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— Kami, se lo tuve que decir

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— Kami, se lo tuve que decir. — Mauro entró a la habitación, se le notaba triste. — Esto fue un error Kamille. — me veía, sus ojos estaban cristalizados.

Se supone que Tomás estaría sufriendo, no tu mejor amigo.

Ya se le pasará. — dije sin importancia y me levanté de la cama, lo abracé, él me alejó.

— No te importa. ¿Verdad? — su mirada triste se puso seria, negué.

— No me importa cómo se sienta Tomás. — solté, su ceño se frunció. — Merece sufrir, como él me hizo sufrir y lo estoy haciendo pagar. — levanté los hombros sin importancia, respondiendo a su cara confundida.

— ¿Me utilizaste para un estúpido plan? — su tono de voz se alzó, estaba enojado.

— No, nunca te utilizaría, sos mi mejor amigo. — el negó.

— ¿Tu puto mejor amigo? — rió sarcástico. — Kamille, maldita sea. — Mordió su labio, sus ojos seguían cristalizados. — Le fallé a Tomás, ¡mi hermano!, por pensar que la mujer que él no supo valorar me daría una oportunidad. — abrí la boca, sorprendida.

— Yo...

— ¡No quiero escuchar! — me interrumpió, quedé callada viéndolo. — La que merece sufrir sos vos. — me vió con, ¿asco? — Sos una mierda de persona Kamille, jugaste con dos personas, ¡con dos!, dos personas que estaban dispuestas a quererte en verdad. — vi como una lágrima caía de su parte, la quitó de inmediato. — No debiste utilizarme así. — dijo dolido. — No quiero verte más.

— Mauro, perdóname. — Ahora era yo quien lloraba, él negó.

— Iré a buscar a Cenfe, cuando regrese no quiero verte aquí. — Abrió la puerta de la habitación y se detuvo en el marco de esta. — Sólo dime una cosa. — lo vi. — Lo de anoche, lo que me dijiste... ¿fue real? — negué.

— No. — Bajé la mirada y él suspiró cansado.

— Vete antes de que lastimes a alguien más. — dijo y salió de la habitación, para después escuchar cómo salía por la puerta principal.

Las lágrimas seguían viajando por mis mejillas, no debí de utilizar así a Mauro. ¿Por qué no lo hice con el primero que se me cruzó?

Mi celular vibraba, lo vi

"Campos 💘"

Decía en la pantalla, contesté.

— ¿Estás bien? — se escuchaba preocupado.

— No. — dije, escuché un suspiro.

— ¿estás en casa de Mauro?

— Si. — mordía mi labio.

— Voy para allá. — hizo una pausa. — ¿Kamille?

— ¿Qué sucede?

— Te amo. — mi corazón latió con más fuerza de lo normal, más lágrimas rodaron en mis mejillas. — Todo estará bien, siempre estaré con vos.

— También te amo Tomi. — escuché una pequeña risa de su parte.

— En cinco estoy allá. — colgó sin dejarme contestar.

¿En qué me había metido?

𝐬𝐡𝐞 𝐝𝐨𝐧'𝐭 𝐠𝐢𝐯𝐞 𝐚 𝐟𝐨 | 𝐂.𝐑.𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora