Capítulo 11

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Lo primero que ven mis ojos es a la brujita que Daemon me había regalado el día anterior, sonreí al no tener las manos del demonio enredadas a mis caderas. Limpiando mis ojos hice mi camino hacia el baño y una imagen llamativa fuera de mi ventana me hizo detenerme en seco

Pasé mis ojos con descaro por su tallada espalda y detuve mi mirada en los músculos brazos, casi babeé un poco al ver como sus abdominales se tensaban cada vez que hacía una flexión, incluso me tomé la libertad de apoyar mis caderas al marco de la ventana y disfrutar con mayor comodidad de las vistas. Mi ego intentó reprenderme varias veces, pero pasé de el de manera subliminal, ya luego me reprocharía el hecho de estar comiéndome a Daemon con los ojos

El portazo en mi puerta me hizo caer sentada de culo y Lía desgreñada me abordó de una

-Maldición Lía- me quejé sobando mi trasero mientras mi consciencia con frescura se burlaba de mi

-Qué hacías?- “nada , aquí tranquila, babeando por el paquete de seis de mi archienemigo”- por qué luces como si te hubieran atrapado masturbándote?

-Qué?- pregunté decidiendo entre confundida o disgustada 

-Nada, no tengo tiempo para intentar sacarte tus maldades, mira mi pelo Dani- lloriqueó señalando la red de telarañas en su cabeza- Amaneció así, creo que es por culpa de toda la pintura de ayer- pataleó exasperada- No, ya sé lo que voy a hacer, necesito una peluquera pero ya. Gracias Dan!- canturreó alegre y simplemente desapareció por donde mismo vino

Desde las escaleras escuché a Lía reprochándole sobre su cabello a Niel y luego este apareció en mi puerta con aires de querer cantarme las cuarenta debido a mi visita a comisaria la noche anterior

-No fue del todo mi culpa- me defendí antes de que empezara el ataque

-No vine a sermonearte- suspiré aliviada- de hecho, estoy algo orgulloso de ti, qué bueno que hiciste las paces con Neissa- Niel tenía ese algo que te hacía verlo como a un respetable hermano mayor al cual de vez en cuando le gustaba pasarse de copas- como sea, algunos de nosotros vamos a la playa, vienes?

-Mmm me acabo de despertar, me demoro un poco

-Creo que Stephan y Daemon irán luego, si te decides vas con ellos- asentí con la cabeza

En cuanto Niel salió de mi cuarto volví a meter la nariz contra el cristal de la ventana pero mi fuente de entretenimiento ya no estaba “Que desilusión” pensé y entré en el baño decidida a no indagar sobre mi interés por los ejercicios matutinos de mi némesis

Empecé a canturrear, bueno mas bien intentar cantar Fake Love de BTS mientras me daba un baño y el recuerdo de la conversación de ayer con Christopher me hizo sonreír como boba y también con nerviosismo, la realidad es que no tenía experiencia de sobra en citas, Layn era el único novio que había tenido, terminar como lo hicimos dejo ciertas heridas profundas en mi autoestimas y durante un tiempo los hombres no me generaron más que enojo, venir a Miami encendió en mi las ganas de volver a intentar y me daba buena espina que el primero fuera Christopher 

La verdad es que el peli gris era algo de otro mundo y además de guapo era muy agradable, el simple hecho de defendernos a Ana y a mi aquel día lo hizo parecer el príncipe azul de cuentos con el que toda chica sueña y tenía puntos extra al no tener rondándole ese aire de mujeriego como a Stephan y sus amigos 

Pensar en las conquistas de Stephan me hizo reír, siempre fueron un dolor de trasero, demasiado creídas y superficiales, literalmente vi llorar a una solo porque la manicura se le arruinó. Cuando me percaté de lo enamorado que estaba mi hermano de mi amiga mi primera reacción fue alejarlo de ella, le saqué varias veces la mierda del cuerpo solo para intentar que abandonara su enamoramiento, no funcionó y en cambio yo terminé de camino al psicólogo porque mi madre percibió el comportamiento sumamente violento de una jovencita de catorce años

Al final soy yo la que mas apoya esa relación, sobre todo porque el tema del psicólogo no me convenció del todo, así que no podía seguir golpeando a mi hermano con esa brutalidad, y porque ver esas miradas demasiado profundas que se lanzaban uno al otro me mataba de a poco

-Dani suerte mas tarde- me guiñó Vicky mientras seguía a Ana que la arrastraba hacia la puerta

Stephan salía de la cocina entretenido con su emparedado y tropezó con mis dos amigas, vi un pinchazo de furia y dolor en la expresión de la rubia y a mi estúpido predilecto se le cargaron los ojos de arrepentimiento.

Mi hermano, que se atragantó con el emparedado, dio media vuelta y regresó a la cocina y Vicky desapareció tras la puerta principal, suspiré por ambos y me dejé caer en el sofá intentando recrear el escenario donde Stephan la jode tanto como para lograr que alguien que llevaba diez años enamorada de el lo odiara de esa manera

Dándome por vencida decidí regresar mis pensamientos a Christopher y su hermosa sonrisa, repasé mentalmente el conjunto que llevaría puesto a la cita decidida a no errar ni siquiera con el color de mis ojos, me conocía lo bastante bien como para saber que en algún momento acabaría cavando un hoyo con mis bobadas, así que mientras menos fueran mejor

El asiento a mi lado se hundió junto con mi sanidad mental cuando vi a Daemon y a su descubierto y marcadísimo y caliente abdomen sentarse, una toalla cubría sus hombros escondiendo parte del tatuaje que empezaba en su antebrazo y terminaba en su trabajada, musculosa y ancha espalda, dirigió su mirada fría al televisor y mientras cambiaba de canal despeinó su cabello mojado y unas gotas de agua cayeron sobre mis muslos

Cuando su rostro se alineó con el mío y aquella sonrisita grosera surcó sus labios decidí hacerme cargo de mis expresiones y suplantar con indiferencia la cara de perro babeando sobre un hueso que de seguro tenía, sin embargo ya era tarde- Te mojé Daniella?- la oración sonó mas provocativa de lo que debería

Mis mejillas se sintieron hervir y su semblante burlesco no me dejó pensar con claridad, bueno eso y el jodido abdomen con forma de barra de chocolate- Te falta demasiado para hacerme mojar Nielsen- una ceja arqueada después me arrepentí de mis palabras

Su mano aprisionó la mía detrás de mi espalda y jaló hasta hacer que callera acostada con mi cabeza sobre el reposabrazos- Deberíamos comprobarlo?-, mi corazón empezó a palpitar desbocado y mi respiración se tornó irregular y temblorosa, miré los labios de Daemon acercarse a los míos con lentitud, luego nuestras miradas se encontraron y el remolino de gris turbio me descolocó “¿Me vas a besar demonio?” pensé con algo espero y fuera inquietud en vez de nerviosismo

Busqué alejarme un poco de el y coloqué mi mano libre entre mi pecho y el suyo, creí sentir su corazón palpitar a gran velocidad pero el estruendo del mío me dejó aturdida cuando su pulgar limpió con delicadeza unas gotas de agua que desde su pelo se habían escurrido hasta mi mejilla   

-Nielsen mi mano, ah!- me quejé adolorida y aquella protesta hizo que mis mejillas quisieran pedir vacaciones del volcán en que se había convertido mi rostro.

Por un momento vi a un Daemon con el que nunca antes me había encontrado, su mandíbula se apretó y tragó forzado, su mirada se volvió feroz y oscura, cada parte de su cuerpo se tensó. Su agarre se intensificó haciéndome quejar nuevamente en dolor,  soltó mi mano y volvió a sentarse donde antes, aún manteniendo su mandíbula tensa y su respiración forzada. 

Como soy masoquista esperé por minutos a que hiciera el chiste por el gemido… no de placer… que había dejado huir desde mi garganta, pero nunca llegó, Daemon estaba centrado en el partido de futbol que transmitían en el televisor y yo, no entiendo por qué, decidí quedarme y disfrutar del, casi, divertido deporte

-Mmm, gracias- su repaso gris confuso se clavó directo en mi mente- Por la brujita, digo, la verdad es que fue un detalle muy lindo de tu parte regalármela

-No te sientas tan agradecida, lo primero que se me cruzó por la mente tras ganarla fue dejarla en algún basurero- aclaró devolviendo sus ojos al televisor

Puse una sonrisa falsa -Si, lo sé- relamió su labio inferior y lo mordió, suspiró y un destello nervioso recorrió su perfil

-Daniella la verdad es que- me miró y su mirada no era fría, enojada o malvada, su expresión escondía algo nuevo, diferente- la escogí pensando en…

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