Cuando al fin, llegue a mi casa. Estuvo parado afuera por un minuto, pensando si debería entrar en si debería, si debería afrontar mi vida… mi eterno sufrimiento. 

Entre y todo seguía igual desde que me fui la semana pasada. Las mismas botellas en el piso, los mismos trastes en el fregadero y la misma asquerosa mancha de vómito mezclado con cerveza que tanto había tratado de limpiar. Y no podía faltar mi madre, borracha hasta decir basta cosa que no era nueva, pero había empeorado desde que… él se fue.

-Ma! ¡Mamá! ¡Ya llegué! ¿Estás bien? -le dije mientras la movía intentando despertarla- 

-Ahg!  ¡Ya! Déjame en paz- dijo luego de empujarme y seguir durmiendo. Yo tomé una sábana que estaba en el piso y la arrope- 

Solo di un suspiró y fui a mi habitación a encerrarme. Esa mi rutina diría, al menos ella no me obligaba a trabajar o algo así. No era la mejor madre del mundo pero al menos no era como el…

-Ahg...pero igual es un asco- dije mientras me tiraba a pensar en mi cama-no puedo ser un poco feliz? Solo un poco! -una lágrima recorrió mi mejilla hasta mi cuello y luego la limpie con mi mano -

Luego de por la ventana por dos minutos quedé dormido, pero no duró mucho tiempo. Porque el tono de mi llamada comenzó a sonar, deprisa estire mi mano hasta la mesa de noche para alcanzar mi teléfono. 

-Ho- hola, si quien es?- pregunté aún un poco dormido-

-Bobo! Soy yo, Su. Te tengo una mala noticia!-dijo ella con una tono de voz, un poco agotada- 

-Ya me la  imagino!-dije con voz sarcástica- 

-La libreta no está en mi casa!- lo que me esperaba, lo que no me sorprendía -Ahora qué haremos?

-¡Mañana hablamos!  ¿Quieres?  Estoy cansado, como para pensar en eso!

-S-si...esta bien, te veo mañana! -dijo ella un poco sorprendida por mi actitud- 

Después de decir eso colgué el teléfono, y lo dejé en la mesa de noche mientras yo tenía mi mirada perdida en el techo. Pensando en todo y ala vez en nada, en estos momentos desearía tener un hombro donde llorar, a quien abrazar y un pecho donde quedarme dormido. 

Al día siguiente~

Todo el día estuve pensando en que haría con lo de la libreta, donde estaría? ¿Quién la tendría? Ya lo habrían leído? ¿Sabrían quién era yo? No puse atención a ninguna de las clases y apenas le dirigí la palabra a Susana. Y ella lo noto pero me entendió, ella sabía que no era nada en su contra. 

-Y te espero? -dijo ella un poco nerviosa -

¡Podría ver tu práctica! 

-No, está bien! Además no es una práctica ni siquiera estoy en el equipo, no creo que vaya a entrar.-dije dándole una pequeña sonrisa- 

-Bueno, al menos te ves bien con tu uniforme- dijo seguida de una nalgada, usa el mismo uniforme que el de educación física, solo que me puse unas medias altas con rayas que tenía guardadas desde hace mucho- 

-Cállate o me voy a sonrojar! Adiós, ya me tengo que ir, o si no el profesor me matara- ella se despidió de mí con un beso en la mejilla, algo que jamás había hecho, lo que me sorprendió un poco pero solo fue un beso de amigos. Luego dio media vuelta y se fue- 

Yo entré al gimnasio y ya habían algunos chicos calentando, que cuando entre se me quedaron viendo. Seguro fue porque era nuevo, no habíamos ni empezado y ya me quería ir pero algo me alegro el día- aunque no durara mucho- 

-Ya está aquí la estrella, el capitán del equipo… José! -dijo el profesor halagando  por lo bien que jugó en el partido de la semana pasada en el cual ganamos y clasificamos para las nacionales, algo que no pasaba desde hace diez años- 

-Gracias, gracias ! No me tienen que halagar tanto, solo hice lo que un buen capitán haría- dijo con una sonrisa, la sonrisa más hermosa que jamás había visto. Lo que me provocó una sonrisa a mi también y que mis mejillas se sonrojaron  un poco- 

Todos estaban riendo y conversando mientras el entrenador traía el equipo. Y mirada no se separaba de él, aunque a veces fingía estar distraído y mirar el techo para que no lo notarán. Lo que no duró mucho porque noto mi mirada, y su sonrisa desapareció se puso serio, yo solo voltee a ver a otro lado intentando disimular pero no funcionó. Porque aún me miraba, pero ahora como si estuviera pensando en algo. ¡Como si me quisiera preguntar algo! 

Las prácticas fueron un desastre, fui el peor daba asco, ver como a cada rato me cansaba, como me tropezaba, bueno...en todo era generalmente malo. Los demás se rían de mi desgracia y mi sufrimiento...todos menos él, José solo me miraba lo que no me disgustaba, pero me incomodaba un poco. 

-Chicos a las duchas! Vemos, vamos! Todos menos tu Jonathan yo quiero hablar contigo! -llamó a los chicos, porque el cielo se nubló y comenzó a llover. Así que la práctica se detuvo- 

-S-si claro!- me dirigí hacía el profesor, para saber qué era lo que me quería decir-

-Mira te lo voy a decir… eres el peor jugador que he visto, y nunca arriesgaría la oportunidad de ganar el campeonato, poniéndote en el equipo. Así te pondré…-tomó una pausa para pensar en donde me iba a poner- como mi asistente! 

-Ya que!  No me puedo quejar, y que tengo que hacer? 

-Tu solo ven a las prácticas y has lo que yo diga- tal vez no era lo mejor, pero al menos no tendría que hacer el ridículo en la cancha- ahora vete a cambiarte! 

-Ok! 

Me dirigí hacía los vestidores y me quedé esperando a que todos salieran- lo que siempre hago, nunca me gustaba entrar a los vestidores con todos ahí me daba un poco de vergüenza que vieran mi flacucho cuerpo en comparación a fuertes y formados cuerpos- estuve por veinte minutos esperando a que todos se fueran. 

Cuando entre me fijé muy bien de que no había nadie allí, y en efectivo estaba solo. Así que entre en cubículo y me cambie toda la ropa y me sequé el sudor, pero cuando me estaba poniendo los zapatos algo me alertó- el sonido de una regadera, cuando pensé que no había nadie -

-Ho-hola!? Hay alguien ahí?-pregunté un poco nervioso, me termine de alistar rápido- 

El sonido se detuvo- alguien cerró la llave del grifo, comenzó a caminar hacía mi cubículo - la piel se me puso de gallina, y los pelos se me erizaron. Me puse tenso, sentía que estaba en una película de terror. 

Cada vez los pasos se oían más cerca, pero si era un asesino serial no me quedaría para averiguarlo. Así que me armé de valor, tome mis cosas y de un solo golpe abrí la puerta. Pero lo que me encontré afuera no era lo que yo esperaba. 

-¡Wow! Tranquilo, no soy un acosador sexual ni nada! -Era José, por alguna extraña razón seguía. Me congelé al verlo ahí, venía saliendo de las duchas y solo tenía una toalla en su cintura su cuerpo aún seguía mojado, y se veían como las gotas de agua recorrían todo su perfecto cuerpo- 

-Mierda! Si que me asustaste...pensé que eras un asesino serial o…-no me dejó terminar lo que iba a decir-

-¿Un pervertido? No lo creo...sabes que creo, que yo sería el que debería estar asustado! -su expresión cambió drasticamente, y sorprendió un poco lo que dijo-

-Mm...no te entiendo! ¿De qué hablas?-pregunté un poco temeroso por la respuesta- 

-el se comenzó a acercar a mi, pero me dio miedo yo retrocedí. Hasta que mi espalda chocó con la puerta del vestidor en donde me acorraló, con sus fuertes brazos debo decir- Puedes dejar de fingir! ¡Que lo se todo! He leído todo lo que has escrito de mi...pequeño pervertido- y ahí fue donde morí- 

Más allá de mis fantasías | Bi +18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora