I think I'm in love? ✦ omegaverse [ls]

Capítulo 3

Si Louis tuviera que poner en palabras lo que se siente tener una boca sobre la suya, probablemente utilizaría el adjetivo sorprendente, principalmente porque además de ese calor que lo está inundando y asfixiando, todo lo que puede percibir es esta sorpresa que lo aborda de pies a cabeza y lo hace sentir como si se fuera a romper.

Jamás en su vida ha compartido un beso con absolutamente nadie, si acaso, lo único que ha hecho es practicar con el muro de la ducha en una especie de aprendizaje que nunca podría compararse con unos labios de verdad. En realidad, el Bios no encuentra punto de comparación entre sus sesiones de práctica y lo que va sucediendo en esos instantes, pues la manera en la que este impresionante y fornido Thánatos ha atrapado sus labios y ha deslizado una de sus gruesas y esplendidas manos por el sendero de su nuca para sostenerlo y hundirle los dedos cerca de su fuente de aroma, es simplemente algo totalmente distinto a lo que ahora resulta ser una patética imaginación de lo que habría podido ser un beso real.

Es completamente distinto, y Louis lo sabe, lo siente en los huesos, en el modo en que sus dedos se aferran a los rellenos y tatuados antebrazos del alfa, para quedar más cerca de él mientras sus bocas se balancean, para evitar caerse en un abismo que le pone los vellos de punta y que se siente como la perdición absoluta. Asimismo, lo percibe en su respiración temblorosa, ardiente y amortiguada, en cada esquina de su cuerpo, en esa alma violenta que se retuerce en el anhelo y en el deseo de más, de todo.

Se encuentra a sí mismo sintiéndose ansioso contra la boca de Harry, como si no fuera suficiente con solo seguirle el ritmo al besarlo devuelta, como si quisiera tener mucho más que la tersura de sus comisuras y ese aroma a roble floral que se va envolviendo en él progresivamente, a su alrededor, en su cuerpo, entre sus sábanas.

Un quejido inestable resuena en el filo de sus cuerdas vocales, sus cejas se arrugan en un gesto lastimero que no llega a ninguna parte y todo dentro de él se estremece cuando el rizado le succiona suavemente el labio inferior, invitándolo a separar la piel, con la intención de adentrarse en su cavidad con una dulzura que se mezcla con una pasión que el castaño no sabe de dónde sale, pero que está ahí presente, obligándolo a enterrar los dedos en sus bíceps, percibiendo todo ese conjunto de músculo y carne robusta y dermis caliente que lo quiere hacer sisear como si le estuviera quemando.

El omega jadea, completamente sin aire, permitiendo que el alfa consiga abordar su cavidad bucal en su totalidad, explorando cada uno de sus rincones, encontrándose con su lengua en algún instante y dedicándose a conocerla de la misma manera en la que pronto lo conocerá a él.

A Louis le gustaría llenarse los pulmones de aire ahora, así como también le fascinaría no sentir que se está desmoronando poco a poco y que la única forma de continuar con esa estabilidad que ni siquiera existe, es dejando que Harry lleve el control del beso sin rechistar, sin siquiera intentar dirigirlo a ninguna parte, sucumbiendo a los rumbos de sus caricias y dejándolo hacer y deshacer tanto como se le antoje.

El Thánatos parece darse cuenta de su rendición, porque hace esto de apretarle la nuca un poco más y de mover los labios con más profundidad, juntando sus lenguas con más insistencia, con un poco más de fuerza, siendo tan intenso que al castaño se le ponen los vellos de punta y se le calcina cada esquina de la anatomía. 

De algún modo, a Louis se le llegan a acalambrar los labios durante el intercambio que varía entre segundos y minutos, al igual que le empiezan a doler los pulmones, y las manos, y básicamente todo aun cuando no le apetece despegarse del alfa ni siquiera para recibir esa bocanada de oxígeno que tanto está necesitando.

No podría alejarse, aunque quisiera, pues ha encontrado el sentido de la vida en aquel beso, porque hay una parte de él que cree que puede morirse allí mismo si se separa de su boca, de su cuerpo, de toda su increíble y solida presencia que sigue dándole vueltas en la cabeza.