Capítulo 13 - La verdad de todo (2/2)

3 1 0
                                    

Pov Ignacia
Me encuentro en un lugar oscuro, donde no hay nada. Giro en círculos tratando de encontrar algo.

De un lugar lejano se ve una luz radiante, tanto así que llevo mi brazo a los ojos por la intensidad. Camino con cautela hacia ese lugar y una voz me deja petrificada.

-¡Hija! - un grito femenino me llama desde aquel lugar.

-¿Mamá? - empiezo a acercarme un poco más rápido, llegando a trotar y luego empiezo a correr con desesperación, rogando que esa voz no se vaya - ¡Mamá! - al estar cerca, toco con mis dedos aquella luz y aparezco en mi antigua habitación.

Estoy sentada en mi antigua cama, miro todo mi cuarto el cual contiene algunos dibujos que hice de niña y algún que otro peluche, esto se ve tan real. Me quedo pensando un rato hasta que escucho una televisión en el primer piso prendida y luego unas risas, pero no cualquier risa. Bajo las escaleras rápidamente, encontrándome con mis padres sentados en el gran sillón. De la emoción me tiro encima de ellos y río con lagrimas en los ojos.

-Papá, Mamá - ellos me miran con amor, el mismo amor que siempre me dieron - los extrañé mucho, perdón por todo lo que hice - siento la mano de mi papá en mi cabeza y lo miro.

-Estamos orgullosos de ti, hija - sus palabras me provocan conmoción y empiezo a sollozar en sus brazos. Nos quedamos un largo tiempo así, abrazados, donde trato de recuperar todo el tiempo perdido con ellos.

-Hija, tienes que irte - mi mamá corta el lindo momento y me mira comprensiva, a lo que me levanto en alerta.

-No, no - niego rápidamente - estoy bien así, estamos juntos.

-Te esperan allá - dice mi papá mientras abraza a mi progenitora - recuerda que te amamos y que te apoyamos.

-Esperen, no - exclamo mientras me acerco hacia ellos y los abrazo nuevamente con fuerza - no me hagan esto, no otra vez.

-Hija, antes de que te vayas - mis padres se miran con decisión mientras solo lloro a moco suelto - eres la elegida - las palabras de mi madre me dejan pensando.

-¿Elegida?, ¿de qué estás hablando?.

Mis padres alzan su mano y las envuelven en fuego, mientras las acercan hacia mi pecho lentamente, yo solo miro con confusión todo, hasta que sus manos tocan mi cuerpo provocándome un dolor inmenso. Las llamas se mantienen vivas en mi cuerpo y yo solo trato de que se apaguen.

-Espera a recuperar tu poder y verás - mi papá me empuja hacia el suelo, donde este bajo mío se empieza a romper rápidamente.

-Espera - repentinamente caigo en un gran orificio, totalmente oscuro. Donde lo único que se escucha es mi cuerpo romper con el aire - MAMÁ, PAPÁ.

Me levanto de la camilla sudando frío, llevo mis manos hacia mi pecho donde se mantiene caliente, ¿eso quiere decir que fue real?. Un punzante dolor en mi costado derecho hace que me vuelva a recostar.

Me quedo mirando el techo de el blanco cuarto donde me encuentro conectada a máquinas, preguntándome que hago aquí y que me pasó.

-Puta mierda - recuerdo el como se llevaron a mi amiga y a Kacchan, tengo que salir de aquí y buscarlos.

La puerta de la habitación se abre, donde entra un chico de cabello bicolor con el ceño fruncido. Al verme todo rastro de enojo se va y me mira con relajación.

No dice nada y se sienta en la silla que está junto a mi camilla, donde alarga su mano y toma con suavidad la mía, donde deja caricias con su dedo pulgar.

-Hoy a la noche dan de alta a Midoriya - empieza a decir de la nada, por lo que presto total atención a sus palabras - iremos con Iida, Kirishima, Midoriya y Momo a rescatar a Adela y a Kacchan.

-Yo también iré - el me mira negando con su cabeza firmemente - Shoto, no te estoy preguntando, yo iré.

-Ni siquiera sabes si te darán de alta, acabas de despertar - dice mirándome mientras sigue dejando caricias a mi mano.

-Entonces vayamos mañana - digo decidida - yo iré te guste o no, estamos hablando de mi amiga la cual está secuestrada. Donde está Kacchan también, yo iré, ya sea hoy o mañana.

El suspira derrotado y aleja su mirada de mi, se queda mirando la pared fijamente, pensando.

-Esta bien, pero no te separarás de mi, ¿entendido? - lo miro con emoción y hago un saludo de militar para aliviar la tensión recién creada.

-Si mi capitán - el me mira con dulzura y nos quedamos un tiempo solamente mirándonos, donde es aquí donde puede actuar libremente, donde no se siente presionado a ser alguien perfecto.

El sueño que tuve me llega a la mente, al igual que las palabras de ese tal Dabi y todo rastro de felicidad abandona mi rostro.

-Shoto, yo...- le tengo que decir, tiene que saber la verdad. El me mira con toda la atención del mundo.

-¿Que pasa? - pregunta preocupado al notar como unas cuantas lágrimas traicioneras bajan por mis pómulos. Tomo una larga respiración tratando de tranquilizarme.

-Soy una asesina - digo al fin y el me mira con los ojos más que abiertos - cuando mi quirk se manifestó mis padres me ayudaban a controlarlo, ya que era muy fuerte como para manejarlo libremente. Un día, unos ladrones entraron a mi casa, donde mi mamá me dijo que me escondiera debajo de mi cama y eso hice. Al cabo de unos minutos baje silenciosamente, encontrándome a los ladrones golpeando brutalmente a mis padres, traté de frenarlos con mi poder, pero se salió de control y terminé quemando mi casa y una cuadra entera. Murieron todos, hasta mis padres - mire hacia otro lado, procurando que no vea mis ojos llorosos.

-Ey, no fue tu culpa - dice mientras pone su mano en mi mejilla y con sus dedos limpia mis lágrimas.

-Luego el gobierno me capturó, llevándome a sus instalaciones y encerrándome con otra niña más, esa era Adela. Todos los días nos conectaban a máquinas, aumentando nuestro poder, todos los días entrenando hasta desmayarnos, días enteros sin comer por no hacer lo que ellos querían. Hasta que finalmente nos usaron para lo que yo más temía, matar. Nos enviaban a las calles a matar a la gente que ellos nos decían, fueran buenas o malas terminaban muertos por nosotras.

~Al matar teníamos que decir estas palabras para poder seguir "Yo soy la proyección de la mentira que vives", y así fue por cinco años. Fuimos las más temidas por los habitantes de mi país, andábamos en boca de todos y el único que salía limpio era el gobierno, que se iban a imaginar que trabajábamos para ellos. Un día nos intentamos escapar con Adela, donde matamos a la mitad de los que trabajaban en esa instalación, pero nos capturaron y nos quitaron casi todo nuestro poder con esas malditas máquinas, dejando solo un 5% de este. Luego hicieron un trato, dejar Chile y venir aquí, proteger a Izuku Midoriya y luego cuando ellos crean que estamos listas, nos devolverán nuestro poder y tendremos que hacer nuestra vida aquí en Japón.

La habitación se queda en silencio, Shoto ni siquiera me mira y eso me rompe aún más, imaginándome las mil formas donde el me aleja de su lado.

-Te utilizaron - dice con la mirada gacha - te utilizaron como ellos quisieron, nada de eso fue tu culpa, fuiste una víctima, pero gracias a eso te hiciste más fuerte - al fin me mira y me toma las manos con determinación - te ayudaré a recuperar tu poder y así hacer nuestra vida aquí - sus palabras hacen que las lagrimas vuelvan y con más intensidad.

-Shoto - lo abrazo con fuerzas y lloro como una niña pequeña en sus brazos

Leyendas en JapónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora