Prólogo

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*April*

Hace unas semanas me mudé a Roma para iniciar una nueva vida en la preparatoria Liceo Chilton. Es emocionante pero a la vez nostálgico debido a que tuve que dejarlo todo en Houston, dejé a mi familia, amigos y a todo lo que tenía en mi vida.

Aún no logro reconocer muy bien las calles y lugares, pero al menos sé llegar al colegio y a algunos lugares esenciales.

Hoy es fin de semana y necesito ir a una papelería a buscar todos los útiles que me piden, me dirijo a darme un baño rápido y salgo a buscar una papelería.

Ya estando en ella, me encuentro a un chico. Nos topamos porque necesitaba una carpeta y no la alcanzaba y me ayudó. Después de que me hizo el favor, de darme las carpetas, le agradecí y pude fijarme en esos ojos grandes, sus pestañas largas, y esa sonrisa que parecía de burla. me preguntó mi nombre y a que colegio iría. Con gusto le contesté y coincidimos en el instituto al que estábamos inscritos, pero en ningún momento me mencionó el suyo.

Después de lo que serían unos minutos de platica, mi teléfono sonó, con toda la pesadez del mundo tuve que retirarme y esperar a que en otra ocasión volviera a encontrármelo.

terminé mis compras y decidí ir a dar una vuelta, para ver que lugares nuevos podía conocer, wow,  era un lugar enorme y con muchas personas, intenté preguntar donde me encontraba, pero no conozco mucho el italiano, no podía comunicarme al 100 con alguien y el ingles no todos los sabían así que era complicado saber con quien podía hablar y con quien no. Por azares del destino, de nuevo ahí estaba él, en una esquina con bolsas de diferentes tiendas, se veía que esperaba a alguien, aunque estaba molesto o decepcionado, no distinguía muy bien. 

decidí acercarme, pues era la única persona con la que anteriormente había podido tener una conversación sin tener problemas. Al verme me hizo una seña para saludarme, al terminar de acercarme, comencé a hablar nerviosa.

A - ¡Hola!, Disculpa la molestia, pero, ¿Donde estamos?

E - Hola, estamos en la plaza central, ¿Necesitas algo?

A - Mmm, sí, es que no sé como llegar al edificio en el que me hospedo.

E - Dame la dirección. Yo te llevo, de todas formas, ya me dejaron plantado.

A - Está bien, ¿Puedo ayudarte en algo?

E - No, solo dime a donde te llevo.

A - Bueno, pues vamos a ir al edificio Belmont, en la calle 56

E - Vale, vamos.

Después de caminar entre 10 y 15 minutos, llegamos y subió a dejarme, le ofrecí pasar, pero se negó, le agradecí y solo me sonrió se dio la vuelta y se fue. 


El chico de la sonrisa dulce.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora