¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entré a casa de Mauro, buscando a Kamille desesperado. Escuché sollozos en la habitación de visitas, sin dudarlo entré, encontrándome con algo que hizo que mi corazón se hiciera pequeño: Kamille llorando en la esquina de una cama, abrazaba sus piernas y susurraba algunas cosas.
— Kamz. — Dije en el marco de la puerta, ella no hizo caso. — Kamzie, tranquila. — me acerqué a ella, tenía la desesperada necesidad de verla bien, necesitaba verla sonreír para así estar bien yo también. — No estás sola, aquí estoy yo. — Me puse a su altura, ella seguía abrazando sus piernas. — Te amo Kami, no te dejaré... todo estará bien. — ella negó.
— No mientas Tomás. — La vi confundido. — Por tu puta culpa pasó toda esta mierda, por toda la mierda que me hiciste pasó esto, te odio. — Sus palabras fueron como dagas hacia mi corazón, debía entenderla, estaba molesta.
— Nunca miento Kamille, y menos a vos. — Dije, ella soltó una carcajada.
— ¿No me haz mentido? — se levantó de la cama, yo copié su acción, estábamos frente a frente. — Dime, ¿cuántas veces me dijiste que estabas grabando mientras te acostabas con otras? — bajé la mirada, fueron tantas que no tengo ni la cuenta. — ¿Y adivina qué?, siempre te esperé Tomás, esperé a que te fijaras en mi, esperé a que me dieras un beso, esperé a que me amarás tanto como yo te amaba, hasta un puto abrazo esperaba.
— No lo sabía Kamille. — solté.
— ¿No lo sabías?, sos un egoísta, tu puto ego es más grande que mi culo. — se me salió una pequeña risa, que al instante cesó por la mirada de odio que me regaló. — Estaba tan cegada por mi odio hacia vos que utilicé a Mauro, sólo para que vos sintieras aunque sea un poco de lo que sufrí.
— Espera, ¿qué? — dije confundido, ¿cómo que utilizar?
— ¿Enserio creías que todo estaba bien?, sos tan tonto que ni cuenta te diste, ya no te amo y nunca te amé, sólo regresé para hacerte aunque sea un poco de mal que vos me hiciste a mi. — mi vista se empezó a nublar un poco gracias a las lágrimas que eran retenidas, mi corazón ardía y al mismo tiempo sentía que se rompía, solamente quería salir de ahí.
— No digas eso. — ella negó con lágrimas. — Anda, veme a la cara y dime que no me amas. — tomé su mentón, obligándola a verme, ella solamente giró la vista. — Sé que aún lo haces, sé que probablemente me ames y al mismo tiempo me odies. ¿Y sabes qué Kamille?, ambos sabemos que pase lo que pase, regresarás a mi, así como yo a vos. — ahora me estaba viendo. — La cagué en un pasado, estoy consciente de ello, pero estaba intentando hacer las cosas bien Kami...
— Es que. — su llanto se hizo más fuerte, me veía de una manera diferente. — Dime, ¿Qué me faltó Tomás?, ¿Qué hice para no ser suficiente para vos? — me quedé callado, ella no tenía la culpa de las estupideces que hice. — ¿Qué fue lo qué pasó?, maldita sea, te esperaba todas las noches para cenar, llegabas tarde drogado. ¿Y adivina qué?, te ayudaba a que estuvieras bien, mientras me contabas lo buena que estaba la mina que te garchaste, la cual no era yo.
Y ahora, comprendí todo el daño que le hice, y que a pesar de ser yo quien cagó todo, me había encargado de dejarle mala fama, cuando lo único que hizo fue quererme.
— Entiendo que quisieras destruirme. — solté, ella estaba parando de llorar. — Pero lo hiciste de la manera equivocada, metiste a alguien más en esto, hundiste a alguien más en tu jodido barco.
— Y lo sé... Por eso me iré. — negué.
— No lo harás, yo te ayudaré. — ahora ella negaba.
— Ya causé mucho daño, lo mejor sería irme.
— Me iré contigo.
— Tomás, gracias por estar, pero gracias a vos he cometido muchos errores. — las lágrimas retenidas salieron.
— No me hagas esto Kamille, podemos arreglar las co...
— ¡ya cállate Tomás!, todo se arreglará si me voy. — comenzó a caminar hacia la puerta principal, yo la veía desde el marco de la puerta como imbécil. — No me busques más.
— Pero yo te amo Kam.
— Pues olvida que lo haces. — dijo saliendo de la casa y cerrando la puerta con fuerza.
Me quedé ahí, viendo cómo el amor de mi vida se iba de mi vida, pensando seriamente en si esto sería lo correcto.
