II Started.

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Tomé su mano, pero no puedo mentir, era como cualquier otra persona, se veía 1 o 2 años mayor que yo, claro está, lo deduje por su forma de hablar con propiedad, y sin embargo no podría evitar transmitir ternura y confianza.

Por fin conocía a la famosa Carin, una persona común y corriente, aunque sus ojos claros reflejaban algo inexplicable, su sonrisa contagiaba de alegría a cualquier débil emocional y sus manos, heladas, delicadas, pero al mismo tiempo fuertes daban ese toque eléctrico que la hacía parecer más interesante. Ahora que lo pienso, tal vez no era tan normal, por el momento digamos que lo seguirá siendo.

Comencé a temblar internamente y solté su mano de forma fugaz y sutil. Ella centró su vista nuevamente en Liz. El teléfono de Liz sonó…

- ¿Hola?... Ajá… Ok, llegamos en 10.

- ¿Quién era? – pregunté interesado, probablemente, esa sería la oportunidad perfecta para irnos rápido.

- Aurora quiere que vayamos rápido. La fiesta ya casi inicia y nos necesita para algo especial, no mencionó qué.

Liz se despidió de Carin, la abrazó y le deseó un feliz cumpleaños. Mi corazón se aceleraba lentamente, sentí vergüenza, sí, vergüenza, pero ¿por qué?

Dimos vuelta, y antes de emprender nuestro camino escuche una voz que se despedía

– Adiós Sam, gusto en conocerte- me puse nervioso nuevamente – el gusto es todo mío Carin, y… feliz cumpleaños-.

Quién lo creería, Carin y Aurora cumplían en mismo día, al igual que la mejor amiga de Carin, definitivamente era un sábado de locos.

Disfrutamos de 4 o 5 horas de diversión lujuriosa: cerveza, vino, champagne, baile, todo lo fundamental en una fiesta, pero prefiero no desviarme entrando en detalles. Disfrutamos un rato agradable y luego, actuando con mi papel de “Ceniciento”, volví a casa un poco después de las 12.

Mi insoportable madrastra solía mantenerme vigilado. Ella era grandiosa, no lo niego, sólo que a ratos se volvía bastante irritante. Prefería mantener el ambiente en calma.

Probablemente, esa noche, tuve un leve pensamiento sobre Carin, la verdad no logro recordarlo, por lo visto mi memoria no es tan perfecta como parece. Decidí dormir y descansar, mis pies estaban exhaustos de tanto bailar.

Me levanté, ordené mi cuarto, me cepillé los dientes y lavé mi cara. Levanté mi cabeza y me observé detalladamente en el espejo, la gente solía decir que el parecido entre mi padre y yo era enorme, tal vez sería por mi vulgar y muy esponjado cabello, o tal vez por mi tono de piel trigueño, más bien, moreno, o tal vez mi sonrisa perturbadora, o mi mirada épica capaz de hacer sentir mal al primero que me sacase de quicio, mis ojos cafés, un tanto rasgados, serían los culpables de aventarme al agua a la hora de mentir. Tal vez sería el prototipo de él, o simplemente era yo, Sam, el Sam que todos juzgaban, el Sam que pocas oportunidades había tenido, el Sam que cohibía sus sentimientos, sus palabras y sus acciones, la verdad es que, nunca lo supe.

To the moon and back.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora