Cartas al Amarguras ❇ EraserJoke #1

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“¡SHŌTA AIZAWA! ¡Estoy enojada!
Mira, escribí esto rápido, así que mi letra está un poco fea por eso, pero equis igriega.

En el almuerzo no te vi en los comedores, y Yamada-senpai me dijo que estabas entrenando, por lo que compré un yakisoba, y le pedí que lo dejara en tu lugar. Espero que te guste y te lo comas, porque no puedes andar por ahí con el estómago vacío, y menos después de entrenar, ya que te hará mal, y tú debes estar sano para que puedas ser un gran héroe. ¿Entiendes?

Aaahhh, además estoy sufriendo.

Hace tres días que no te escribía, y me lamento no hacerlo constantemente, pero estoy algo atareada pensando en el examen práctico. Las vacaciones de verano están cerca, y eso significa que la clase 1-A y 1-B nos iremos de campamento. pero mientras eso no llegue, seguiré viniendo a la U.A. con mi amigo, así podemos pedir permiso para usar el gimnasio y entrenar. Tendremos más oportunidades en la excursión.

Oye, tú ya la tuviste, y sé que es algo imposible, pero de todos modos preguntaré. ¿Puedes contarme qué tal te fue?

En el caso cercano, faltan como cinco días, y no te veré hasta uno o más meses. No tengo la cuenta, así que tú no me leerás en un buen tiempo. Si tuviera tu número de teléfono sería mejor, ¿me lo das o qué?

No, no, es broma. Me gusta escribirte cartas. Escribirlo por teléfono le haría perder el encanto, pero podría mandarte fotos de gatitos. Mi tía tiene muchos de color avellana, y son hermosos. Te dejo una foto bajo el platillo y de esta nota-carta.

Cuidate, Shōta, o amarguras con filo <3”

Notó que ignoró su anterior nota, y soltó un suspiro. Al ya no haber recibido cartas, Aizawa pensó que habían parado oficialmente, pero al parecer se equivocó.

Dobló la carta y observó ahora la pequeña foto de una chica abrazando a un gato de pelaje blanco con café claro.

Lo único que podía ver de ella, era la mitad de su rostro. Su cabello no se mostraba, sólo dos tiras de tela anaranjadas caían a los lados. Tenía una gran sonrisa en comparación al gato, y, por primera vez, Aizawa se quedó mirando a ese gran gesto de felicidad, antes que al felino.

⟶¿Qué es lo que estás planeando tú? ⟶, finalmente se giró hacia su amigo rubio, quien alzó sus manos haciendo uno de sus típicos ademanes.

⟶¿Que qué planeo de qué? ⟶, Shōta frunció el ceño, y Yamada rió inclinándose hacia adelante. ⟶Alguien está atraída por el felino Shōta, ¿no puedes dejarte querer?

⟶No quiero. Dile a tu amiga que no se haga ilusiones.

⟶Entonces si no quieres la comida, dámela a mí. ¿Cuál es el problema?

El de cabellos negros chasqueó la lengua, regresando su mirada al frente. Guardó la carta junto a foto entre uno de sus cuadernos, y comenzó a escribir en el que tenía a un lado del platillo.

Yamada lo veía algo sorprendido y más callado. Eso no era habitual en él, pero tampoco era normal en Aizawa, el que hiciera algo con tanta fiereza. El pelinegro terminó arrancando la hoja de papel, la dobló, y se la extendió a Yamada, con el celo fruncido.