Disclaimer: I do not own this fanfiction, but it belongs to Ryuu07! WMMAP also does not belong to me! | Descargo de responsabilidad: No soy dueño de esta fanfiction, pero pertenece a Ryuu07! WMMAP tampoco me pertenece!
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(R/n) conoce la historia...
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Un golpe en la puerta llamó la atención de Athanase, y se alejó de la ventana.
"Entrar."
La manija de la puerta se torció, y Liam entró en la oficina. "Su Alteza, tiene un visitante", anunció.
Athanase se sorprendió cuando vio la mirada de ligera irritación en los ojos de su guardaespaldas, lo que despertó su curiosidad ya que el hombre siempre estaba compuesto y digno. "¿Quién es?"
Liam hizo una mirada que estaba entre una mueca y molestia. "El muchacho de la Casa de Alfeo — Señor Ezequiel, creo que su nombre es. Dijo que desea hablar con usted", informó al príncipe.
Si Athanase se sorprendió, no lo mostró. ¿Qué hace Ezzy aquí?
"Señor, ya que estamos marchando pronto, ¿debo decirle que se vaya?" Liam preguntó, sacándolo de sus pensamientos.
El príncipe miró hacia abajo y contempló por un segundo antes de que una sonrisa adornó sus labios. "No. No estaría mal hablar con un amigo antes de irse, ¿verdad?", dijo con voz suave.
Liam frunció el ceño y dijo lentamente: "Supongo que no." Se dio la vuelta y llevó a Athanase a una habitación al otro lado del pasillo, donde el joven Alfeo residía. Se detuvo frente a una puerta y la abrió para el príncipe, asintiendo con la cabeza cuando le dio las palabras "gracias".
Atanaso entró en la habitación y sintió que una sonrisa se le hizo paso en la cara cuando vio la parte posterior de una cabeza de plata familiar. "Ha pasado un tiempo. Confío en que ha estado haciendo bien?
Ezequiel se dio la vuelta a la voz y se iluminó cuando vio a Athanase. Rápidamente se inclinó y asintió con la asintió con una sonrisa minúscula. "De hecho, Su Alteza", respondió con humildad.
La sonrisa en los labios de Athanase desapareció instantáneamente.
¿Su Alteza? ¿Qué pasó con ese lindo apodo que siempre me llamó—Naz?
Atanasa ignoró el ligero golpe de corazón en su pecho y se sienta en un sofá. Cruzó las piernas y entrelazó los dedos por encima de su regazo. "Si hubiera sabido que venías a visitarte, habría preparado té y delicias de antemano", le dijo a Ezequiel, gesturando silenciosamente a su amigo para que se sentara.
