—Shoyo-kun, ¿te gustaría salir conmigo?
—No, idiota.
Atsumu rodó los ojos desde su hermano hasta el espejo que tenía a un costado, deseando el tener la capacidad de golpearse contra el vidrio sin lastimarse tan solo para quitarse la frustración que estaba sintiendo. Y Osamu no estaba ayudando en nada.
—¡Shoyo-kun jamás sonaría así! ¡Tú eres el idiota!
—Mira que aceptar salir contigo. Si Shoyo decide hacerlo házmelo saber, me gustaría pedirle amablemente que reconsidere sus decisiones de vida.
—¡'Samu!
El de cabello marrón sonrió satisfecho antes de abandonar el baño en donde había encontrado a su hermano repitiendo las mismas palabras cual mantra tranquilizador en busca de la paz mental para invitar salir al pequeño mánager de su equipo, el mismo que tenía varias semanas robándole toda la atención a su estúpido hermano.
Si Atsumu antes era estúpido, Shoyo Hinata lo ponía el doble de idiota.
Nadie en Inarizaki podía negar que Hinata era un miembro indispensable para el equipo. El día en el que el pelirrojo se presentó ante todos como el nuevo mánager, con su radiante sonrisa brillando en cada esquina del gimnasio y la voz más potente que alguna vez pudo utilizar seguido de una reverencia, todo el equipo se derritió instantáneamente. Todos a excepción de Atsumu, quien se había quedado estático en su lugar, incapaz de mover su cuerpo mientras todos los demás le agradecían al menor por su trabajo con una reverencia, admirando a Hinata. Observándole, si lo decían sus conocidos más cercanos.
Dándole más atención de lo que el arrogante Atsumu Miya solía darle a las personas y alguna que otra cosa.
Desde ese día, Osamu descubrió una parte de su hermano que en poco tiempo descubrió que odiaba con todo su ser. Cada tarde, al volver a sus hogares, lo primero que Atsumu le contaba sobre su día era algo extremadamente específico sobre Hinata, como el hecho de que al menor le encantaba el volleyball pero que prefería mantenerse al margen de hacerse parte del equipo -por razones personales, según lo que había escuchado de su parte cuando este estaba hablando con sus amigos-, o el hecho de que al menor no le gustaba dormir con ropa ajustada porque decía que su piel se estrujaba cuando se movía más de la cuenta durante la noche, y su sangre no fluía correctamente acabando en dolores mañaneros realmente molestos.
Osamu descubrió que su hermano era un peligro para Hinata.
Y sin embargo ahí estaba, dejándole planear su sueño con el pelirrojo, uno en el que él le invitaba a salir y el otro aceptaba, y tenían una linda y adorable cita en algún cine o quién sabe qué cosas le gustaría hacer al menor. Según lo poco que había escuchado de parte del rubio era que quería pedirle un día más privado entre ambos, porque cada vez que intentaba buscarle durante los recesos siempre le encontraba charlando animadamente con sus amigos o haciendo cosas en las que él no quería meterse, porque era su vida y él no formaba parte de ella. Sonaba gracioso, de alguna u otra forma.
Pero Atsumu estaba decidido.
E iba a lograrlo costara lo que costara.
—Shoyo-kun, ¿puedo hablar contigo un segundo?
—¡Miya-san!
La voz de Hinata rebotó en cada rincón del gimnasio seguido del sonido seco de un balón chocando contra el suelo. Tambaleante y nervioso, el menor lleva ambas manos al balón con intenciones de levantarlo, encontrándose con las manos del mayor ya en la pelota, y ambos lo levantan hasta que sus ojos terminan encontrándose.
—¿Necesitas algo?
Atsumu se pierde en sus ojos, como era costumbre. Le llamaba la atención que Hinata nunca le haya preguntado el porqué, pero no puede detenerse a pensar que el menor jamás lo haya pensado. Hinata piensa en otras cosas, lo más probable es que esté pensando en qué cocinará su madre para él esa noche o qué sucederá en el episodio de esa noche de su anime favorito.

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A Date with the Sun. [AtsuHina]
Fiksi Penggemar[Inarizaki!Hinata] Atsumu no puede dejar de admirar al pequeño sol que Inarizaki se había conseguido por mánager. Y por eso decide invitarlo a una cita.