Los hombres tienen hasta un dicho cuando no se pueden aguantar el tocar a una mujer: ¿Qué puedo hacer si soy hombre?
Como si la mujer no tuviera los mismos componentes biológicos, me atrevería a decir que la mujer siente más y que el placer les dura más, analizando el tiempo en que pueden durar los espasmos de un orgasmo y cómo podrían prolongarse si el caballero es un buen amante.
Esa mañana me levantaba tarde luego de una larga jornada nocturna, me muerdo los labios al verlo aún recostado y recordar lo que habíamos hecho anoche.
- Flash back –
En un movimiento rápido me giró debajo de él, de espaldas con las piernas cerradas y mi trasero al aire y sentí su gesto noble y suave al colocarse sobre mí y respirarme al oído diciéndome tantas cosas lindas.
-Eres toda una Diosa, me vuelves loquito por ti...
Apenas estuvo dentro de mí no reprimí un gemido, jamás los reprimiría, al él le encantaba al igual que a mí, mis propios gemidos me excitaban y me sorprendían. ¿Qué tan fuerte podía hacerlo? ¿Los vecinos escucharían? No vivo sola, ¿mis compañeros me escucharán? Eso no me importaba de esa forma, mis gemidos representaban la libertad del poder amar sin juicio.
- Fin flash back –
-Buenos días morena linda – le escuché decir y me volteé a verle y regalarle un beso tierno.
-Buenos días – sus manos recorrieron mi cuerpo, tomó mis pechos en sus manos y los saboreó con gusto.
-Me encantan tus pechos – era un gesto tierno de un niño, en verdad éste hombre podía ser todo a la vez, despertar el sentimiento maternal dentro de sí y despertar a la mujer fogosa que le haría cosas nuevas.
-Me encanta ese gesto – las caricias comenzaron a alargarse – si me sigues tocando no respondo de lo que te haré.
-Ah sí?
-Si – ambos reíamos con ternura y picardía, paró y se levantó.
Era tarde, cada quién debía comenzar a hacer sus labores, tender la cama, desayunar, alistarse, trabajar.
Yo estaba demasiado grande para esos términos de "pareja", "esposos" o cualquier cosa parecida... No éramos propiedad el uno del otro, pero él era mío y yo era toda suya... En ese momento, en ése ahora y hasta que el ahora cambiara.
No se confundan, no era solo mi amante, más si el único hombre que compartía mi cama y escuchaba mis gemidos pronunciando su nombre, pero eso no quiere decir que él debía compartirme o yo compartirlo a él. Tampoco era un "mientras tanto", todo lo contrario: "juntos por siempre", "después de ti no hay nada".
El tiempo en el pasado o en el futuro no se puede vivir, y cada promesa se mantiene siempre en el ahora. Prometimos amarnos siendo sinceros, manteniendo el acto sexual como lo que era: algo muy sagrado. Yo soy su Diosa, él es mi tesoro sagrado.
Dentro de nuestra relación no entraban degeneraciones ni libertinajes, yo no le era fiel a él, me lo era a mi Y MI PALABRA Y MI HONOR. Fiel a la percepción que tenía de mí misma, de mis reglas, fuera de las reglas tan absurdas y deshumanas de la sociedad.
Me permitía a mí misma coquetear con otros chicos, esconder el hecho de que tenía alguien más, según las circunstancias, salir con ellos a conocernos sin que nada pasara. Porque aunque mi fuego siempre estaba encendido, no estaba descontrolado, como buen sol, como buen fogata, no iba a negar un poco de calor a quien se acercara, no iba a reprimirle a nadie la sensación tan bonita que se siente cortejar a alguien más... y mucho menos alguien como yo, que tan poco se ve en éste mundo, alguien que los saca de sus rutinas y lo que conocen para enseñarles a vivir con fuego todo el tiempo y que no deben quemadlo o apagadlo tan rápido.
Si las personas cortejaran por el simple hecho de cortejar, no se reprimirían tan hermosas sensaciones por largo tiempo y tampoco acabarían todas en desilusión. No todo es cama, el tiempo previo es igual de delicioso y no necesita de nada más para culminar.
Todo lo que hablo, es una utopía para muchos, hay que tener mucho nivel para llegar a la misma conclusión... y, sobre todo, mucha seguridad en sí mismo.
Antes de llegar a este nivel, también me probé a mi misma, antes de volver a elegirlo a él probé otros horizontes, más, aunque algunos llegaron a mi cama, ninguno entró al paraíso de mis piernas.
¿El chico malo de la moto? Demasiada lujuria desatada, grotesco, no me calentaba con buen fuego, más bien me apagaba.
¿El avatar del Ángel? El ángel desapareció, no volví a verlo en esos ojos, mi emoción y mi alma hubiera estado atada a ese avatar por un buen tiempo de haber sido así.
¿El sombrío niño de ojos claros? Aún lo recuerdo con ternura, despertó el instinto maternal y protector en mí como hace mucho rato no lo hacía.
Y un numero incontable de pretendientes que una mujer siempre tiene... Es mejor escoger a uno para enseñarle todo lo que se tiene, que una dama como yo, no se consigue muy a menudo...
Mi nombre es Lilith, y me han traído desde el principio de los tiempos para enseñarle al hombre, con dolor el hombre me ha enseñado también... Más era necesario, yo también tenía velos de ignorancia que romper. Luego de tantas eras, he aceptado ya mi misión, solo yo puedo hacerlo, solo yo soy tan fuerte, experimentada y sabia como para hacerlo.
Aun no sé como se cumplirá la profecía, como es que mi piel cambiará a blanco y volveré a viajar. Luego de haber sido arrebatada de mi casa, ésta ahora es mi casa y hay alguien que merece la pena, que necesita de mí.
Miro las estrellas y como anhelo volver a verlas, volver a estar junto a los míos, que son éstos mismos pero conscientes de quien soy y conscientes de quien son, volver a sentir la calidez de un corazón siempre vivo, ahora más vivo.
Por ahora me conformo con mis alas de libertad, con aquello que me hace sentir viva, con sentir el viento golpeando sobre mi rostro, con el vértigo que se siente al estar en lo alto, con la sensibilidad de mi piel, con lo sobrenatural de mis sentidos, emociones, con las drogas que se despiertan en mi cuerpo con el chocolate o el ejercicio. Con la buena compañía y el núcleo utópico y paradisíaco que he logrado crear.
Y no menos importante... El acto sexual sagrado que te lleva a la luz y la libertad: Tantra.
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LUJURIA CONTROLADA
No FicciónLas mujeres también sienten, también se apasionan y siempre han tenido pensamientos y sueños llenos de placer... ocultos por una sociedad que juzgaba, cuando eso se vuelve pasado, la verdadera libertad llega con todo lo que eso implica.