Capitulo 6: Si tu mano se enfría, toma la mía.

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   Los acontecimientos de la madrugada seguían vivos en mi cabeza, era irreal, pues un día éramos prisioneras y sin sospechar estábamos libres al siguiente...

  El cuerpo de Em era calentito y se movía en los compás relajado de su respiración, sé que ya estaba despierta pero intentaba no demostrarlo por si seguía durmiendo, era tan buena. Desde lo que ocurrido en la madrugada y el cansancio de lo acontecido estar muertas de agotamiento era lo lógico, así que no paso mucho antes de quedarnos dormidas pero ahora que despertábamos nos enfrentábamos a la realidad de no contar con un hogar, dinero o registros que dieran realidad de ser personas libres. Aunque no podía importarme menos.

  Una mano se deslizo por mi espalda mientras dibujaba cosas sin sentido y me distraía de mis preocupaciones, deje hacer lo que quisiera, para luego ronronear como un gato perezoso cuando toco en un punto de debilidad. No pares le susurre cuando dejo de tocarme y me vi obligada a levantar la vista cuando no obedeció.

-Buenos días- sonrió mostrando esos perfectos dientes- veo que mentías sobre seguir dormida

-Es tu culpa, tus manos son un placer que me hacen mentir- permanecí viéndola hasta que rápidamente los cerré de nuevo con una sonrisa- así que continua, ahora eres mi esclava de masajes.

-Con que esclava- la escuche reír bajito y luego de un momento donde pensé que seguiría la muy traicionera empezó a hacerme cosquillas.

  Me moví o convulsione lo mejor que podía lejos de sus manos que desistían parar a mis suplicas, tortura deliciosa que murió cuando mi respiración y la suya ya no eran más que un desastre de jadeos. Sonreí, después de mucho tiempo surgió desde la comisura de mis labios hasta llenar mis ojos y creo que Emma lo noto porque me siguió.

-Libres- susurre y ella también lo dijo despacio, saboreando esa palabra que todas deseábamos ¡Libres!

   Sonreímos y puedo apostar que ni el oro del mundo compraría esta sensación de felicidad. Nos levantamos con energía y sabíamos que estábamos en una situación que cualquiera desearía por eso nos acercamos rápido a la entrada del establo y miramos cautelosas si alguien estaba cerca, cuando nos dimos cuenta que nadie estaba en las cercanías en un acuerdo tácito acordamos tomar un sendero donde no hubiera muchas personas pues era hora de comenzar una nueva vida. Aunque con anterioridad dije que no era bueno la esperanza o los sueños, a veces teníamos este juego entre nosotras donde planeábamos lo que haríamos si lográbamos escapar de las garras de Igor.

  Primero evitaríamos multitudes pues si nos pedían que nos identificáramos no tendríamos registro, así que como las ratas nos escabullimos hasta robar unas togas de unos hombres que su borrachera no les permitiría identificarnos, esto nos permitiera cubrirnos la cara hasta que el escándalo de la taberna terminara y pudiéramos salir de la capital; lo siguiente fue robar algo de dinero, nos costó un poco más pues ser asaltantes no era lo mío y Em tendrá esa historia para la eternidad.

-Ese hombre casi te atrapa- se hecho a reír- en que pensabas cuando quisiste empujarlo

-No te rías, lo había visto antes- estaba avergonzada de lo sucedido- se supone que lo empujaría y mientras estaba en desequilibrio tomaría su saco de oro y correría.

- Pues olvidaste que eras más pequeña que ese hombre y aparte lleva el doble de tu contextura, menos mal estaba para ayudarte- la pequeña bolsa en sus manos delataba su éxito y mi fracaso, pero mientras tuviéramos lo necesario para comida no me quejaría.

  Esta sería nuestra vida desde ahora, robar y sobrevivir pero sería mucho mejor que esa taberna y esos hombres. Tome la mano de mi compañera y le coloque una manzana que hizo que sus ojos se abrieran como dos grandes soles y sonreí porque sabía que ella no esperaba que tuviera esa delicia; creo que al final no soy tan mala ladrona.

Somos  sombras de nuestro destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora