Capítulo 11: Amigos

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Estoy demasiado furiosa, o sea que me hizo desvestirle y él pudo hacerlo sin ningún problema. ¡Carajo! Me trato como su sirvienta en verdad.

Ya lo hacía desde antes

Aunque no la pase tan mal, digo.....al menos disfrute de la vista

Trato de levantarme, pero él me sujeta con fuerza

— ¿A dónde crees que vas?

—¿Me viste la cara de idiota? Ya no seré tu sirvienta

—No, solo de demonio—dice sonriendo—. Y si lo serás, porque aun debo tomar medicina y no puedo usar el brazo del todo bien

—Pero si podías desvestirte solo

—Si—sonríe levantando la comisura de su boca

—Y por qué carajos dejaste que lo haga yo

—No podía perderme esa oportunidad, incluso terminaste bañándote conmigo—dice guiñándome el ojo

Este tipo sabia como derretirte en solo segundos, pero no, no me iba a derretir solo por unos lindos ojos.....! no Eirlys no ¡

—Pues ya me voy idiota

—Claro que no demonio, ya que estas mojada porque no me ayudas a bañarme de una vez—me toma de la cintura y me apega a su cuerpo, nuestra narices empiezan a rozarse, y mi fuerza de voluntad no ayuda en nada en querer alejarme

Y no quiero hacerlo

—¿Seguimos jugando demonio? —empieza a dejar besos en la comisura de mi boca y en el cuello

No lo pienso más, si no que en ese instante envuelvo mis manos en su cuello acercándolo a mí y pegando mis labios con los suyos, envolviendo mi boca en un beso desesperado, un beso lleno de tantas ganas.

Maldita tentación

Él me toma del cabello para que no logre alejarme profundizando más el beso. No sé qué tenía el, pero su personalidad y su forma de ser aunque a veces sea un idiota lograban atraerme, a pesar de que intentaba negarlo algo en mi lo quería aceptar

Era inevitable negarse a el

Era inevitable apartarse de el

A pesar de lo que pasamos y aún nos está pasando

Era inevitable no ser parte de su problema

Un problema que también se convirtió en mío

Nos alejamos para lograr respirar y me queda viendo fijamente a los ojos y yo hago lo mismo, ver ese azul de sus ojos que me llaman mucho la atención

—Me gustan mucho tus ojos—me dice y alzo una ceja para saber si escuche mal o ya me volví loca

—¿A si?

—Sí, me gusta el verde de tus ojos son dignos de un demonio como tu

—Gracias creo......, a mí también me gustan tus ojos, son un azul único—me sonríe

— ¿Solo mis ojos?

—Si solo tus ojos— respondo seria dándole poca importancia

—Yo voy hacer que te guste cada parte de mi demonio—sentí que mis mejillas se pusieron rojas en ese momento, es algo que siempre he odiado ya que solo hace que las personas sepan que estoy nerviosa—Sabes hay otras formas en las que me recuperaría más rápido

—Enséñamelas—dije segura con una sonrisa perversa, no soy una persona que logras intimidar con un par de palabras o talvez si,

Sonreí con malicia y mordí mi labio

INEVITABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora