El mago y el faraón

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Las advertencias que haré antes de iniciar la lectura es que ésta es algo más larga que el capítulo anterior, nuevamente advierto que si no gustas escenas sexuales explícitas, no leas esta parte , gracias c:

Ahora sí, puede continuar.

Más notas al final.

Cuando Roman pidió al pelinegro y a los servants abandonar la habitación revisó rápidamente a Merlín haciendo un chequeo visual, notó que respiraba muy acelerado, estaba demasiado sonrojado, sudado y no podía mantener sus ojos abiertos, se puso su estetoscopio para checar el estado de sus pulmones y su corazón, necesitaba descubrirlo un poco para ello, así que removió las telas blancas y los adornos extravagantes de su capucha, pero en cuanto tocó el pecho por encima de su camisa negra el mago dio un pequeño respingo sobre la cama acompañado de un sutil gemido agudo, el doctor se sobresaltó un poco por esa acción, el sonido fue muy bajo pero lo suficiente para la distancia que mantenía del rostro de Merlín.

– ¿Merlín? – llamó – ¿Puedes oírme?

Pero no recibió respuesta, el albino seguía con los ojos cerrados y respirando agitado, eso preocupó al ojiverde por lo que se puso el aparato y revisó al mago, volvió a tocar su pecho y éste soltó otro pequeño gemido pero aun así lo revisó, sus pulmones estaban bien pero su corazón latía demasiado rápido, a juzgar por su aspecto y las reacciones a sus toques imaginó que el mago estaría bajo los efectos de una droga, y una muy fuerte tal vez, pero quería estar completamente seguro por lo que decidió tomarle una muestra de sangre.

Se levantó por una jeringa y un tubo para la muestra, le sacó una pequeña cantidad de sangre al albino, éste soltó un leve quejido por la intromisión de la aguja pero no se movió más, después le aplicó un sedante para que su cuerpo se relajara y entrara en estado de reposo absoluto, estuvo con él hasta asegurarse de que se relajara completamente, al ver cumplido su cometido salió de la habitación para hablar con el pelinegro.

( ͡° ͜ʖ ͡°)*

Es un hecho que los servants no tienen sueños, se puede decir que son escenarios basados en sus emociones o ilusiones creadas en un estado de reposo, imágenes que se quedan grabadas en su memoria como visiones de posibles eventos futuros o recuerdos del pasado. Merlín específicamente era alguien privado de ése tipo de acciones, ya que él se alimenta de los sueños ajenos, pero su estado actual era una contradicción a su naturaleza.

Podía figurarse a sí mismo en lo que parecía ser una habitación completamente oscura, imaginó que ése era el escenario porque sentía una superficie suave debajo de su cuerpo y lo relacionó con que era una cama, sentía su cuerpo arder y excitado, su creciente erección empezaba a doler, sintió que lo empezaron a despojar de sus prendas, unas manos acariciando su pecho desnudo y jugando traviesamente con sus pezones, él solo podía lanzar suaves suspiros hasta que lo tomó por sorpresa una calidez envolviendo su virilidad. ¿Estaba en algunas de sus aventuras? La respuesta era obvia, ahora ¿con quién? ¿Dónde?

Tapó su boca para evitar que sonidos vergonzosos salieran de sus labios, no era alguien que guardara pudor en el acto sexual pero esta vez era diferente, se sentía en una posición sumisa y no sabía por qué, no ayudaba el hecho de no ver nada ni saber con quién estaba, estaba seguro de que era una de sus aventuras de una sola noche, es un hombre muy codiciado aunque no lo aparente y él estaba dispuesto a compartir una noche de placer con una hermosa mujer ¿quizá estaban a oscuras porque ella quería esconder su identidad? ¿Era tímida? Esa última pregunta carecía de sentido al notar que era ella quien tomaba la iniciativa y lo tenía en esa posición, dejó de preguntarse cosas innecesarias, sólo se dedicó a disfrutar el creciente placer y el tacto hacia su pene.