quattuor

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Tenía tanto miedo.

Ser llevado en brazos hasta un túnel sumamente oscuro para después sentir un calor infernal gobernar en su cuerpo mientras observaba como una pequeña criatura a su alrededor.

Todo aquel lugar era un mar de fuego.

Árboles completamente oscuros bañados con un singular polvo plateado que generaba una de las únicas fuentes de luz a parte del fuego que parecía caer como cascadas desde las grandes montañas de grava.

El Inframundo al que lo había llevado aquel demonio era tan diferente al que su Dios lo había descrito.

No podía ver las cabezas de humanos ser adornos en cada árbol de ceniza que veía como lo había nombrado su Dios.

No podía escuchar lamentos de mortales, no podía escuchar los gritos de ayuda de las almas condenadas. Simplemente, era un paraíso oscuro con una luna roja adornando su fantasioso cielo.

Jisung se aferró más al cuerpo que lo mantenía en sus brazos mientras las alas del demonio seguían volando con rapidez hasta lo que parecía ser un castillo.

Tenía miedo hasta de llorar.

Porque podía ser que el demonio abriera sus brazos y lo dejara caer al fuego por su llanto infantil.

El ángel se aferraba a las ropas oscuras del demonio clavando levemente sus pequeñas uñas en su pecho. Tenía miedo hasta de mirar el rostro de aquel ser.

Pero decir que prefería volver a su cielo era mentira. Todo podía ser leve comparado a esa celda donde estaba encerrado hace momentos. Aquella celda quemaba su piel por el acero del que estaba hecha.

Las piernas de aquel ángel temblaban ante el tacto de aquel demonio.

No sabía cómo había caído tan rápido.

No tenía fuerzas para luchar con aquel demonio de mirada rojiza, y es que tampoco tenía la voluntad de hacerlo.

ー Llegamos ーdijo el demonio dejando el cuerpo del ángel sobre una alfombra de terciopelo roja.

El cuerpo de Jisung se desplomó cuando apenas tocó el suelo. Cayó fuerte golpeando levemente sus rodillas. Sus pobres alas color perla estaban igual de débiles y aún tenían pequeñas heridas abiertas generadas por las rejas de acero que quemaron sus alas.

Jisung trató de reincorporarse ante la atenta mirada del demonio, sin embargo nulos fueron sus intentos al poder estabilizarse; estaba débil.

El dolor lo carcomía.

ーNo me mates, por favor... ー dijo el ángel mientras bajaba la mirada y apoyaba sus manos en el suelo.

El demonio se arrodilló frente a él. Sin decir ni una sola palabra, solo lo analizaba el rostro casi bañado en lágrimas del ángel.

ーNo te mataré, te salvaré ーdijo Minho.

Jisung levantó su mirada conectado inmediatamente sus ojos con el demonio. Sus brillantes ojos color oro creó una chispa inmediata al conectar con los rojizos ojos del demonio de alas negras.

Jisung puedo sentirlo.

ー¿Por qué? No...no me conoces y usted no es bueno.

ー ¿Eso crees? —Minho levantó una ceja aún sin quitar su mirada del rostro del ángel ー Solo soy demonio, nací ángel como tú y me condenaron por decir la verdad. Creo que para ti no soy bueno, tu Dios no permite que te acerques a alguien que te diga la verdad.

ーÉl s-sabe lo que es bueno y lo que es malo ーdijo el ángel con su voz entrecortada.

ー¿Bueno? ¿Malo?ーMinho rio ー¿Alguien que sacrifica a su propio hijo? ¿Alguien que condena a los seres que aman a otra especie más que a él?

Jisung se quedó sin palabras.

ーDime, ¿qué han hecho contigo, pobre ángel para que pienses todo aquello? ー Minho volvió a hablar.

Tomo el mentón de aquel ángel y limpio con sus blanquecinos pulgares las pocas lágrimas que salían de los ojos de Jisung. Tocó levemente el moretón en la mejilla derecha del menor y pensó que tanto daño le podían hacer a una especie por el simple hecho de ser diferente.

ーDame la oportunidad de protégete ー dijo el demonio mirando al hermoso ángel ー. Prometo que nadie te hará daño.

Jisung aspiró aire, quiso decir algo pero las palabras no salían de su boca. Estaba tan hipnotizado en el rostro del demonio y sus palabras que su mente quedó en otro mundo. Lo único que pudo hacer fue asentir, sintiendo una gran sensación de traición en su ser.

Estaba traicionando a su Dios.

Y eso poco a poco fue olvidado cuando sintió como el demonio del que ni siquiera sabía el nombre lo acorraló sobre la alfombra de terciopelo.

ーSabrás todo lo que el pecado puede generar en ti ーfue lo último que dijo el demonio para después juntar sus labios con los vírgenes labios de aquel ángel.

ーSabrás todo lo que el pecado puede generar en ti ーfue lo último que dijo el demonio para después juntar sus labios con los vírgenes labios de aquel ángel

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—Belu ©

'𝐀́𝐍𝐆𝐄𝐋ーMinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora