Namjoon siempre vivió entre hojas de papel color marrón, entre botes de tinta y plumas desgastadas. Sin embargo, no era él quien manipulaba quellos artefactos, era su padre quien lo hacía - y sirvientes en varias ocasiones -. Su padre siempre fue su ejemplo a seguir, era alguien querido y amado por todo su pueblo, cuando ellos tenían problemas, acudían a él, su padre debía ser muy sabio, pues parecía tener la respuesta a los problemas de la gente. Él quería ser como su padre.
Siempre lo educaron de aquella forma, desde que nació, estaba destinado a ser un líder; y su padre se esmero bastante en hacer que todas aquellas enseñanzas dieran frutos.Siempre fue un niño muy educado, mantenía sus modales en alto, al igual que el apellido de la familia real. Todos querían a NamJoon, igual que al rey y a la reina. Sus súbditos no reclamaban nada, ya que no había razones para hacerlo.
A muchos kilómetros de distancia crecía otro pequeño príncipe, de un reino ajeno.
Park JiMin, un príncipe que vivió con libertades gracias a sus padres, quienes eran totalmente amables al dejar que el menor viviera una vida de un niño normal, de uno que no tenía que preocuparse por ser el próximo rey en sus tierras. La falta de disciplina ocasionó que el pequeño JiMin se olvidara de su puesto, negándose una y otra vez a heredar la corona, y todas las obligaciones y responsabilidades que venían con ella.[°°°]
— Jimin, ya hemos hablado de ésto — Su padre permanecía sentado en uno de los extremos de la amplia mesa, en donde se encontraban sus alimentos.
— Y yo ya te he respondido al respecto — Sorbio el agua cristalina de su copa. — No quiero se rey, padre, quiero ser libre, andar por aquí y por allá, no quiero quedarme en una habitación por el resto de mi vida, ocupándome de miles de problemas menos de los míos.
— Nuestro pueblo necesita un líder.
— Y te tenemos a ti.
— Yo no estaré aquí por siempre, JiMin.
El príncipe observó su comida por algunos minutos, en los cuales nadie más en la familia habló, su madre quería romper aquella tensión, pero no sabía cómo hacerlo. Todos terminaron de comer envueltos en aquel silencio, aunque, para ser honestos, era muy habitual que nadie hablara.
— Voy a mi habitación —. El menor de los Park se levantó de su aciento y se fue en dirección a una de las alcobas más altas de aquel castillo; cuando era niño, le pidió a su padre que su habitación estuviese lo más alto posible, lo más cercana al cielo. Le gustaba observar las estrellas desde su ventana, los amaneceres y atardeceres eran un espectáculo armonioso de colores cálidos.
Aquellas pequeñas luces que tintineaban se veían tan lejanas, en algunas ocasiones Jimin estiraba su mano al cielo, como queriendo tocarlas; rozar sus dedos con la luna y las estrellas. Su vista volvió al suelo, se veía algo lejos, pero no tanto como el cielo. Sus pensamientos se llenaron de las palabras de su padre, ¿él tenía que ser el rey... Aunque no fuese su voluntad?.A lo lejos pudo divisar una pequeña luz, parecía una estrella, pero aquella luz no estaba en el cielo.
Sus labios se convirtieron en una hermosa sonrisa, abultado sus mejillas y achicando sus ojos. Se puso un abrigo, salió silenciosamente de su habitación, caminando de puntillas para no despertar a sus padres. Abrió una pequeña puerta en una parte de las escaleras, saliendo sin ser visto por los guardias que resguardaban su castillo, oculto sus rubios cabellos en la capucha de su abrigo.— Hola, cariño — Aquel pelinegro lo veía con una sonrisa encantadora, la misma que tenía el día en que lo conoció, 1 año atrás.
[°°°]
— Te extrañé mucho, mi pequeño príncipe — Ambos caminaban por las calles de piedra, que eran vagamente iluminadas por la linterna que traía el pelinegro.
— Estuvimos haciendo viajes a diferentes reinos, lamento no haberte avisado, no quería ir, pero mi padre insistió demasiado y... — El pelinegro acarició la mejilla del rubio, ocasionando que éste dejara de hablar y se quedara estático debido al toque.
— Está bien, solo... — Pasó su pulgar por los labios rojizos del príncipe Park, aumentando el sonrojo en sus mejillas. — Estaba preocupado por ti.
El rubio sonrió, tomó la mano de su enamorado y siguieron caminando por unos minutos más.
— Te lo digo, mi padre es un loco — Jimin veía a su novio con un poco de tristeza.
— No deberías ser tan duro con el, Woo, estoy seguro de que sólo busca protegerte. — WooBin lo miró por un momento, agachó la cabeza y murmuró:
— Lo hace ahora, ¿porqué no pensó en eso cuando se fue?. Es un idiota si cree que lo voy a dejar manejar mi vida a su antojo. — Su ceño se frunció y sus manos se volvieron puños. En su garganta se formó un nudo, sintió lágrimas acumularse en sus ojos. La tensión en su cuerpo se fue al sentir la calidez de la mano de su tierno y lindo novio, quien le sonreía débilmente, indicándole que era mejor cambiar de tema.
— Ven aquí — Jimin abrió ambos brazos, invitándolo a acurrucarse en su pecho, aunque WooBin era considerablemente más alto que él. El pelinegro se acercó y puso su mentón en la cabeza de Jimin.
— Se suponía que yo te protegería a ti — Jimin abrazo la cintura del contrario, cerrando los ojos y dejándose conquistar por el abrazo. WooBin río y apretó más el cuerpo de Park.
— Ambos nos protegerémos, y no dejaré que nadie te haga daño, nadie te alejará de mí lado, cariño.
[°°°]
Alguien tocó la puerta, su sueño se vio interrumpido por aquel sonido que ya se había vuelto familiar. Abrió sus ojos poco a poco, retiro las mantas de su cuerpo, se estiró y observó su ventana, el cielo aún estaba oscuro, era hora de empezar el día.
— Adelante — Dijo, con la voz un poco somnolienta, y algo ronca.
La puerta de su habitación se abrió, dando paso a una chica de cabellos castaños y piel blanca, tenía puesto un uniforme, era parte de la servidumbre.
— Buenos días, príncipe Kim — Hizo una reverencia, NamJoon, una vez de pie, correspondió con una reverencia y una amable sonrisa.
— Buenos días —. La chica camino hasta un buro que se encontraba a un lado de la cama del próximo rey.
— Su ropa del día de hoy, príncipe. — La chica dejó la ropa, perfectamente doblada, en aquel mueble. — El desayuno está casi listo, sus padres lo estarán esperando — Ella se quedó de pie, esperando por alguna orden o petición del príncipe.
— Muchas gracias, bajaré en un momento, puedes retirarte. — NamJoon le sonrió con amabilidad, mostrando sus hoyuelos. La chica hizo una reverencia y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.
NamJoon suspiró y observó el cielo, aún de un color azul obscuro.
Caminó hasta donde estaba su ropa, se vistió y se observó a sí mismo en un espejo de cuerpo completo que yacía en una pared de su habitación.— El día inicia, y mi deber también.
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𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐨𝐨𝐧'𝐬 𝐌𝐚𝐫𝐤彡⌇ ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ.⃗.ⁿᵃᵐᵐⁱⁿ
Fanfiction⌦ Namjoon, un alfa, príncipe del Reino del otoño y Jimin, un omega, príncipe del Reino del invierno; ambos deberán cumplir su deber como próximos líderes de sus pueblos, poner fin a las guerras y exparsir la paz por sus tierras. - Yo no te amo, ni t...