Capítulo 47

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Ella miraba por la ventana, dejando que los rayos del sol tocaran su piel sintiendo aquello relajante. Deslizó su mirada del jardín a sus manos, sonriendo pues a pesar del tiempo parecía tener aún veintinueve años, cuando su felicidad fue mayor.

Cerró sus ojos aspirando el delicioso olor que poseía la habitación, no sabía el por qué, pero la esencia la perseguía desde la llegada de cierta pequeña a su vida y aunque la detestaba amaba poder apreciar ese olor a bebé que ni siquiera en el nacimiento de Jin fue capaz de percibir.

Su vida en el pasado parecía no poder mejorar de lo bien que iba, vivía sabiendo qué era ser feliz.
Lo tenía todo, su esposo la amaba más de lo que se pudo imaginar y ese amor terminó dando su fruto. Su pequeño era su adoración, sin embargo no pensó que su felicidad se viera arruinada ante la llegada de una bebé dos años después del nacimiento de Jin, que sin duda arruinaría la hermosa familia con la que contaba.

La odiaba, Sehun le pedía que la amara al igual que Jin, porque era su hija y no merecía el desprecio de la mujer a la que la niña llamaría madre.

Seulgi cada vez que miraba a la bebé mirarla curiosa se sentía menos.
Recordaba la ola de emociones que la golpeaba al ver a la bebé estirar sus brazos hacía ella indicando que quería un abrazo.
Sus manos se hacían puño al tener ese recuerdo que tanto le molestaba, su respiración se volvía pesada y podía sentir la furia contenida en sus ojos, esperando por derrochar eso de alguna manera y la mejor que encontró fue tratarla distinto desde que llegó.

Le era tan satisfactorio hacer sentir inferior a la pequeña, haciéndola pensar que no poseía belleza alguna y por lo tanto nadie podría llegarla a amar, se llenaba de regocijo al verla aguar sus lindos ojos azules por su causa. En esos momentos sentía que el vacío con el que cargaba se llenaba, todo su ser llenándose de autosuficiencia, volviendo a considerar que era hermosa y que esa fue una de las razones por las que Sehun había caído rendido por su encantos.

No obstante sus acciones por hacer sentir a Jisoo desgraciada se veían opacadas cuando Jin corría hasta la pelinegra sintiéndose agradecido de no estar solo y tener una hermana con la que podía ser totalmente sincero en cuanto a sus sentimientos.

Porque era cierto que Seulgi lo trababa mejor a comparación con Jisoo, aún así su pequeño hijo se sentía incomprendido cuando deseaba contarle algo, pues su madre minimizaba su sentir, haciéndole creer que sus sentimientos eran inútiles y que a éstos les faltaba importancia.

Abrió sus ojos a la vez que suspiraba pensando en lo que pudo haber sido si Jisoo jamás hubiese llegado a su vida, e imaginar todos aquellos escenarios la hacían sonreír.

Tomó un trago el vino que sirvió sobre una copa y puso sobre la mesa de noche unos minutos antes de mirar por la ventana.
Se volvió fanática del vino por la mañana, sin embargo no era alcohólica, simplemente disfrutaba el ardor que la bebida provocaba en su garganta. Tomaba una copa todos los días sin falta al levantarse, lo comenzó a hacer sólo por beber y nada más pero con el tiempo se hizo parte de su rutina.

Ese era su momento del día, se daba unos minutos antes de iniciar con su día y lo amaba.

Siguió mirando su jardín a través de la ventana, considerando cambiar las rosas que acostumbraba tener en el, pues éstas ya se encontraban marchitas y era desagradable a la vista. Amaba las rosas porque Sehun solía obsequiarle una cada vez que pensaba que le alegraría, sin embargo aquello se acabó cuando él se cansó de ver los pétalos regados por su habitación, (exactamente hace unos meses había dejado de darle rosas).

Porque Seulgi arrancaba los pétalos sin entender en si la razón, sólo lo hacía cuando necesitaba desquitarse y no estaba Jisoo presente, porque había notado que últimamente la pelinegra salía seguido y no sabía a dónde.

𝐎𝐏𝐄𝐍 𝐁𝐎𝐎𝐊 • 𝐂𝐇𝐀𝐄𝐒𝐎𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora