El Miedo.

6 1 0
                                    

Supongo que la naturaleza se compone de eso, no sé si lo notáis, esa sensación agridulce, evocadora de sentimientos contradictorios y que sin quererlo convive con nosotros cada instante de nuestro tiempo.
El miedo. Sonrío timidamente al pronunciar esta palabra, cada uno forja su miedo, como si fuera una vida paralela a la nuestra , como si fuera el único atisbo de cordura, de precaución, de raciocinio, o incluso de realidad en nuestro ser. La gente le suele atribuir al miedo la culpa que ellos cargan por no lograr sus metas, sueños , fantasías...
La verdad es que afirmo, y lo hago ciegamente, que eso que tachan de negativo y pérfido, no es más que su propia voz, esa que sabe cuales son nuestras carencias, nuestras lagunas, los trastos asentados en nuestra mente ocultos a los demás, el miedo somos nosotros, el miedo es saber que tenemos límites.
En mi caso el miedo se fue rápido, comprendí, seguramente de manera prematura, cuales eran mis límites, pero me alegro, no me arrepiento. La única espina que tengo adornando mi piel, rasgando mis pensamientos y que me carcome, es que, aún sabiendo cuáles eran mis limitaciones, intenté superarlas, el mayor error de mi vida. Le he robado tiempo a alguien, alguien a quien quería más que a mi mismo, semejante a una tortura, si no lo es ya de por sí, y por si no fuera poco tendré que mirar a esa persona en un futuro , y no porque quiera, seguramente si estuviera en mi mano cambiaría la historia. Ojalá que no tuviera que  lamentar aquellos actos que poco después harían piruetas en mis pensamientos, pero de eso va esta vida, de fallar, de arrepentirse, de hacer daño, pero aún más importante de aprender. Aprender, aprendí, pero no sé si ese aprendizaje vale una décima parte de lo que vale el tiempo que a ella le robaron.
Sin embargo, creo que lo peor de haber hecho daño, y haber sido consciente de ello, no es el haberlo hecho, valga la redundancia, lo que atormenta día tras día es; que yo nunca me perdonaré por lo que hice, y aún así, sigo soñando con que algún día me perdone, creo que es hasta repugnante por mi parte.

Un Perdón para un Tridacna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora