Capítulo 4. El número 11

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No me imaginaba que al obtener la beca en está universidad más el cupo en el equipo me convertiría en la capitana. En mí primer año.

Olivia no pudo contener su enojo y con puños apretados salió en dirección a los vestidores.

—Bien equipo, con nuestros nuevos peces y nuestra nueva Sirena. —Señalándome—.El día de hoy a concluido. Mañana comenzaremos las prácticas, les informo que tendremos la visita de mi amado esposo con sus hijos. —Pobre de su esposo e hijos, tener que soportar sus gritos, no debía de ser cosa fácil—. Así que quiero que me hagan sentir  orgullosa, para permitirles un día de descanso la siguiente semana.

Alegría en la cara de mis compañeros.

—Y tú. —Ahora me habla solo a mí—. Espero que duermas y te alimentes bien.  Necesito que este año el equipo triunfe en los torneos y espero que tú ayudes a lograr ese objetivo.

Que Dios nos ampare... Dejaría mi piel para poder lograr cada reto que está loca mujer me impusiese.

Tanto la entrenadora como los miembros del equipo se fueron a los vestidores, yo preferí quedarme un rato más y nadar un poco antes de ir a buscar a mis amigas.

Luego de una hora dentro de la piscina decido que fue suficiente por hoy, al salir observo una persona desde las gradas con una sonrisa familiar. No sé cuánto tiempo lleva ahí, pero Corina se ve estupenda con su corto y exhibidor uniforme de animadora. Una camisa blanca de licra que se ajustaba muy bien a sus pechos, donde resaltaba una V en color violeta, acompañada de una falda de pliegues —Si se le puede llamar falda a ese pedacito de tela— en color violeta.

—Sabía que eras tú. —Menciona acercándose a mí—. Le pregunte a la entrenadora por ti  y cuando mencione tu apellido solo me dijo —Mi nueva sirena está en el mar—.  Claro su voz fue algo aterradora. Así que supuse que te habías quedado aquí y vine por ti.

—Quería nadar un poco-. —Me encojo de hombros, quito el gorro y mi cabello castaño cae por mi espalda.

—Entiendo, amas nadar. —Se cuelga un bolso de deporte al hombro— En fin, como dije vine por ti. Ashley y Emma están en el campo esperando por nosotras, hoy es mi primera práctica y quiero que mis nuevas amigas estén presentes.

—Me parece genial tomó una ducha y nos vamos.  

***

—Necesito que me enseñes como ser tan flexible. —La práctica de Corina había terminado hace solo unos minutos y Ashley estaba impresionada con lo ágil que puede ser el cuerpo humano.

Obviamente todo se fue a un rumbo diferente cuando mi amiga amante del tequila dio a entender que con esa flexibilidad fácilmente lograba todas las posiciones de su libro mágico. Sí, ella se refería al Kamasutra. Emma por su parte solo estaba tan roja, reprochando los comentarios tan sinceros de nuestra amiga, y yo solo reía.

Ahora las cuatro estábamos en las gradas, disfrutando del Sol que nos regalaba el otoño para calentarnos un poquito.

Unos cuantos chicos comenzaron a ocupar la cancha de fútbol. Unos pantalones deportivos sobre la rodillas y unas sudaderas ajustadas con números en la espalda. Los Violets

Decidimos quedarnos un poco más, solo para ver qué tan talentosos eran los chicos. Mientras el entrenamiento avanzaba podíamos ver las tácticas de juego, Ashley nos mencionada las posiciones, cuando había falta en uno de los jugadores, todas esas pequeñeces que ella sabía gracias a su padre.

Chicos rudos, pasando el balón  unos con otros para anotar el tan anhelado gol, hacían que el deporte llamara mi atención.

Todavía estamos  en las gradas cuando el entrenamiento de los Violets terminó. Dos chicos se acercaron a nosotras y Corina estaba feliz de verlos. Eran amigos de su hermano y ella los conocía bien.

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