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- ¡AHH! - gritó Joel al levantarse, mirando confundido al chico que estaba a su lado.

Erick se despertó asustado, sin comprender porque Joel había gritado.

- ¿Quién eres? - preguntó alejándose de la cama.

- Erick - respondió, cada vez más confundido.

- No, Erick es un gatito. - Habló, comenzando a llamar a Erick.

- Joel, yo soy Erick - dijo, cabizbajo, notando que tenía manos como las de Joel, luego se tocó su rostro,y observo su cuerpo, sonriendo. - ¡Soy como tú! - gritó feliz.

- ¿Cómo yo?

- ¡Si! Soy un humano. - Respondió el ojiverde, mirando directamente los ojos del mayor.

- Realmente no entiendo nada.

- Ayer le pedí a la luna ser como tú, para que me puedas amar... - Explicó sonrojado el menor - Y ahora soy como tú, ¡Mirame!

- ¿Cómo sé que si eres tú? - preguntó Joel, desconfiado.

- ¡Hazme una pregunta!

- ¿Cómo te conocí?

- En la calle, hacia frío y yo era chiquito, también recuerdo que estaba solo, y tú me trajiste a casa. - Respondió con una sonrisa.

- Esa pregunta es fácil, podría saberla cualquiera. - Habló Joel, dirigiéndose hacia la puerta.

- ¡Espere, Joel! - rogó Erick, logrando que el rizado se detuviera. - Te gusta acariciarme la cabeza y a mi me gusta que lo hagas, me diste comida extra cuando mordi al chico, suelo dormir en tu regazo porque es cómodo y calentito ahí, tú me pusiste Erick ¿Recuerdas?

Joel se giró, mirando al ojiverde.

- Si eres tú. - Murmuró, confundido.

- Lo sé, ¿Ahora me crees?

El mayor asintió, boquiabierto.

- Te daré algo de ropa, estas desnudo, literalmente.

- Estoy bien así. - Se quejó Erick, jugando con la sabana.

- Es todo muy... raro, no lo hagas más raro aún - pidió Joel, entregandole un pantalón junto a una remera suya. - Si me necesitas estaré en la cocina, haciendo el desayuno.

- Esta bien. - Murmuro el menor, tomando la ropa. Suspiró profundamente, ¿Por qué Joel no lo quería ahora que él era un humano? ¿Tal vez nunca me quiso? Se cuestionaba una y otra vez Erick mientras se vestía con la ropa que le había dado el rizado.

Salió de la pieza, cabizbajo, para luego sentarse en la silla que se encontraba frente a la que, habitualmente, Joel usaba. Observo al mayor terminar de cocinar su desayuno y servirselo.

Ni una sola palabra salió del menor en todo el día, Joel sólo lo observaban, sabía que Erick no era así, Erick era alegre, con energía y ganas de jugar. El menor estaba triste y él no sabía porqué o cómo ayudarlo.

- Erick, ¿Quieres ir a comprar ropa para ti? - preguntó Joel, tomando su taza con café, tomando un sorbo de ella.

El ojiverde levantó su vista, negando con la cabeza, miró su desayuno nuevamente, no tenía hambre, no quería comer, por alguna extraña razón se sentía... Triste, y quería llorar.

Joel imitó a Erick, mirando el desayuno del menor.

- ¿Quieres que te preparé otra cosa?

Erick volvió a negar con la cabeza, jugando con sus dedos.

Señora Luna. // Joerick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora