Cacería de mujer parte final

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Habla una zorra de pelo azul:

—¿y si les sucedió algo?

—nada, no le paso nada. Tranquila, ahora vuelve.

Hace un par de horas que Satoka y asuna-sama se fueron a desayunar, pero aún no han regresado. Apuesto mi testículo derecho a que están follando como locos en un baño publico mientras ella le chupa el-.

—miracle-san, por favor vayamos a buscarlos. Puede que Rosalía los haya capturado.

Es de mañana, Sachi y yo estamos recostados en un árbol con un clima cálido y un viento fresco, pero la muy perra solo piensa en su "satoka-san"

—esta bien. Iré a buscarlos.

—espera, debemos ir todos juntos.

Sachi me mira preocupada y yo le niego con la cabeza.

—no, sachi, es muy peligroso. Lo mejor es que solo yo vaya.

Veo duda en los ojos de sachi y ella pone su mano sobre el mango de su espada ¿tanto es su amor por el imbécil?

—es... está bien...

Sachi me mira triste, exhala y aleja la mano de su arma.

—ten cuidado, miracle-san. Si paso algo dínoslo, por favor.

Asentí con la cabeza y me levanté.

... ¿no ves que tú eres un extra? Si vas conmigo, morirás.

— ¡hey chicos, saldré un momento!

Los extras de nombre raro me asintieron con la cabeza y de inmediato volví a ver a la segunda perra de Satoka.

—... gracias, miracle-san, nos estas ayudando mucho. Eres un buen chico.

Me agache, le tome las manos a sachi y la mire a los ojos.

... ¿buen chico? ¿solo eso?

—no pienses que me molesta ayudar a los demás, sachi. Tengo un gran poder, y por ende una gran responsabilidad.

Solté la mano de sachi y caminé hacia la salida del lote baldío. Con discursos clichés de novelas tendré a sachi comiendo de mí mano en unas horas.

... o dejare de llamarme Miracle.




Estoy caminando por la ciudad, pero no hay más que NPC's. Quiero follarme a sachi y seguir con mi vida, aún no consigo a la tetona sin cerebro o una loli con colmillo. Estoy fallando como prota de harem.

... y entonces...

—vaya, vaya...

Al cruzar una avenida vi a un lado a un grupo de quince personas, obviamente los escuché desde hace unos metros.

Probablemente sean...

—nos volvemos a ver, elegido de las dos espadas.

Una pelirroja camino al frente del grupo y se quedó parada mirándome seria a los ojos mientras los otros hacían un círculo a mi alrededor.

Sin dudarlo bostece exageradamente y estire los brazos hacia el cielo.

—¿por qué tanta confianza? Estas rodeado por decenas de hombres. No vas a defender a tu amiguita ni a ti mismo.

Como vencí a Rosalía debe haber vuelto con al menos 60 en su grupo. Todos deben ser hombres con buen nivel y arma.

... es una total estúpida.

Bendito sea este mundo de espadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora