Capítulo 12

34 6 3
                                    

Decidí no acobardarme por aquellos ojos, la realidad es que Daemon había sido muy agradable conmigo en las últimas horas y yo no quería quedarme debiéndole nada

-Vengo a ayudar- aclaré obligándome a retomar los pasos en su dirección

-No necesito tu ayuda- gruñó enfadado

Con rapidez tome la medicina en sus manos y le di una sonrisita triunfal- Claro que la necesitas

-No…

-Ya cállate y solo déjame hacerlo- sujeté su rostro y lo acomodé dejándome tener mayor accesibilidad a sus moretones- Escucharte protestar como nena hace que el instinto maternal aflore dentro de mi- chasqueó su lengua y alejo su rostro

Con cuidado apliqué el medicamento en todas las cortadas, Daemon sin inmutarse tenia la mirada fija en algún punto de la habitación, su respiración era calmada al igual que su postura y su expresión solo denotaba desinterés y la típica frialdad que lo acompañaba, yo en cambio respiraba con pesadez, mi postura no era para nada cómoda y mi pecho tenía una fiesta alocada en mi interior, incluso podría jurar que un casi imperceptible temblor recorría mis manos

Me sonrojé al percatarme de la posición a la que habíamos llegado, la cercanía era extrema, podía sentir su respiración en mi mejilla y su aliento mentolado impregnado con una pisca de alcohol, estaba situada entre sus musculosas piernas y pegada al soporte de la encimera

-Qué hacías ahí?

-No te incumbe- ¿Qué tan malhumorado puede ser una persona?

-De hecho, si lo hace. Según me contó Victoria tu no estabas cuando todo comenzó y luego apareciste por arte de magia y les salvaste- no contestó- vale, no digas nada, de todas formas, gracias- sus ojos se clavaron en mi, interrogantes- ayudaste a mi mejor amiga y a mi hermano, quien sabe lo que les hubiera sucedido de no haber estado tu allí

-Se lo debo a Stephan- murmuró, mas para el que para mi, decidí no preguntar porque de todas formas no recibiría respuesta

Me di la oportunidad de entretenerme unos segundos con sus ojos, quedé sorprendida por lo bonitos que eran, parecía como si del iris salieran copos de nieve que terminaban cayendo en un mar revuelto y picado tras una tormenta y al final gris oscuro bordeaba ese vasto mar, bajé hasta su nariz, recta, perfilada, su mandíbula cuadrada y masculina y me detuve en sus labios, que aunque rotos, seguían viéndose igual de carnosos. Daemon era definitivamente algo fuera de este mundo, gracias a mi hermano siempre había estado rodeada de chicos candentes, pero sin lugar a dudas, por más que me doliera admitirlo, Daemon siempre me había parecido el mas guapo, solo que su actitud lo convertía en la horrible bestia que era

-Bien, ya está- declaré con nerviosismo por el descarado escaneo y di unos pasos atrás buscando distancia, Daemon tomó mi brazo y me empujó hacia sí

-Que tal tu cita con la reina de las nieves?- intentó sonar divertido pero su mandíbula apretada no indicaba nada de diversión

-Se llama Christopher y fue… bien

-Tss, así que la pasaste fatal- soltó mi brazo y ahora si, diversión matizó su voz 

-No la pasé fatal!!!- me crucé de brazos

-Bruja, eres como un libro abierto, tu rostro siempre delata lo que sientes, sobre todo el enojo, ese lo escupes como si fuera veneno, es gracioso verte explotar encolerizada, lo que quiero decir es que saber lo que pasa por tu mente es bastante fácil

-Eso no es cierto- murmuré cortada- y no es gracioso hacer enojar a los demás  

-Verte enojar a ti si lo es, te ves casi tan linda como cuando te sonrojas- aquellas palabras me dejaron sin habla, enseguida mis mejillas se tintaron de color carmesí y fundí mi mirada al suelo al no querer chocar con el gris. Sus labios se acercaron a mi oído y el susurro que escapó de ellos envió electricidad por todo mi cuerpo- Justo así estas muy linda- mi garganta se secó y mis manos y piernas empezaron a temblar- Daniella…- Dios ¿cómo mi nombre podía sonar tan diferente, tan profundo, tan… sensual?

Estúpidos Sentimientos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora