Un nuevo comienzo

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Después de lo acontecido, Gustabo se dirigió a los vestidores, para así poder salir de servicio, encontrándose de nuevo con Conway y  “su” familia. Viendo como sus pequeños le hablaban a su supuesto padre.

Los niños, al ver cómo el señor que hizo que papá cambiará de actitud los observaba, se escondieron tras las piernas de Jack mientras lo analizaban. Había algo raro en ese señor, pero no les molestaba su presencia, de hecho les daba curiosidad como si lo conocieran de algún lado.

-Anciano, ¿Podemos hablar?-
Decir que esa pregunta desconcertó a todos los presentes era poco. Horacio estaba realmente preocupado por Gustabo, más en su forma de actuar.

- Bien.-
Antes de irse luzu lo sostuvo de la mano, tratando de hacerlo entender de que no tenía que hacerlo, pero solo obtuvo una sonrisa a cambio.

Siguió al rubio hasta una sala de interrogatorio que estaba cerca, ambos entraron y se sentaron con una tranquilidad inquietante.

-Ve al grano capullo, no quiero perder tiempo.-esto le daba muy mala espina.

- Tranquilo vejete, es lo que iba a hacer.-se tomo un momento y tras un gran suspiro por fin hablo- Quiero tener a luzu por un día completo.- Jack lo vio incrédulo, ¿Cómo puede pedir eso?

- ¡JA! ¿Estás de coña no?, Porque de no ser así, eres más estúpido de lo que creí.- sin embargo Gustabo no dió ninguna señal que le demostrara lo contrario.

- No juego, de echo con luzu jamás lo he echo. Yo nunca deje de amarlo y lo demostraré- Conway estaba llegando a su límite.

- Por supuesto -con la sonrisa más fingida que tenía prosiguió- entonces ¿También debería dejarlo en el altar? Digo, para demostrarle mi amor, gilipollas.- eso fue algo que no esperaba Gustabo, quien con un ligero rojo elevó su voz.

- QUE SABRAS TÚ IMBÉCIL. TÚ, NI NADIE TIENE DERECHO A OPINAR DE ESO.- decir que estaba enojado era poco, sin embargo no debía perder la compostura, por ahora no, debía hacer las cosas mejor para lograr su objetivo.

-Bien. Dime Gustabin acaso te das cuenta lo que me pides. No solo me estas pidiendo estar con mi prometido si no también por 24 malditas horas, ¿Acaso eres anormal?.- Jack quería golperlo, no, iba a golpearlo pero sus hijos estaban ahí y debe ser un buen ejemplo.

- Y a qué le temes. Tú aseguras que te ama ¿No es así? - sonrió con sencillez, al parecer ya había vuelto a la normalidad.

-No es eso. Luzu no es un objeto, el debe tomar esa decisión, no yo.- en parte era verdad, pasar el día o no era luzu quien tenía la decisión final.

-Él no lo hará si no quieres. No hay que ser genios para saber eso supervergaardiente.- Gustabo sé inclino en la silla y prosiguió-  De hecho estoy siendo considerado por su hija. Fácilmente pude desarme de ti, y sin la necesidad de ensuciar mis manos -dijo esto último en tono de burla

- Como si pudieras gilipollas - En la cabeza de Jack se activo la señal de peligro. Básicamente le estaba declarando la guerra.

- Pff -logro contener una carcajada pura y siguió hablando con burla- ¿Te das cuenta de que hablas con quién destruyó la puta mafia más peligrosa a la que te has enfrentado? No es por hacerte menos Yayo, pero... tú no hiciste en años lo que ya logré en unos meses- por unos segundos lo vio dudar. Bingo era ahora o nunca.

- Luzu no...- lo interrumpió, Gustabo no debía darle oportunidad de entrar en razón.

- Escuchá- su tono volvió a cambiar al serio de un inicio- no haré nada que luzu no quiera, esta es mi última carta a tomar. Me conoces, yo no ruego o insisto, así que después de esto no volveré a entrometerme.- nada de lo que dijo era mentira, no pensaba insistirle al castaño demás, lo último que quería era lograr que lo odiara- Ten en cuenta que esto lo llevaré a cabo de una manera u otra. Solo que estoy evitando lo ilegal, después de todo, quiero ser un ejemplo para mis hijos.- se levantó dándole unas palmadas a Conway antes de irse, dejandolo con una pequeña batalla mental. Te tengo anciano...

~Karma~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora