parte 4

6.9K 330 2
                                    

- si, ya se como es mi madre.

Y así, mi tan esperado sábado por la noche llegó y yo ya no tenía ningún plan aparte de dormir hasta el cansancio.

-¿ Necesitas algo más? - preguntó Denise cuando me vio salir del baño con la pijama puesta y sin maquillaje en la cara.

- No, gracias por todo - dije y me acerque a ella. La abracé y deposita un beso en su cuello -. Siempre estás sacándome de apuros.

- Para eso son las amigas - rió y me separó - ¿ segura no necesitas nada más?
- Nada. ¿ seguro que no quieres que me quede haciendote compañia?

- segura. Ya casi termino, y sólo te aburrirías viéndome trabajar.

- Ah sí, soy un asco con las computadoras - suspiré, le di otro beso y le deseé las buenas noches.

Había estado loca por haber creído que podría dormir. Enteré mi cabeza en la almohada y cerré los ojos fuertemente, pero nada daba resultado. Noté los brillosos dígitos del reloj digital que Denise había colocado, estratégicamente, frente a la cama: 9:31. ¡Dios! Estaba muerta. Era tan temprano y yo no sabía qué hacer.

Me levanté de la cama, fuí a la cocina, me preparé algo de comer y al mismo tiempo preparé algo para Denise. Caminé hasta su oficina, una habitación que había preparado para que nadie la estorbara ni la molestara cuando estaba trabajando. Llamé a la puerta, una, dos veces, pero tal vez ella no me escuchó. Dejé la bandeja con la comida en el suelo y abrí la puerta lentamente, como si se tratara de espiar algo que no debía. Tampoco escuchó cuando entré. Pero seguramente eso se debió a que cuando entré, me quedé paralizada. Denise tenía la cabeza hacía atrás, los ojos cerrados, la boca deliciosamente entre abierta, más abierta se encontraban sus piernas que quedaban una distancia suculentamente sugerente entre ellas, y su mano, su perfecta y delicada mano derecha, descansaba entre éstas mientras la mano izquierda se encargaba de acariciar sus senos.

Habíamos sido amigas desde el colegio. Nos habíamos conocido durante nuestros primeros días como inexpertas colegialas, pero jamás la había visto así. Por un segundo dejó de ser mi heterosexual mejor amiga y se transformó en el objeto de mis deseos.

<< No, - me dije - ya lo arruinaste con tus padres no puedes arruinarlo también con tu mejor amiga >>

Respiré profundo y, muy lentamente, fui caminando hacia atrás, para alejarme de ahí como si nada hubiese sucedido. Pero fui tan torpe que terminé chocando contra la pared. El brusco sonido inmediatamente acaparó la ateción de Denise, quien enseguida se volteó y me vio alarmada, avergonzada.

- Lo siento - me disculpé -, debía haber tocado.

Su expresión cambió, seguro había notado mi mentira, sabía que yo jamás entraba a una habitación sin llamar antes.

- No - titubeó. Sus mejillas se habían ruborizado dulcemente. Aquella visión me pareció exquísita, pero, ¿ cómo decirlo sin terminar arruinado todo?

- No podía dormir y decidí preparar algo de comer, te traje algo. - señale a mis espaldas, en donde había dejado la bandeja.

Estábamos nerviosas y sabía que por el momento eso se solucionaría yéndome, pero no quería hacerlo. No mientras Denise siguiera pareciéndome tan condenamente sensual. ¿ cómo era que nunca lo había pasado desapercibido semejante sensualidad, semejante deseo, semejante belleza?

- siento que hayas visto...

Gracias a una tonta películaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora