Luna movía su pierna y rodilla de manera constante y rápida tratando inconscientemente de liberar un poco de su estrés, sus dedos se entrelazaban y apretujaban entre ellos. El sonido del reloj en la pared era interrumpido por el traqueteo que hacia su bota al chocar con el suelo. Se removió en su asiento, la silla de la sala de espera del hospital era muy incómoda y dura a comparación de la suavidad del sofá de la sala de su casa. El chapoteo de la potente lluvia al chocar con el cristal del ventanal y el tic tac de ese maldito reloj la estaban sacando de quicio. El chirrido de una puerta abriéndose llamo su atención, se levantó bruscamente esperando a que la enfermera que había entrado a la sala le diera alguna información, pero esta solo se encamino a la máquina expendedora de golosinas en la sala. Luna nuevamente se dejó caer en la silla, miro el reloj en la pared, (2:45 a.m.). solo habían pasado 2 horas desde que había llegado al hospital, 3 horas de haber recibido esa llamada de la policía y 7 horas desde que vio a sus padres por última vez. Habían salido a cenar por su aniversario número 21.
“VOLVEREMOS A MEDIA NOCHE” dijeron, “NO NOS ESPEREN DESPIERTOS” dijeron, “LOS AMAMOS MUCHO” dijeron. Ellos lo creyeron ciegamente y, aun así.
“SE ENCUENTRAN EN EL HOSPITAL” dijo la policía, “SU AUTO PATINO POR LA LLUVIA Y SE ESTRELLÓ CON UN CAMIÓN” dijo la policía, “ESTÁN MUY GRAVES” dijo la policía.
El estruendo de un relámpago resonó, había caído cerca. La luz de este entro por el gran ventanal de la sala de espera. Luna sintió un escalofrió el cual recorrió toda su espina dorsal, no tenía que sentir miedo, ya tenía 17 años, a unas semanas de cumplir 18. desde que Lori se marchó a la universidad con Boby hace 2 años y Leni había logrado ingresar a “Central Michigan University” donde tomaba sus cursos de moda desde hace un año, ella se había convertido en la hermana Alfa, ella era quien quedaba a cargo, un trueno no tenía que asustarla. Pero ¡Vamos! En la situación en la que se encontraba nadie podía culparla por tener los nervios de punta. Sintió un ligero movimiento a su costado, desvió su mirada al cuerpo de su hermano, recostado a lo largo de tres sillas y un sweater emulando una almohada. Seguramente estaba exhausto. Había insistido en ir con ella en cuanto recibió la llamada, obviamente ella inicialmente se negó, pero tenía que admitir que, sin él, ya se habría vuelto loca. No tenía como moverse, pues Lincoln despertó al señor Quejon solo para pedirle su viejo auto prestado, disculpándose por la molestia y prometiendo compensarlo después, logro conseguir el transporte cuando ella aún seguía en shock por la noticia recibida. Las gemelas lloraron al escuchar la llamada, Pues Lincoln las calmo prometiendo que todo estaría bien, que regresarían antes de que despierten, ella y Luan, queriendo llorar en ese momento no supieron cómo calmarlas. Echa un manojo de nervios mientras conducía, olvido como llegar al hospital, pues Lincoln le dio indicaciones por todo el camino mientras a su vez trataba de calmarla para evitar un accidente. Al llegar era necesario llenar varias formas y documentos, para los cuales ella no tenía cabeza en ese instante, Pues Lincoln los relleno todos mientras escuchaban la situación de boca del Doctor que atendía a sus padres. ¡DIOS! El niño solo tenía 13 años, casi 14. Aun así, mantenía la cabeza fría en una situación de esa magnitud, actuando como el adulto responsable. Sin duda su hermano era alguien increíble.
Nuevamente el chirrido de la puerta la puso alerta, esta vez sí era el doctor con alguna noticia de sus padres, por su semblante estas no serían muy buenas. Cuando estaba por ponerse de pie sintió como su hermano comenzaba a despertar y removerse mientras se tallaba los ojos tratando de disipar el sueño que le quedaba.
-Señorita Loud. – la ronca voz del doctor le provoco otro escalofrió. – Joven Loud. – Lincoln levanto la mirada hacia el doctor, por la expresión de su rostro, sospechaba lo mismo que ella, el doctor se aclaró la voz y prosiguió. – hemos hecho todo lo que está en nuestras manos… pero… el daño es demasiado, su padre sufre hemorragias internas, además de una fractura craneal. – el doctor dudo por un momento continuar, pero debía actuar lo más profesionalmente posible. – no creo que pase de esta noche.
Lincoln dejo caer las primeras lágrimas, ahogo un sollozo con sus manos mientras Luna, se limpiaba el encharcamiento en sus mejillas, debía ser fuerte.
- ¿Cómo esta nuestra madre? - pregunto con temblor en su voz. Noto como el doctor hacia una mueca indescifrable para ella. –¡Por favor doctor! ¡Dígame que ella está bien! – Luna comenzaba a alterarse, el doctor soltó un suspiro de resignación, debía decirles la verdad por más dura y difícil que esta fuese.
-Ella era la más lastimada. – “¿Era?” esa pequeña palabra le hacía a Luna más difícil respirar y contener el temblor en su cuerpo, así como sus ganas de llorar y gritar. –El camión golpeo el asiento del copiloto donde ella se encontraba. Varias fracturas craneales, ruptura de varias costillas las cuales le perforaron los pulmones además una fractura de cuello, cuando llego se encontraba agonizando… no pudimos hacer nada… de verdad, lo siento. –Cada palabra era una puñalada en el corazón de Luna y Lincoln, sus temblores por el llanto eran cada vez más notorios para el doctor, el cual no se sentía mejor dándole una noticia así a un par de niños, de verdad esto era lo que más odiaba de su trabajo, el no poder dar buenas noticias siempre, el no poder salvarlos a todos, el tener que ser el quien daba fin a sus esperanzas, el que tenía que ver como se desmoronaban las personas al saber que no volverían a ver a sus familiares. – Ella… falleció.
Lincoln dejo de intentar controlar su llanto, ya no podía. Luna por su parte sintió como la sangre dejaba de recorrer su cuerpo perdiendo el color en su piel. Su mente se había separado de su cuerpo, se había perdido en un mar de desesperación y dolor. “! ¡Muerta!” su madre estaba muerta, no volvería a verla sonreír, llorar, gritarles, felicitarlos e incluso reprenderlos por alguna travesura. Esto era demasiado para ella.
Sintió como los brazos de su hermano la rodeaban, trayéndola de regreso a la realidad, estaba tratando de tranquilizarla, intentando inútilmente de detener sus propias lágrimas. No había notado que ella misma estaba llorando a mares, sin contener nada.
-su padre esta consiente, pueden pasar a verlo, pero les advierto, estos pueden ser sus últimos momentos, además de que su condición ya es crítica. - ambos hermanos siguieron al doctor hasta una habitación en la cual pudieron ver a su padre, este se encontraba con los ojos cerrados, se notaba que su respiración era acelerada, podían ver como varias manchas de sangre penetraban en los vendajes de su cabeza, su rostro estaba muy hinchado casi al punto de deformarlo haciendo casi irreconocible a su padre.
- ¡PAPÁ! – el grito de ambos hizo que su padre abriera los ojos para mirar en su dirección, su único ojo visible por la hinchazón se ilumino, intento sonreír, pero el punzante dolor se lo impidió. Los niños se colocaron a su lado casi corriendo. – Papá, ¿cómo te sientes? ¿Qué fue lo que sucedió? –No querían abrumarlo, pero no sabían que más decir, verlo en ese estado era algo devastador para ellos.
-hijos… yo… lo… los siento… su madre… ella… ella no…
-Tranquilo. Lo sabemos.
-No creo lograrlo… por favor… prométanme que cuidarán de sus hermanas…ellas… ellas no podrán solas…
Luna sintió como su padre tomaba su mano y la de Lincoln con mucha dificultad, su piel estaba muy fría y lastimada. Era obvio cuanto le dolía esa simple acción.
- ¡NO DIGAS ESO PAPÁ! ¡ESTARÁS BIEN! te recuperaras y así podremos…
- ¡NO! – la interrumpió su padre- hija… ambos sabemos que no será así… por favor… prométeme que cuidaras a tus hermanas… no podré irme tranquilo, a menos que me lo prometas.
Luna solo temblaba y daba rienda suelta a su llanto, su padre le estaba diciendo su última voluntad y ella no hacía más que llorar. – ¡TE LO PROMETO, CUIDARE DE TODAS ELLAS!
Lynn Loud padre sintió como si un gran peso se quitara de sus hombros, posteriormente miro a su único hijo varón.
-Lincoln… hijo… mi hombrecito… lamento tener que irme sin poder enseñarte cosas que solo un padre le puede enseñar a su hijo… pero tienes que ser fuerte y ayudar a tus hermanas, tal y como lo has hecho hasta ahora… ayuda a Luna… Protégela a ella y a las demás… Por favor….
- ¡No tienes que pedirlo! ¡No dejare que nada les pase, te lo juro! – Lincoln respondió sin siquiera dudar, para el ese era el objetivo desde el día que nació, cuidar de sus hermanas, incluso las mayores, aunque estas creyeran que ya eran lo suficientemente grandes y que no necesitaban que las cuidara, el seguiría ahí para ellas velando por su seguridad y bienestar.
Lynn padre sonrió, aun con el dolor que sentía por tan insignificante acción. – gracias… estoy muy orgulloso de ambos. –sus palabras comenzaron a perder fuerza. - los… amo… mu… mucho… -La mano de Lynn Loud con la cual sujetaba la de sus hijos callo suavemente sobre su cama. Había muerto.
Lincoln callo sobre sus rodillas mientras lloraba, ya no podía hacerse el fuerte, no en este momento, dio rienda suelta a su llanto, lloro como no lo había hecho en mucho tiempo, desde que su abuelo había fallecido hace 2 años, era un llanto desgarrador el cual partía en dos el corazón de Luna. Viendo como su hermanito ya había alcanzado el limite emocional, se dejó caer a su lado, pero no para llorar, abrazo a su hermano, coloco su cabeza en su pecho mientras acariciaba sus blancos cabellos. Ya era hora de que tomara su rol como la mayor, Lincoln ya había hecho demasiado. El joven correspondió el abrazo sin dejar de llorar en el pecho de su hermana.
“Todo se volvió oscuro”
Luna abrió los ojos con algo de dificultad, tenía lagañas y bolsas bajo los parpados, sintió como unas cuantas lagrimas se habían fugado y ahora rodaban por sus mejillas. Se limpió con las sabanas.
-Una pesadilla… -dijo en un susurro, recapacito unos segundos, no fue una pesadilla, fue algo peor, mucho peor. – un recuerdo… -sentencio. Una pesadilla no dejaba ninguna consecuencia pues al despertar todo desaparecía. Pero para su desgracia en un recuerdo no, todo había sucedido. Ya habían pasado 5 años de aquello y no podía olvidarlo, lo había intentado, una y otra y otra vez. Pero siempre lo terminaba recordando.
La ahora mujer de 23 años, miro el reloj sobre la cómoda a su costado (05:00 a.m.) Lincoln despertaría pronto, le había prometido hacer el desayuno hoy, se puso de pie y tomo lo primero que encontró en el suelo para vestirse. Desde que Luan se había ido a estudiar a la universidad, tenía la ventaja de tener la alcoba para ella sola, nadie le reclamaba por no levantar su ropa, bueno, a excepción de Lucy, la cual juntaba la ropa sucia y la lavaba los jueves. Fuera de eso, nadie. Termino de vestirse y bajo a preparar el desayuno. Hoy sería un día ajetreado, había mucho que hacer y la verdad aun tenia sueño, pero bueno, se repitió la misma frase que le daba fuerza todas las mañanas desde hace ya 5 años. “Lo haremos por ellas”.
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¿algún comentario?
Todos son bienvenidos y ayudan a mejorar.
El próximo capítulo ya se centrará mas en su vida y desarrollará las sub tramas y el inicio de la historia principal.
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Lo haremos por ellas.
RomanceUn evento inesperado obliga a Luna y a Lincoln a tomar la responsabilidad de la crianza y sustento de sus hermanas menores.