Gael empezó a conducir por las calles de nuestro preciado pueblo, algunas de las calles por las que pasamos ya estaban completamente destrozadas por el paso de esos dragones. Miré a través de la ventana durante todo el camino, hasta que pasamos por delante de mi casa, Gael condució un poco más despacio en esta parte, como si necesitara bajar y salvar a mi familia. No lo haría, no tenía la mínima intención de salvarles. Miré a mi amigo con lágrimas en los ojos y con la súplica de que se marchara de ahí cuanto antes.
-Tal vez, deberías entrar a coger algo de ropa- Negué con la cabeza.
No era necesario que yo recogiera algo de mi ropa, yo y la madre de Gael utilizábamos prácticamente la misma talla y el mismo estilo. Él asintió en comprensión, posando su mano en mi pierna, la cogí entre las mías y la apreté, tan solo para señalarle que no me iría lejos de él. Normalmente se la hubiera retirado, para que no pensara mal sobre esta pequeña acción, Gael solía comerse mucho la cabeza con cosas como esta, pero en este momento, necesitaba a mi amigo más que nunca y él me necesitaba a mí, sin importar de qué forma.
Emprendimos de nuevo nuestro camino, apoyando mi cabeza en el cristal, me limité a mirar por donde nos llevaba, sabía que nos mantendría a salvo, aunque tuviera que arriesgar su vida para ello, por lo tanto no estaba asustada. Cuando cruzamos un camino de arboles, supe donde nos llevaba. Habíamos venido aquí infinitas veces y habíamos traído a Adam un par de ellas, en cambio Emma nunca había estado allí, era como nuestro pequeño rincón. Miré a Gael por un momento, él seguía conduciendo con una sola mano, mientras yo jugaba con la otra entre las mías.
-Duerme, te avisaré en cuanto estemos allí- Me sobresalté, no sabía que era consciente de que lo miraba.
-Está bien.- Esperé unos minutos, recogiendo toda la valentía que pude, no solía decir estas palabras mucho, así que me costaba soltarlas, pero cuando lo decía, lo decía de verdad- Te quiero Gael.
-Te quiero también Abi.
Y de verdad que lo quería, pero no de la misma forma que él a mí, lo quería como alguien querría a su hermano mayor. Tras unos minutos de tener los ojos cerrados y mis pensamientos revoloteando por mi cabeza, me consumí, en un profundo y placentero sueño.
ERIC.*
Incluso después de derrotar a todos esos humanos, no podía dejar de pensar en la chica del pelo negro y como sus ojos saltones me miraron con una mezcla de extrañeza y furia cuando le guiñé el ojo, verdaderamente sentía curiosidad por ella, aunque no entiendo porque, solo era una humana y las humanas no suelen llamarme la atención, ya que las pocas chicas que hay en nuestra especie, son desde luego muchísimo más bellas que cualquier humana. Pero esa en especial, me llamó la atención, Tenía un aro de energía rodeándole, eso no era lo normal en su sucia especie, normalmente los humanos no tenían ni un poco de energía a su alrededor. Vamos Eric, deja de pensar en esa sucia carstgaun,mi conciencia tenía razón, había estado pensando demasiado en esa chica. Tampoco entendía porque no la ataqué cuando pude, porque estaba bastante seguro de que podría haber cogido a ella y a sus dos amiguitos y llevarlos de esclavos como a los demás, o matarlos, en cambio los deje escapar. ¡A TRES CARSTGAUN!.
Doreen llegó a mi lado y se pegó a mi como siempre solía hacerlo, creyendo falsamente que eso me seducía, conseguía el efecto contrario, pero ella tenía un buen punto en la cama.
-¿Vas a explicarme porque estás tan distraido?- Dijo mientras meneaba sus pechos de la forma más seductora que podía y sin conseguir lo que quería.
-No es de tu incumbencia.
-Oh vamos, no me digas que es esa carstgaun que dejaste libre.- Le miré sorprendido- Sí, me di cuenta, ops, vaya, ¿tú plan no salió como querías?
-Callaté Doreen.
Ella rió cinicamente, me miró, su iris formandose ya de un verde oscuro, mostrandome que la única intención que tenía era llevarme a la cama. A los de nuestra especie, cuando alguien nos interesa de esa manera, o estamos enojados, nuestros ojos se transforman del mismo color que nuestras escamas cuando estamos en forma de dragón. Le miré seriamente, me había enfadado tanto que no la llevaría a la cama, por muy bien que echar un polvo me sentara ahora.
-No diré nada si haces lo que quiero- ¿De verdad se atrevió a amenazarme?.
Me acerqué a ella, rozando sus labios con los míos, torturandola un poco, mientras observaba como sus ojos se ponían completamene verdes y cuando se intentó acercar un poco más me aparté, me levanté y estaba a punto de marcharme cuando miré por encima de mi hombro.
-Te diré una cosa Doreen, solo lo diré una vez así que procura estar atenta. Soy el líder de los Dragones Oscuros, ¿A quién crees que creerán si vas contando eso y yo lo desmiento?- Y con esto, dejandola deseosa, boquiabierta y enfadada, me marché.
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Dark Dragons.
FantasíaTodo el mundo celebra la fiesta de fin de año, sin tener la más mínima idea de que el mundo tal y como lo conocemos está a punto de cambiar. La tierra está siendo invadida por seres que nadie creía reales hasta el día de hoy, pocas personas tendrán...