D E S E O

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Vlad ha vivido mucho. Ha sido testigo de como los lugares, personas y lugares van cambiando por el tiempo, el mismo lenguaje en constante cambio y él siempre ha tratado de estar a la par de eso. Desde que decidió que viviría en medio de este mundo buscando, esperando por su amor perdido.

Por eso mismo se encontraba en el bar "The Lux". Había oído que era un gran lugar donde la gente se reunía para beber, bailar y tal vez joder. Supuso que sería algo como las tabernas, llenas de ruido y gente soltando sus deseos pero ahora que estaba aquí no creía que este lugar pudiera compararse a una taberna.

Era enorme, brillante pero oscuro. Las luces y sombras jugando de tal forma que la gente podía usar estas para cumplir sus deseos. La música alternaba la voz y los sonidos para que acompañe al ruido que los asistentes dejaban caer debido a sus actividades públicas y no tan públicas.

Era demasiado. Era deseo puro. Ya entendía el nombre. Este lugar era la representación clara de poder darse el lujo, de estar repleto de este. De el querer cumplir todas las fantasías y deseos ocultos. Que era posible. En este lugar todo era posible.

En más de mil años se sintió sonrojado aunque sabía que no podía estarlo. No con la relación que tenía con la sangre.

…………………….

—¿Qué ves con tanto interés, Lucifer? —Maze llegó junto a su jefe y amigo llena de curiosidad.

—Un hombre

—Has visto millones de hombres, te has acostado con más o menos la misma cantidad ¿qué hay con éste?

—Que él ha vivido la más bárbara y destrozada vida pero aún se sonroja ante humanos jodiendo en medio de los sillones o esquinas oscuras.

—Suena a un santurron.

—Suena a un hombre llevando un gran deseo que puede quemar todo. Tal vez hasta al mismo diablo —la voz filtró deseo y anhelo.

—Suena a que será tu próxima presa.

—¿Será gay?

—¿Importa? Eres Lucifer.

—No soy un abusador.

……………….

Vlad ahora se encontraba en el bar. Había logrado sacar una tarjeta de crédito debido a su reciente trabajo independiente. Vendía antiguedades, cosas tan olvidadas como él pero que algunos buscaban por eso mismo. Él sentía que les daba una nueva vida a estas, que era gracioso hablar con esos humanos que venían y le contaban con el brillo en sus miradas de historias que él había vivido. A veces eran muy alejadas de la realidad pero eso mismo lo hacía aún más interesante. El como la gente cambiaba los hechos debido a lo poco que vivian, como boca a boca agregaba o quitaba datos. Como algunos hechos seguían intactos, negándose a ser borrados.

Estaba tan concentrado vagando su mirada por todo el lugar que cuando salió de su estupor fue atrapado sin precaución alguna por los ojos de ese hombre sentado en el sillón que se encontraba en su rango de visión.

Él conocía los ojos de alguien que ha vivido mucho. De alguien que sentía que su destino fue decidido y al final aunque uno quisiera no acatarlo, caería por este. Él mismo era un tipo así.

También conocía cuando alguien era humano o no. Ciertamente ese tipo no lo era. Pero tampoco era alguna criatura que Vlad había visto antes.

Así que con la curiosidad burbujeando y el ambiente que este lugar daba, hizo algo que no solía hacer. Sonrió como antes. Como cuando su familia aún vivía. Cuando aún era el rey. Cuando era humano.

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