Me senté en aquel parque semi vacío cercano a mi lugar de trabajo. Esperé observando a las palomas y una que otra mariposa volando a lo lejos, hasta que le vi llegar, usualmente vestía casual, siempre reflejando su predominante personalidad despreocupada. Él siempre creía tener la razón, el siempre creía ser más listo que los demás. Se sentó a mi lado en silencio.
—Hola. —Me sonrió de la nada y yo simplemente lo miré con incredulidad.
—Pensé que no llegarías, ¿para qué me citaste aquí?
—Aquí fue nuestra primera cita, ¿lo recuerdas?
—Si. —Comencé a jugar con mis dedos como evidencia de nerviosismo. El pasó su mano por mi espalda.
—Lamento lo de anoche, realmente no estaba pensando bien las cosas, acepto que ha sido mi culpa. Sobre el sexo... no puedo evitarlo, sabes que me gustas mucho y a veces simplemente no puedo resistirme a querer hacerlo contigo. Sabes que me encanta cuando lo hacemos. —Suspiré cansada de la misma excusa.
—Deberíamos dejarlo aquí. —Mis uñas lastimaron mis dedos, me costaba demasiado dar aquél paso, pero al final decidí que no podía seguir así.
—¿Por qué? Acabo de pedirte disculpas, Dalia —me tomó del rostro, lucía desesperado, como nunca lo había visto—, mírame. No puedes terminar nuestra relación solo por ese berrinche, ¿entiendes? Sé que estás enojada, pero puedo compensarlo, ¿quieres algo en particular? —En ese momento supe que tuve suficiente.
Tomé sus manos y las alejé de mí. —Estoy harta de que creas que todo se arregla con regalos materiales, aprende de tus errores, eso es algo que siempre quise que hicieras, pero en cambio me dejé llevar por tus estupideces superficiales. No puedo más con esto. —Para este punto, las lágrimas habían comenzado a fluir, pero de enojo. Me puse de pie y me decidí a marcharme, no sin que él me siguiera todo el camino hasta mi tienda, lugar en que tenía cosas pendientes por hacer.
—Por favor vete, ¡respeta mis decisiones! ¡no quiero volverte a ver más! —Cuando llegué a la tienda, pude observar a Yoongi esperando en la entrada, me preocupé.
—¿Qué está haciendo él aquí? —Matthew lo miró con odio, como si él se tuviera toda la culpa.
—Te dije que es mi amigo y cliente, si quiere esperar aquí es porque algo ha de necesitar. —Yoongi se puso incómodo al ver la situación, pareció querer irse, pero al ver como Matthew me tomó del brazo a la fuerza, no lo hizo.
—¡¿Es por este rarito que me estás dejando?! —Lo empujé, entonces Yoongi se interpuso entre nosotros. —¡¿Es así?! —Su tono de voz se alzó aún más.
—Yo no tengo nada que ver entre ustedes, pero por favor déjala en paz, ha sido clara con sus palabras. —Lo miré preocupada, supe que Matthew estaba enojado, le vi empuñar las manos.
—No te metas, ¿por qué no te regresas a tu país de raritos? —Comenzó a reír, Yoongi lo ignoró y cuando quiso darle la espalda, Mathew lo golpeó en la cara, aún riéndose. —¿Por qué no te defiendes? —Yoongi estaba enfadado, sin embargo, se mantenía tranquilo, hasta que de la nada su puño se estrelló en la cara de Mathew, haciéndolo caer de la sorpresa, su labio sangraba, justo como el de Yoongi.
—No vuelvas a insultar a la gente de mi país, ni a subestimar a Dalia. —Esta vez se volteó y entró a la tienda tomándome de la mano, yo estaba impresionada.
El chico se piso de pie y con el orgullo obviamente herido, se fue sin decir nada más, yo estaba preocupada, nunca le vi actuar de esa forma tan vergonzosa, tampoco esperé ver a Yoongi golpeándolo, el día estaba tomando un giro extraño y nada agradable, suspiré de estrés y Yoongi sólo me observó.
—¿Estás bien? ¿No te hizo daño en el brazo? —Tomó mi brazo para observarlo con cuidado.
—Estoy bien, Yoon. Gracias por quitármelo de encima, realmente sin ti hubiera sido difícil.
—Lo siento, no quería golpearlo, pero me costó después de ver cómo te trató y se expresó. —Negué con la cabeza y le sonreí, él devolvió el gesto levemente.
—¿Querías comprar algo?
—Creo... que ya no. —Suspiró y se acomodó el bucket hat negro que llevaba puesto.
—Ven aquí. —Dije, y fui por el kit de primeros auxilios.
—No hace falta, puedo curarme solo en casa. —Insistí, acomodé la silla frente a mi y le miré hasta que accedió y se sentó mirando algún punto fijo en la nada. Comencé a limpiar y curar su labio con cuidado, verle de cerca me aceleró un poco el corazón, su piel estaba muy bien cuidada, era muy blanca y, además, sus labios formaban un pequeño puchero, tenían un color muy bonito, me sonrojé un poco, pero continué haciendo mi tarea. Pronto me di cuenta de que él también estaba sonrojado, me pareció adorable.
—Listo, gracias por dejarme curarte, es como agradecimiento por ayudarme.
—¿Vas a trabajar hoy? —Negué con la cabeza, sólo vine a asegurarme que todo estuviera en orden, algunas personas han reportado robos últimamente. —Pues... —le vi algo nervioso de repente.
—¿Sucede algo?
—Creo que estás algo triste aún. —Le miré sorprendida. —Te... —aclaró su garganta—, cerca de aquí venden un café muy bueno, si quieres podemos ir a tomar uno.
Sonreí para mí misma, con ternura revoloteando en mi pecho, ¿estaba invitándome a salir?
—Claro, vamos. —Le sonreí levemente, tomé mis cosas y fuimos al café que mencionó.
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LA FOTO DE LA LUNA
RomanceDalia es una chica con muchos miedos e inseguridades, se encuentra sola alrededor de varias personas a quienes se aferra sin comprender todo lo que debe dejar ir, hasta que Yoongi, un chico con una perspectiva diferente de las cosas, cruza caminos c...