la incomode pero eso no va a evitar que siga pensando que es la mujer mas bella que haya visto hasta ahora y su marido, es muy afortunado espero que la valore.- Dio media vuelta y se fue, "¡Demonios! ¿Que fue eso? Dios escuchame, yo estoy felizmente casada y no se que pasa pero ese hombre me esta gustando así que por favor ¡Ayudame!" Volvi a sentarme en mi escritorio y continue tratando de no pensar en la llamada, ni en aquel raro momento.

Me fui a casa temprano, le dije al jefe que no estaba bien del estomago, y era así dado a que no almorce me sentia con hambre. Llegue a casa y me cambie el uniforme por unos jeans, camiseta y zapatos deportivos, sali en busca de algo bueno para comer. Camine durante casi una hora mirando la ciudad un rato, tenia tanto tiempo que no salia sola en la noche (En realidad, mucho tiempo que ni salia) encontre un puesto de comida chatarra y pedi una hamburguesa con todo y un jugo. Tome mi pedido y me dirigi a casa, ya alli me quite los zapatos, encendi la tv y mire horas de peliculas comiendo todo lo que alcancé a comer. A las 2:00 am apague todo y trate de dormir, pero pensando en la llamada solamente quede mirando al vacio toda la noche.

Un ángel de pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora