Lucifer caminaba estresado por su habitación mientras veía fugazmente la esfera. Tenía muchas dudas en la cabeza y sentía que la mente le podría explotar en cualquier momento.
¿Veía o no la esfera?
Tomó la bola y cuando esta llegó a sus manos, el color azul que mostraba fue cambiado a una variación de diferentes colores hasta crear una imagen.
Muchos chicos reían descontroladamente mientras el más pequeño los miraba con un puchero en la cara. Era su cumpleaños y habían llenado su cara de torta. Chenle se acercó a Jisung y lo calmó con un beso en la frente.
Era 5 de febrero y por regla de los años, era el día que Jisung había nacido.
—Se volvió débil.— Lo reprendió Lucifer dejando la bola en su cama. —Ahora es ingenuo y se deja pisotear por imbéciles.— Cuándo el estaba en su cuerpo, nadie se metía con Jisung. Era uno de los más respetados entre los siete y eso mantuvo su orgullo en alto.
Lucifer suspiró y se lanzó a su cama, recordando la conversación que había tenido hace un año con Hades. ¿Cariño? Eso era para tontos. Jamás le tendría afecto a nadie, solo así se podría mostrar la debilidad de un ser y él era el demonio más fuerte de todo el infierno.
O eso era lo que pensaba antes. Cómo se decía, el Orgullo solo es un máscara, que oculta los sentimientos de un ser.
Sin embargo, eso no aseguraba que le haya tomado algún tipo de sentimiento por el chico. Solo sentía pena por él. ¿Se hubieran burlado de su cara llena de torta si estuviera Lucifer consigo? Nunca lo harían y eso demostraba quién era el mejor.
Desde que Hades le contó que Jisung rechazó la oferta, se sintió molesto, ¿Tanto lo odiaba como para no quererlo de vuelta? Había dado su vida por salvar al chico cuando estaba expiando sus pecados. Le debía su vida ¿Y así le pagaba?
Eso le había pasado por esperar mucho de quién no debía. Aunque tampoco es como si hubiera confiado en que el chico regresara a él.
—¿Qué te pasa?— Volteó su vista hacia la bola de cristal y vio como Chenle se acercaba a Jisung, quién tenía la mirada perdida, parecía como si estuviese pensando en algo.
El pequeño despertó de sus pensamientos y miró a su novio para después sonreírle tiernamente y restarle importancia.
—Nada.
—Algo te pasa y exijo saberlo.— Demandó Chenle muy seguro.
—Es solo que... Lucifer y yo cazabamos un águila cada año...— Quedó perplejo. Jisung aún se acordaba de la tradición que habían creado con el pasar del tiempo.
Para ellos dos, cazar Águilas significaba destreza y poder, algo que alimentaba mucho el ego de Lucifer, y aunque el portador no estuviera muy de acuerdo con la decisión, había pasado más de un siglo haciendo la misma acción cada día de su cumpleaños.
—¿Y no lo puedes cazar tú solo?— El chino señaló un punto que el demonio no pudo alcanzar a ver, pues la esfera era muy pequeña para mostrar todo el ambiente. —Si quieres yo te acompaño.
—No es eso... Solo que siempre se hacía con una espada de plata con una perla azul que siempre tenía Lucifer, y no sé dónde está.— El demonio volteó a su habitación. Esa espada descrita por Jisung estaba en esquina. Había aparecido desde el primer día que llegó.
Y de esa forma, el menor de los portadores llamaba a su antiguo demonio.
—Maldita sea contigo niño.
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Estrella del Alba.
Fanfiction"¡Cómo has caído del cielo, lucero de la mañana! Tú, que sometías a las naciones, has caído por tierra. Decías en tu corazón: «Subiré a los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el mont...