Parte 2

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Estaba ido.
Solo escuchaba sonidos lejanos, me dolían los brazos. Un chico morocho me sacó del baño donde estaba.

Sentí que me cargaban, me dolían los brazos, no podía moverme.

Después de un rato me golpeó el viento.
Me habían sacado.

Había sido una mala idea llamar, me pasa por estúpido, yo solo quería sentirme querido por una vez, antes de - morir.

No me pude resistir, cuando el tal Valen me habló, me pasó algo, quería que me salvara, pero no debía, me hería con la cuchilla para convencerme a mi mismo de que mi tiempo acá había pasado.

La preocupación en su voz me hizo tambalear, nunca nadie me había preguntado sobre las cosas que me gustan, mis planes, ni lo conocía pero algo en su voz, me hizo replantearme todo.

Sería el amor del que todos hablan? Lo dudo. No te puedes enamorar de alguien que apenas conociste hace 15 minutos y solo por llamada, o tal vez ahora era así. Nunca conocí el amor para refutar eso.

Mientras estaba en la que supuse era la ambulancia veía manchas o siluetas, no estoy muy seguro, el ardor en mis brazos era mucho más fuerte.

- Prbse iwe sen eta dirmiedl — escuche una voz, seria otro idioma? La voz me resultaba familiar.

Luego todo se tornó negro.

(...)

Colocamos a Manuel en la ambulancia, solo permitían que una persona subiera con él.

- Valentín, ve a casa — me dijo Mateo — yo me ocupo de él, tenemos que seguirle insistiendo a sus padres.

No quería, cuando lo vi, tan lastimado, los brazos llenos de sangre, los pómulos hundidos, no podía dejarlo así.

Manuel emitió algunos quejidos.

- Mateo, tú encárgate de eso— le dije subiendo a la ambulancia— necesito cuidarlo.

- Valen, no te olvides de cuidarte a ti también— dijo volteando hacia el auto en el que habíamos venido— llamaré a sus padres— se despidió.

Las enfermeras cerraron la puerta.

Empezaron a hacer diversas cosas, uno le inyectó un líquido blanco, mientras que las demás lo vendaban.

Las caras de ellas eran tristes.

- Pasó algo? — pregunto, no me gustaba esa expresión.

Una enfermera me miró, mientras que la otra seguía dándole otros pinchasos.

- Está muy delicado, los cortes son muy profundos, no creo que pase de hoy — dijo aún aplicándole unos sueros.

— Chicas, hagan lo que esté en sus manos, por favor — digo desesperado — le prometí que lo salvaría.

Ellas solo me miran y asienten.

- Primero le aplicaremos esto— dijo mostrando una jeringa.

- Parece que se está durmiendo — digo al ver que Manuel había cerrado los ojitos.

La cara de las chicas cambió.

- No es normal, aún no le aplicamos la anestesia, no debería dormir — dice una desesperada, agarraron unas máquinas como planchas, de esas que se usan en las películas para revivir.

Yo solo estaba estático, no se podía ir, no así, a tan cerca de salvarlo.

- Contaré hasta tres — habló una.

La otra movía algunos botones.

- Uno, dos, tres - no respondía.

- Vamos de nuevo, uno, dos, tres - nada

𝑇𝑒𝑙𝑒́𝑓𝑜𝑛𝑜 𝑑𝑒 𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎𝑛𝑧𝑎 - {𝑊𝑜𝑠𝑝𝑙𝑖𝑘}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora