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―No, no es así.

Jungkook intentaba procesar lo que acababa de escuchar, pero se cuestionaba su salud mental y le atribuía a la hora y el no haber dormido bien lo que había escuchado, no era real. No.

»―Hey, ¿sigues ahí?―. Hoseok pasó una mano frente a la cara del menor. Este se había quedado estático, con los ojos y la boca abierta, y Hobi solo se divertía con aquella expresión que también le causaba ternura.

―Hobi hyung... ¿Qué acaba de decir?

―Que, en otras palabras, tu también me gustas―. La timidez y vergüenza se apoderaron del mayor en aquel momento y sintió enrojecer su rostro. Se sentía como un adolescente que se le confiesa a su crush.

―Hyung... si es una broma, déjeme decirle que no es divertida― el menor se negaba a aceptar eso. Su hyung, el chico que había estado rondando su mente las últimas semanas, ese que empezaba a amar, ¿le correspondía?

―Kookie, te estoy diciendo la verdad... creeme que para mí también es difícil de asimilar; de hecho, esta misma noche he esclarecido mis sentimientos, pero ahora estoy muy seguro de lo que siento.

―Yo... no sé qué decir... estaba preparado para una respuesta negativa pero no para una positiva. Hyung, me preocupa Tae...― el dolor se podía palpar en la voz de Jungkook, a pesar de que estaba feliz porque sus sentimientos eran correspondidos; no quería hacer nada que afectara a su amigo.

―Igual yo, Jungkookie. No quiero herir a Tae. De hecho, como te dije, fue esta misma noche que aclare mi cabeza, también he estado muy pensativo por culpa tuya... Yo pensaba que tu seguías enamorado de Tae y que yo empezara a desarrollar sentimientos por ti solo iba a hacer más incómodo todo, pero... vaya, jamás pensé que estuvieras pasando por lo mismo.

Se quedaron en silencio unos segundos mientras se miraban fijamente, luego estallaron en carcajadas. Sin necesidad de palabras, ambos sabían lo que aquella risa cómplice significaba. Habían estado, sin saberlo, sufriendo por lo mismo y ahora, todo el peso de sus preocupaciones se evaporaba de sus hombros al encontrar un apoyo emocional en el otro. La conexión que habían formado en aquellos años iba más allá de lo que ellos hubiesen imaginado y apenas se daban cuenta de ello. Cuando sus risas se calmaron, Hoseok habló:

―Vamos cariño, es hora de volver a casa.

Juntos emprendieron una agradable caminata, muy distinta a la que habían tenido horas atrás. Tímidamente se tomaron de las manos en búsqueda de calor, pues parecía que el clima se había enfriado más a medida que el sol se aproximaba a salir. Entre risas, el menor le confesó que lo había confundido con un ladrón y por eso había corrido, y el mayor se rió de aquello por largo rato, atreviéndose luego a atraer al menor en un abrazo, y así, abrazados y en medio de una amena plática, volvieron a casa.

―Hobi, no puedo dormir―. Habían llegado hacía media hora al departamento, y luego de tomar una bebida caliente, habían decidido dormir un rato. Jungkook estaba en su cama, tenia sueño, pero no lograba dormir. ―¿Puedo dormir con usted?

―Ven aquí―. Susurró Hoseok, quien estaba en su cama y tampoco podía dormir. Se corrió hacia la pared, dejándole espacio al menor quien en pocos segundos se metió bajo las cobijas junto a él.

―Hyung, ya se que hemos hablado, pero... hay algo que quiero contarle―. Murmuró por lo bajo Jungkook, tras pocos minutos de haber entrado en la cama ajena. Los dos chicos estaban acostados, de frente, mientras el mayor dejaba suaves caricias en las manos del contrario. Hoseok no dijo nada, solo espero a que siguiera hablando.

»El primer día que salí de madrugada fue por esta misma razón. Quería dormir con usted... y ya sé que ya había sucedido en el pasado, pero ese día... ese día quería dormir en sus brazos, poder tenerlo junto a mí cuando despertará en la mañana. Lo quería junto a mí, y mis pensamientos me aterraron. No sabia que me pasaba y no quería averiguarlo―. Jungkook iba bajando la voz a medida que hablaba, avergonzado. Hoseok pudo haber muerto de ternura en ese instante, el tono de voz que usó el menor, el puchero que formó al terminar, todo en él causaba una agradable sensación en el pecho de Hoseok. Sin poder evitarlo, atrajo al menor en un abrazo y lo mantuvo ahí, en su pecho donde su corazón latía acelerado. La oscuridad le proveía de algo de valentía y sin siquiera premeditarlo, dejo un beso en el cabello castaño de su menor.

―Que tonto eres, Kookie. Solo tenias que venir conmigo, mis brazos siempre estarán disponibles para ti―. El mencionado solo se removió en los brazos del contrario, apenado por las palabras que este acababa de decir, y sin pensarlo, enterró su rostro en el pecho de su mayor; gracias a la tranquilidad de la noche y a la cercanía, podía escuchar los suaves latidos del contrario, que lo arrullaban cual canción de cuna.

El destino actúa de una forma incomprensible para el ser humano. Nos pone en situaciones extrañas, situaciones que nunca previmos pasar y el cómo actuamos frente a cada suceso varía de persona a persona, dependiendo de factores internos y externos, desencadenando en alguno de los tantos resultados posibles. Eso pensaba Jungkook mientras se arrastraba a los brazos de Morfeo, sintiéndose feliz entre los brazos de Hoseok. Su amor por la música le había llevado a conocer a seis maravillosas personas, entre ellas el chico que estaba a su lado. Una relación amorosa fallida y una tonta pelea, había terminado con que vivieran juntos, y se habían vuelto más cercanos debido a la ausencia de sus amigos. Todo aquello parecían situaciones vividas al azar, pues nunca lo había premeditado y, aun así, todo lo llevo a ese momento. Al momento en que su corazón empezó a latir más fuerte al estar en presencia de su hyung, el momento en que trato de huir de sus pensamientos, encontrándose en la oscuridad con el causante de su conflicto interno. El destino, el universo o lo que sea que marcaba su vida lo había puesto a vivir aquello, terminando en una confesión de amor que no había resultado un desastre como imaginó. Se sintió feliz. Estaba feliz. Fue lo último que pensó antes de dormirse totalmente. Pues a pesar de lo que suponía aquel amor "prohibido", a pesar de lo que tendría que enfrentar, estaba feliz de ser correspondido y saber que la persona que él quería, lo quería también.

Fin.

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