Miré mi nuevo cuarto totalmente aterrada pero a la vez con entusiasmo pensando en que era un nuevo comienzo.
Dentro de unos días comenzaba en la universidad y no era tanto el miedo de empezar unos estudios totalmente distintos a los anteriores, era el conocer a tantas personas nuevas que perseguían el mismo objetivo que yo y por supuesto sin olvidar que no me encontraba en mi ciudad.
Mi familia no era rica pero tampoco podía decir que faltaba el dinero en casa y por ello desde que decidí que no quería permanecer en mi ciudad comuniqué la decisión a mis padres y comenzamos a ahorrar para así conseguir el dinero suficiente para mínimo mi primer año de universidad y los gastos de un piso.
No todo fue tan fácil por supuesto. Ellos comenzaron a guardar dinero pero a cambio yo debía gastar lo mínimo posible en cosas incesarias, lo cual entendía. Por otra parte tomé un pequeño trabajo durante el verano con el que no conseguí gran cantidad de dinero pero si algo para cubrir parte de los gastos.
No podía olvidar que dejaba atrás no sólo a mi familia, también a mis amigos. Samy, mi mejor amiga, ella era genial y eramos amigas desde el instituto. Con ella podía compartir todo lo que me pasaba sin miedo y también me aportaba cierta valentía que me faltaba en muchos casos, sin olvidar que estaba un poco loca lo que me hacía los días más fáciles y divertidos a su lado. Samy no era mi única amiga, por supuesto, pero era la más importante sin duda.
Samy se mantuvo en nuestra ciudad estudiando pero nos prometimos seguir hablando todos los días y visitarnos si era posible.
De vuelta a mi nuevo piso me fijé bien. No era un gran apartamento y sin duda no necesitaba más. Al entrar se encontraba el salón junto con la cocina que no era de gran tamaño pero si con los muebles necesarios para mantener mi dieta no a base de fideos precalentados. Por otro lado el baño y dos habitaciones, una de pequeño tamaño que quizás tomaría como un despacho y que aún no tenía ningún mueble y que actuaba como mi trastero debido a las cajas de las mudanzas y mi habitación, de mayor tamaño con una cama de matrimonio, un gran armario lo cual agradecí y un pequeño tocador. Era totalmente perfecto para mi.
