Acababa de mudarme desde la capital y era mi primer día de escuela. Creo que está de más mencionar que no conocía a nadie en absoluto. Entre en el colegio mirando al piso, evitando mirar a todos a mi alrededor, que iban saludandose y abarazandose unos a otros. Acababan de terminar las vacaciones y al parecer, la mayoría no se había visto hasta ese día. Subí las escaleras y me dirigí al aula de segundo año. Un par de días antes, cuando mis papás terminaron de inscribirme en esa escuela, el director me acompañó al que sería mi salón de clases este año. Fue muy amable de su parte, me evitó la parte de preguntarle a los desconocidos a donde debería ir.
Una vez en adentro, me dirigí a un banco del fondo que estaba vacío y me senté luego de dejar mis cosas. Saqué un libro que había estado leyendo últimamente y me puse a leer. Para mi, esa era la mejor manera de evitar todo lo que me rodeaba, pero por alguna razón, sin importar cuanto me gustaba ese libro, no lograba concentrarme. Así que empecé a observar que hacían mis nuevos compañeros. La mayoría charlaba en grupos, unos jugaban con una pelota frente al pizarrón, una pareja se abrazaba y hubo un grupo en particular que llamó mi atención. Eran unos tres chicos y dos chicas hablando, solo que una de ellas no parecía interesada en la conversación, ya que estaba leyendo un libro. Cuando me dispuse a averiguar cual leía, un carraspeo me sacó de mis pensamienetos. Me volví para ver que, prácticamente sobre mí, se hallaba un par de chicos rodeados de unas cinco o seis chicas muy lindas.
-Amigo, ¿Que te parece si te vas a otro lado? Estos son nuestros lugares. -Dijo uno de los chicos.
No le respondí, pero de todas formas, agarré mis cosas y me fui un par de asientos mas adelante, en la misma fila. Un par de minutos después, sonó el timbre que anunciaba a los alumnos que debían bajar a la asamblea. Tengo que admitir que no preste ni un poco de atención. Me aburría, quería volver a casa. Sin mencionar que no había conocido a nadie ni pensaba hacerlo. Luego, todos volvimos a nuestros respectivos salones y cada uno a su lugar. Entró una profesora con cara de pocos amigos, sacó un listado y se puso derecha frente al curso.
-Aquí tengo una lista de cómo los directores quieren que se sienten este primer trimestre. Todos deben respetar sus lugares, sin excepción.
A continuación, empezó a indicar donde debían sentrase los alumnos. Espere mi turno pacieintemente, y finalmente llegó.
-Luke Kennedy, sientate en la fila del medio, adelante, junto con Kayla Morrison.
Kayla Morrison... cuando vi quién era, sonreí. Era la chica del libro, y presentía que me caería bien. Me senté a su izquierda y me acomodé.
Ella me miró y me sonrió amablemente, por lo que le devolví la sonrisa
-Soy Kayla.
-Luke.
Kayla reparó en el libro que yo llevaba en mano. Puso cara de estusiasmo y sorpresa.
-Amo ese libro! Estoy esperando a que salga el último de la saga. Me encanta leer.
-Ya....-Estuve a punto de decir que ya lo sabia. Por suerte, me di cuenta a tiempo. Acababa de conocerla, seria raro confesar que la habia estado observando mientras leia. - Ya lo habia leido, lo estoy releyendo. Estoy ansioso por que salga el último. -Por suerte, no era mentira.
Nos dedicamos una última sonrisa mutuamente y luego miramos al frente. La clase empezaba. La profesora se presentó como la señora Anne Kreiter, y estabamos en clase de biologia. Cuando empezó a hablar sobre cómo ibamos a trabajar durante el año, lo que me aburrió, miré a mi izquierda para ver quien tenía al otro lado. Lo que vi, me puso inquieto. Era el chico que me sacó de mi antiguo lugar. No es que le tuviera miedo, pero ese chico no me daba una buena impresión. Disimuladamente, miré al otro costado de Kayla. Estaba sentado el chico que acompañaba al que tenía al lado un rato antes. Decidí no pensar en la sesación que tenía de que no venian cosas buenas junto con ellos, y me concentré en la clase.
···········
Para el final del día, no había hecho amigos. La única persona que me trató bien y me agradó, fue mi nueva compañera de banco.
Me puse a caminar hasta mi casa, pensando en mis antiguos amigos y en cómo deberían estar pasando el primer dia de clases. Los extrañaba muchisimo. De repente, mientras caminaba, me tropecé con algo. Me tambaleé, pero no caí al piso. Me volví para ver con qué me había tropezado, dispuesto a patearlo con todas mis fuerzas, hasta que lo vi bien. Me había tropezado con una pequeña caja. La tomé y vi que tenia una etiqueta, la etiqueta decia "Para Luke Kennedy". Extrañado, estuve a punto de abrir la caja, hasta que algo me hizo pensar que no era seguro abrirla en medio de la calle.
Seguí el camino a casa con el paquete en la mochila. Una vez allí, saludé a papá y mamá, deje la mochila en la habitación y fuí a almorzar con ellos.
Papá comenzó la conversación.
-¿Como te fue en la escuela, hijo?
-Normal.
-¿Hiciste amigos?
-No.
-¿Algo que quieras contarnos?
-Extraño a mis viejos amigos.
Entonces, mamá habló por primera vez en el almuerzo.
-Luke, cariño, sabemos que esto no es fácil para ti. Pero papá consiguio un muy buen empleo y te hará bien estar en un ambiente diferente y conocer gente nueva.
No respondí, seguimos comiendo en silencio, pero no en un silencio incómodo.
Cuando terminé mi comida, fuí hasta mi habitación. Cerré la puerta detras de mi, y miré fijamente mi mochila. Caminé hacia ella, la abrí y saqué la cajita. Era del tamaño de una caja de chocolates pequeña, toda marrón y con la etiqueta pegada en el medio. Me senté en mi cama, y abrí la cajita.
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The Newcomers
Science FictionKayla y Luke, un par de amigos con poca historia, son sorprendidos por el hecho de que existe un mundo sobrenatural escondido de los mortales. Ambos son necesitados para cumplir una importante misión en la que, si fallan, ambos mundos, el mortal y e...