"Al día siguiente a las ocho de la mañana, recibí un correo de mi jefe. Se trataba de la ubicación de la mansión y un par de fotos de los alrededores."
- La mansión se encuentra en Bethune Beach, así que necesitarás un taxi para llegar hasta allí. Te mando un par de fotos del acantilado donde se encuentra la mansión para que no te pierdas. Cuando acabes el trabajo mándame una carta con los informes. - Decía la carta.
Ethan se vistió, recogió su maletín con un par de libretas, un bolígrafo negro y un sándwich, ya que la investigación tardaría todo el día; y se fue fuera del hotel para desayunar un café en un bar al lado del hotel. Después de 10 minutos observando la calle y bebiendo su café, fue a la carretera para coger un taxi. Tuvo suerte ya que el primer taxi que vio aparcó al lado de él.
El taxi aparcó al lado de la playa y Ethan recogió sus cosas y le dio una propina de 15 dólares al taxista. Ethan observó la playa por un buen rato.
- Que preciosa que es. Ya me gustaría tener una mansión cerca de esta playa. - Pensó Ethan mientras miraba las fotos y buscaba el paradero de la mansión.
Por las diez de la mañana, Ethan localizó la enorme mansión abandonada, se veía que nadie había ido a limpiarla en años.
- ¡Genial, la he localizado! Voy a acercarme a la ventana al lado de la puerta. - Pensó feliz Ethan.
Haciendo lo pensado, se acercó al acantilado donde estaba la mansión, miró la gran puerta de madera y luego miró a la ventana de su derecha. Como había mucho polvo, Ethan cogió su manga de la camisa y limpió un poco la ventana con ella. Vio que la mansión casi no tenía muebles, y se pensó que la mayoría de los muebles se habrían subastado hace años. También se fue a la parte trasera de la casa y observó el jardín que había. Las flores estaban muertas y la hierba estaba gris y sin vida.
- Como se nota que nadie viene aquí... - Pensó Ethan, decepcionado, ya que le encantaba la jardinería.
Después de aquel vistazo a los alrededores de la casa, se acercó a la puerta, y con sus dos manos empujó la gran puerta para poder entrar al interior. Lo consiguió, y observó con curiosidad la sala principal, que estaba compuesta de una gran chimenea en la pared de la derecha, una mesa larga con sillas que a simple vista parecían cómodas, una alfombra en medio de la sala y unas escaleras grisáceas que continuaban por la izquierda y derecha. Como era de esperar, toda la habitación estaba llena de polvo, y Ethan tosió poco por ello. Se acercó a la chimenea con libreta y bolígrafo a mano para hacer apuntes de la antigüedad de la chimenea, y cuando apuntó un par de cosas, observó que en las estanterías encima de la chimenea tenían un par de fotos. Una de las fotos era el amanecer desde la parte trasera de la mansión, y la otra era una familia compuesta de una madre, un padre, un niño pequeño y un chico adolescente.
- Ese chico... - Susurró Ethan.
Se acercó más a la foto para intentar reconocer al joven, pero lo interrumpió un sonido de una vajilla que se había caído en la otra sala.
- ¿Q-Quien anda ahí? - Preguntó Ethan asustado.
Agarró la libreta de tal manera que pareciese que iba a golpear a alguien y se acercó a la puerta que estaba al lado de la mesa. Soltó una mano de la libreta para poder abrir la puerta y al entrar descubrió que aquella sala era la cocina. Ethan se relajó un poco, e empezó a investigar el que se cayó y donde. Al cabo de 2 minutos descubrió que se había caído un plato de cristal blanco y dorado. Con cuidado, Ethan recogió el plato intentando no cortarse con los cristales. Dejó los cristales en el fregadero, y notó un dolor pequeño en el pulgar; se había cortado sin querer. Chupó su pulgar para que dejase de sangrar, y de repente se escucharon unas leves risas. Ethan se asustó mucho y cogió la libreta otra vez con intención de defenderse.
- ¿Quién hay ahí? ¡Muéstrate! - Gritó Ethan asustado.
Escucho que las risas se fueron otra vez a la sala principal, y él se guió y se fue allí. Al principio no vio a nadie, pero más tarde vio una sombra bajando las escaleras.
- ¿Quién eres? - Dijo Ethan con miedo.
De repente, la sombra bajó de las escaleras corriendo en dirección a Ethan.
- ¡No te acerques! - Le gritó Ethan y se puso en posición de ataque con su libreta como arma de defensa.
Pero la sombra no le hizo caso, y siguió yendo hacia Ethan.
Finalmente, la sombra se puso enfrente de Ethan y le dio un fuerte abrazo.
- ¡Hacía años que ningún invitado venía! - Dijo la sombra.
- ¿Q-Qué...? - Tartamudeó Ethan.
La sombra se distanció de Ethan, y partículas negras se desvanecieron de su cuerpo. Se reveló que aquella sombra era una persona joven de pelo corto pero rubio, con un traje marrón; aquella persona era igual al adolescente de la foto.
- Bienvenido a la residencia Portman.
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Luz
RomansaUna historia donde te enseña a buscar la luz en las situaciones más oscuras.