La muerte es la forma más grande de amor.
-Charles Manson.
Rexan.
La besé. Lento y transmitiendo todo mi amor y deseo hacia ella. La desnudé lentamente grabándome cada esquina de su piel. Sus lunares, sus pecas, cada marca hecha por mi.
-Rexan- Gimió bajo. Quería que me apresurara pero yo quería prolongar el momento, porque sabía lo que vendría después.
Entré con ella a la ducha y abrí la llave dejando que el agua cayera sobre nosotros. La levanté en brazos y nos pegué a la pared, ella me besaba con desesperación. Rocé mi miembro ya despierto con su entrada haciéndola jadear sobre mis labios. Aprisioné sus muñecas con mis manos, colocando sus brazos por encima de su cabeza y contemplé su cuerpo.
Aquellos lunares en su pecho, sus senos con el tamaño perfecto para mis manos y esas marcas que dejaba mi cuchilla como evidencia de lo que hacíamos cada noche.
No podía negar que extrañaría esto. Maldita sea que lo haría.
Ella liberó una de sus muñecas y acaricio mi rostro viéndome con ternura. Ella quería esto, no podía cambiarlo.
-Soy tuya, Rexan. Te mataré si lo olvidas- Sonreí y la besé, fui entrando en ella poco a poco, apreciando cada gemido. Descansó su frente en la mía y comencé a moverme, lento y fuerte como a ella le gustaba. Hoy la complacería.
Solté sus muñecas colocando mi mano en su cuello mientras ella clavaba sus uñas en mi hombro y espalda. Empecé a moverme más rápido, veía como mordía su labio hasta hacerlo sangrar. Sabía cómo le gustaba.
Apreté sus pechos entre mis manos, masajeándolos y acerqué mi boca para besarlos y dejar una pequeña marca. Siempre serán míos.
Echó su cabeza hacia atrás gimiendo a la vez que la estimulaba con mi pulgar. La sentí contraerse a mi alrededor.
-Ya casi, amor.
-Joder- La embestí con más fuerza hasta que gritó mi nombre, llegando a su precioso orgasmo. Su último orgarmo. Segundos después llegué yo con ella. La indecisión me marcaba pero ella me miró, haciéndome entender.
Ella quiere esto. No hay nada que puedas hacer.
Antes de arrepentirme, tomé uno de mis cuchillos. Aquel negro que era su favorito. La besé con hambre y, sin pensarlo más, clavé el cuchillo en su pierna, bajándolo por todo su muslo, abriéndolo.
Abriendo también así su arteria. Desangrándola.
Me sonrió con debilidad mientras su sangre salía en gran cantidad, bañándonos a ambos.
-Me liberaste, mi sádico. Nunca lo olvides. Me hiciste feliz- Y sin más, se desvaneció en mis brazos.
-Te amo, Galia. Siempre serás mía.
Y así mismo mantuve mi promesa. Ella siempre permaneció como mía.
Cómo jefe del equipo forense tenía total acceso a todo lo que me pudiera ayudar a mantenerla conmigo.
Y así lo hice. La congelé y la mantuve para mi.
Siempre hermosa y siempre mía.
Mi Galia.
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Me gustaría leerlos, ya sea por comentarios o por mensajes privados. Saber qué opinan de la historia, de cómo se va desarrollando y si tienen alguna idea para que pueda mejorarla.
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Los secretos de Anelís.
Teen FictionUna chica. Seis chicos. Mamá siempre dijo que los monstruos existían, que a lo largo de mi vida encontraría a varios. Eso fue antes. Antes de matarla. Su último aliento fue soltado junto con las palabras: "Cada día, tarde y noche verás a un...