My Soulmate

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Luz... Veía una luz molesta, ¿esto es estar muerto? Veía todo borroso y blanco.

Poco a poco fui visualizando una pared en frente de mi, yo estaba acostado en una cama, miré hacia arriba, habían cables y una pantalla en la que se veía mi pulso.

Estaba en un hospital.

Ahora veía claramente, a mi derecha había una ventana en la que se veía un cielo azul precioso, nunca me había parado a ver el cielo, pero era hermoso.
En uno de mis brazos tenía una aguja clavada la cual estaba conectada a una bolsa de sangre.

A mi izquerda estaba mi brazo vendado, pero alguien más estaba ahí. Estaba sentado en una silla totalmente dormido mientras sujetaba mi mano.

–D-Daichi.... -dije feliz.

Él entreabrió los ojos y me miró, enseguida saltó y me abrazó.

–¡Suga! -dijo mientras lloraba.

Pegó su frente con la mía y me agarró las mejillas con las manos.

–En serio pensaba que te perdía... -dijo mientras lloraba.

–Lo siento... -dije sonriendole.

–¿Recuerdas lo último que dijiste? -dijo mirándome.

–Referescame la memoria -dije sonriendole.

–Dijiste que me amabas, después de que yo te lo dijera... ¿Era verdad?

Me acordé de todo, me había intentado suicidar, y lo último que dije fue que lo amaba, típico de mí, arrepentirse en el último momento.

–Te amo -le dije.

Él soltó un suspiro mientras sonreía, se acercó a mí y me dió un beso en la cabeza.

–Yo también te amo -dijo sonriendo.

Tocaron la puerta, era una enfermera que venía a cambiarme el vendaje.

Quitó el vendaje para poner otro, y vi el desastre que había hecho.

–Tranquilo, esto se cura -dijo riendo tranquila- además, tienes un amigo muy bueno, ha estado estos dos días aquí sin separarse de tí.

–¿D-Dos días? -dije perplejo.

–Has estado dos días inconsciente.

Miré a Daichi y él me sonrió, se había quedado conmigo todo este tiempo... Estaba feliz.

La enfermera me tapó la herida con vendas nuevas y se fué.

–¿Has estado conmigo todo el tiempo? -pregunté.

–Todo el tiempo, no me he movido se aquí -dijo mientras me sonreía.

–¿Ha venido alguien más? -pregunté.

El negó con la cabeza, ¿ni mi familia había venido? Que les jodan.

...

De vez en cuando me dormía un rato, o hablaba con Daichi, o simplemente nos quedábamos en silencio.

Ahora estabamos en un silencio cómodo. Yo estaba acostado en la cama mientras lo miraba a él, él tenía una mano en su teléfono y la otra acariciandome la cabeza.

–Debería ducharme, ¿no crees? Hace días que no lo hago -dije.

–Sí, pero el vendaje no se puede mojar -dijo.

Dejó a un lado su teléfono.

–¿Q-Quieres que te ayude? -dijo avergonzado.

Yo también me avergoncé, pero necesitaba ducharme.

–Por favor -dije sonrojado.

Me ayudó a levantarme de la cama y me llevó al baño, me senté en una silla que había dentro y me empecé a desvestir mientras él encendía el agua para que estuviera caliente.
Él me quitó la camisa cuidadosamente para no hacerme daño.
Me ayudó a quitarme el pantalón, y me metí en la ducha. Él desde fuera sujetaba mi brazo vendado y yo dentro me duchaba. De vez en cuando me hacia caricias en la mano, yo me reía. Al salir me rodeó con la toalla y me abrazó para que no tuviera frío.
Mientras yo me vestía él me secaba él cabello, y al final me ayudó a ponerme la camisa.

Me senté en la cama, me había quedado muy agusto.

–¿Mejor? -preguntó.

–Sí, gracias -le sonreí.

Me sentía muy bien estando a solas con él, no tenía que preocuparme por nada, ni por mi familia, ni por la facultad ni por nada, solo éramos él y yo.

...

Pasaron los días, y me dieron el alta, tenía que volver a casa, si se le puede llamar así.

–No quiero volver -dije.

–¿Dónde vas a ir si no? -dijo Daichi.

–A donde sea, pero no dentro de esas malditas paredes.

El peli marrón se quedó pensando.

–Podrías venir a mi casa -dijo feliz.

–¿En serio? -pregunté feliz.

Él asintió, ya no tendría que preocuparme por mis padres, y tampoco por la facultad, ahora tenía a alguien que me entendía. Fuimos felices para simpre y no me tuve que preocupar por nada, o eso me gustaría decir. ¿Pensabas que todo era bonito y agradable?

Sugawara murió, todo lo que ha pasado en el hospital ha sido fruto de la imaginación de Daichi por la pérdida de su amor. No todas las historias tienen final feliz.

–Te echo de menos... Suga... -dijo enfrente de la tumba- sé que nos encontraremos en otra vida, y seré capaz de hacerte feliz, lo prometo...

Dejó las flores encima de la lápida y se paró a ver.

–Nunca pude decirte tranquilamente que me gustabas...

Se veían caer lágrimas por las mejillas del chico.

–Me habría gustado que me colocases la pelota por última vez... O simplemente poder haberme despedido de ti como debía...

Ahora lo que fueron unas pocas lágrimas era una cascada de lágrimas llenas de tristeza.

–Yo tenía un sueño... ¿sabes? Soñaba con poder llevarte a ver las estrellas, siempre me hablabas del cielo oscuro, te encantaba -sollozó.

El chico se arrodilló en frente de la tumba, el dolor podía con él.

–Soñaba con poder sacarte de tu casa y vivir contigo, solos tú y yo... en una casita con un perrito corriendo por el patio, dijiste que te gustaban los perritos...

Se levantó del suelo y miró de nuevo la tumba de su amor.

–Yo... De verdad siento que acabo de perder a mi alma gemela...

Ordenó las flores que había dejado unos momentos antes mientras lloraba.

My soulmate.... Te encantaba decirme cosas en inglés... Querías ser profesor, ¿cierto? Habrías sido un profesor envidiable....

Se alejó de la lápida listo para irse, pero antes dijo una última cosa...

–Te amo Koushi, en esta vida y en todas, te amo...

...
















My Soulmate - DaisugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora