Capítulo 12: Visitas

127 21 10
                                    

-En serio, Kyuhyun, no puedo creerme que estés en el hospital. Aun me sorprende tu estupidez.

El aludido rodó los ojos.

-Eres mi amigo, deberías motivarme y hacerme sentir mejor, no hundirme con tus comentarios.

-También debo decirte la verdad cuando sea necesario. Y ahora lo es.

No podía negar aquello. Suspiró a modo de respuesta.

-¿De verdad no puedo ir a verte?

-No, Heechul, lo siento. Es una norma que estableció mi padre.

Otro suspiro se escuchó desde el otro lado.

-Lo siento, de verdad.

-¿Estás solo?

Kyuhyun miró hacia el sillón en donde se encontraba Yesung, pero no supo en ese momento si decirle la verdad o mentirle. El ángel, que se mantenía tranquilo y despreocupado, acostado y leyendo su pequeño libro, se giró con cara de pocos amigos, lo que le desaconsejó decir la verdad.

-Si. No hay nadie aquí.

Nunca antes, en toda su vida, había sentido tan mal por mentir, como en ese momento. No es que haya sido un mitómano ni mucho menos, pero siempre había dicho alguna que otra mentira sin que se sintiese extraño por ello.

Luego de algunas frases de rigor más, se despidió de su amigo, dejando que fuese él quien cortase la llamada. Se quedó observando la pantalla, que para ese entonces estaba completamente negra.

No le gustaba la actitud de Yesung para con Heechul. Le parecía injusta y precipitada.

-No saques conclusiones apresuradas, Kyuhyun.

La voz melodiosa y grave del ángel rasgó el tranquilo silencio de la habitación, cortado sólo por el zumbido de los aparatos que medían su pulso.

-Entonces dime el por qué de tu mala predisposición hacia mi amigo.

Yesung desvió la vista del libro unos momentos para observarlo.

-Lo vas a entender en su momento.

-Pero...

-Ahora no.

Kyuhyun frunció el ceño, contrariado y molesto. ¿Qué tenía de malo que le preguntase acerca de ello? Él tenía derecho a saberlo; Heechul era su mejor amigo, después de todo. Giró el rostro hacia la pared contraria a la del ángel, evitando su mirada. Aquello lo frustraba y enojaba.

En realidad le frustraba cuando Yesung se ponía en modo misterioso y no le decía las cosas de buenas a primeras. Había dejado varias nebulosas abiertas y no le había dado explicación de ninguna de ellas. Y eso lo ponía de los pelos.

-Deja de pensar tanto. ¿Es que no puedes quedarte en silencio mental por unos segundos?

-Lamento no tener el control de mi cuerpo como quisieras. - le respondió, mordaz.

Si tanto le gustaba escuchar sus pensamientos, tenía que acostumbrarse a ellos, quisiera o no.

-Qué considerado.

-Si no quieres escuchar lo que pienso entonces lárgate.

Su nivel de molestia iba en aumento a medida que pasaban los segundos. Pero ¿por qué estaba tan enojado? Era consciente que el motivo no era para tanto. Le fastidiaba, si, pero no debería enojarse hasta ese punto.

-Entonces intenta calmarte...

La voz de Yesung, esta vez, sonó muy cerca suyo. Tanto, que se giró de golpe para observarlo y, debido a esto, su cabeza comenzó a doler en demasía, luego de un profundo mareo.

En el Baldío [YeKyu] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora