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En la oscura noche del 30 de noviembre de 1887 era celebrada la gran boda entre Jeon Jungguk y su reciente esposo Park Hyeyong.
Los invitados que conformaban la gran velada pasaban el rato platicando sobre el nuevo matrimonio y como fue este una gran estrategia entre ambas familias ya que al ser dos de las mas ricas de la ciudad de Daegu que mejor ayuda para mejorar sus riquezas que casar a sus primogénitos.
Jungguk se encontraba en la mesa de honor junta a Hyeyong mientras este platicaba sobre como se haría cargo de ambos negocios en el futuro, a Jungguk este tipo de conversaciones hacia que sus ojos se llenaran de cansancio.
Por segunda vez en la noche Jungguk le dirigió la palabra a su esposo ya que lo primero que le dijo fue el acepto que lo unió a Hyeyong para toda su vida.
Ustedes se preguntaran a que se debe la poca comunicación entre los novios, pues todo es debido a los padres de Jungguk porque estos le avisaron de su casamiento un día antes de la ceremonia.
Pero a Jungguk le hubiera gustado saber cuando se casaría, pero no porque fuera hacer una despedida de soltero, no por supuesto que no. Por sus enseñanzas un joven de tan alta gama no tendría porque celebrar cosas tan banales como esas y bueno no es como que tuviera amigos con los que celebrar en una pequeña reunión.
- Hyeyong, podríamos irnos ya - llamo jungguk a su prometido mientras tocaba ligeramente el pulcro traje de seda que cubría su hombro.
Hyeyong como respuesta acerco sus labios a la oreja de Jungguk para susurrarle por lo bajo. - Claro Jungguk-ah -
Hyeyong se levante de su silla e hizo que todos en el salón guardaran silencio para avisar que el y su bello prometido partirían de la gran celebración para ir a su bella luna de miel; Y entre pétalos de flores y silbidos fue despedida la pareja.
Ambos subieron a la carroza que los llevaría a la casa de los Jeon para recoger las maletas correspondientes para el viaje.
Después de casi media hora de camino acompañados solo por el silencio llegaron finalmente a su destino, la casa de los Jeon.
El hogar de los padres de Jungguk no tenia mucho en especial debido a que poseía la misma monotonía que todas las casas de la cuadra. Todas eran de color beige con un jardín, que aunque lo cuidaran demasiado, siempre tenia el mismo verde opaco.
Entraron por la gran puerta negra que fue abierta por KyungSik su mayordomo, subieron las grandes escalera de madera hacia el segundo piso donde se encontraba la habitación de Jungguk y a lado de esta estaba la habitación de invitados que le fue dada a Hyeyong un día antes de la boda.
Al estar en el segundo piso cada quien tomo camino a su respectiva habitación para recoger sus maletas para la luna de miel.
Jungguk entro a su habitación y se sentó frente a su tocador para retocarse el maquillaje y su peinado que se había arruinado gracias al aire que hacia afuera. Escucho como era ligeramente tocada le puerta y pronuncio un pase que fue seguido de los pasos de su nuevo esposo.
Se sorprendió cuando encaro a Hyeyong y este tenia dos copas de champaña en mano, como se habrá enterado que era fanático de esa deliciosa bebida.
- ¿Como sabias que me gustaba la champaña? - pregunto jungguk algo dudoso, aunque ya se hacia una idea de quien le pudo haber dicho ese dato.
- Digamos que me di a la tarea de conocer los gustos de mi querido esposo - contesto Hyeyong mientras se formaba una sonrisa victoriosa en sus labios al ver como Jungguk se tomaba de un solo sorbo todo el contenido de la copa.
Salieron directo a su carruaje para que los llevaran al puerto donde estaba el barco que los llevaría a su luna de miel.
Pero para mala suerte de la pareja Jungguk no logro llegar a su tan esperado destino de la noche.
O tal vez solo fue mala suerte para Jungguk.
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