Y cuando volteo pensé que mi mundo se caería...
Humillada era como me sentía, terriblemente avergonzada.
Mis manos sudaban bajo el mantel y mi corazón galopaba como una gran bestia salvaje dentro de mi pecho. Ella era como un majestuoso animal, su caminar era grácil bajo esa toga blanca que osaba usar, su cuello adornado por oro y un cabello indómito con pequeñas cascadas de ondas que invitaba a perderte en él, su mirada, tan desafiante y peligrosa, era como ser invitado a quemarse en el más placentero de los fuegos. Por mis dioses, ella era perdición. Miro sin inhibiciones el salón donde estábamos y cuando sus ojos se posaron en los míos mostraron la más exquisita de las sonrisas, inclino un poco su cabeza y como chiste personal revoló sus grandes pestañas antes de prestar atención a un joven que debía de servir en el castillo. Aquel chico no era más que una masa temblorosa cuando la portadora de exquisitos ojos lo observo para ordenar una copa de vino que termino en su mano en escasos segundos, presumía que era lo que bebía por cómo se tiñeron sus labios de un rojo intenso al abandonar el borde de esta
-¿Qué ves?- Alexander había llegado a mis espaldas sin que lo notara logrando un pequeño salto que delato parte de mis actos- Lleva dando órdenes a los sirvientes desde que fue acomodada en su habitación.
- No sé de quién hablas- apresure a decir mientras tomaba unas uvas de la mesa- llevo esperándote desde hace rato, soportando halagos sobre esta incomoda vestimenta y de cómo se me va extrañar cuando tenga que partir a entrenar- una mueca se asomo en mis labios al verla sonreír descaradamente a un hombre que muy claramente se le estaba insinuando.
- Deja de mirarla así o alguien podrá pensar mal- sentí como se sentaba a mi lado- sé que es hermosa pero debes tener cuidado no creo que quieras que padre se entere que tienes la cabeza en otros cosas que no sean tus planes de viaje.
- Sus planes, no míos- aparte la vista de la mujer y la concentre en mi hermano- ¿Dónde está Hugo?
-Padre dijo que lo ayudaría con su vestimenta, sabes que no se deja vestir por otras personas que no sea él- nuestro pequeño hermano era un pillo que cada vez que podía pedía la atención de nuestro rey, no lo culpo a su edad era igual.
-Entonces tardaran un poco en llegar- revise la habitación buscando a mi fuente de curiosidad.
-Cerca de la puerta que da a los jardines- tomo vino sin dejar de sonreír al vacío- ella ya te noto desde hace rato Era, ve y háblale.
-No puedo- lo mire seria- no sabría que decirle.
-Quizás tu nombre, que no eres una acosadora y mientras la fiesta esta aburrida pueden ir a dar una vuelta por los jardines- me miro risueño- no le veo lo complicado.
-Y si no es a mí a quien ve- jugué con el anillo con una pequeña piedra ámbar que decoraba mi pulgar- existen cientos de hombres y mujeres más atractivos que yo, incluso podría estar interesada en ti.
-No lo creo, ya intente hablarle pero esos ojos grises solo te miran a ti- voltee la cabeza a una velocidad extraordinaria por lo último que dijo- no me puedes culpar, esos ojos grises son como una trampa y caí en la tentación, lástima que sea de tu bando.
-Yo no soy de ningún bando- mordí mi labio- solo aprecio la belleza.
-Llámalo como quieras- término su copa y se levanto- voy a buscar a alguien con quien hablar y si preguntan por ti te cubriré por una hora, así que aprovéchala.
-No, espera, no pienso ir- vi como me mira divertido.
-Bien porque ella se canso de esperar y viene para acá- el pánico escalo en mi pecho y quede de piedra.
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Somos sombras de nuestro destino.
Science FictionUna vez... Una niña jugo a unir los clanes, mientras una obscuridad se acerca y su mundo de cristal se tiñe de la cruel realidad. La que da inicio y fin deberá elegir entre lo que oculta las sombras o perecer en un juego de poder. Pero mientras...